Son dos modelos políticos y económicos opuestos los que se enfrentan en estas elecciones. Que, finalmente, resultó en una contraposición, clásica en Ecuador, entre izquierda y derecha. Los ecuatorianos se enfrentan a una segunda vuelta entre el banquero conservador Guillermo Lasso y el izquierdista Andrés Arauz, delfín político del expresidente Rafael Correa. El ganador sucederá al mandatario Lenín Moreno, un exaliado de Correa que se volvió en su contra mientras estaba en el cargo y que no busca la reelección.
Arauz, de 36 años, candidato de la coalición UNES y delfín del exmandatario socialista Rafael Correa (2007—2017), ganó la primera vuelta con el 32,72% de los votos, seguido de Lasso, de 65 años, (con el 19,74%) según los resultados del Consejo Nacional Electoral. Por su parte, el líder indígena de izquierda Yaku Pérez, candidato de Pachakutik, que quedó tercero con el 19,39% de los sufragios, había denunciado que un fraude de la derecha lo marginó de la competición después de ser desplazado por Lasso del segundo puesto durante el escrutinio preliminar, por lo que planteó infructuosamente un recuento de votos.
Pérez, un abogado ambientalista de 52 años, agotó todas las vías para impugnar, negadas por el CNE, ente que organiza los comicios, y el Tribunal Contencioso Electoral (TCE), encargado de juzgar y hacer cumplir las normas electorales. En respuesta, el indígena pidió a sus simpatizantes no votar a ninguno de los candidatos.
Arauz y Lasso prometen la superación de la grave crisis económica, pero cada uno con una propuesta distinta. La pandemia paralizó el 70% de las empresas en Ecuador en 2020 y llevó la tasa de desempleo formal a casi un 68%. El país ya había atravesado una desaceleración económica iniciada en 2015, movilizada en buena proporción por la caída de los precios del petróleo.
El economista correísta apuesta por las ayudas sociales. Entre sus planes más llamativos está la propuesta de entregar un subsidio de mil dólares —Ecuador, desde el año 2000, renunció a su moneda y adoptó la divisa norteamericana— para el millón de familias más necesitadas, además de brindar beneficios a los jóvenes, como trabajos, becas y acceso gratuito a Internet.
Arauz cuenta con el respaldo de Rafael Correa. El exmandatario sigue siendo muy influyente políticamente. Rechaza una condena de corrupción de los tribunales del actual presidente Moreno, que lo obliga a mantenerse en Bélgica, fuera del alcance de los fiscales ecuatorianos.
El representante del posible regreso del correísmo tiene en su programa más impuestos para los más ricos, desistir de acuerdos con el Fondo Monetario Internacional y buscar mecanismos legales para forzar la repatriación de los depósitos que los ecuatorianos tienen en el exterior.
Las propuestas de Arauz son nominalmente antagónicas de las de su rival, el exbanquero Guillermo Lasso.
El candidato de centro derecha apunta principalmente a la generación de empleo. En sus actos de campaña, también ha asegurado que propiciará la inversión en infraestructura, caminos vecinales, “crédito a los pequeños agricultores, pequeños ganaderos y a los artesanos”, al 1% de interés y a 30 años plazo.
Lasso ha perdido las dos últimas contiendas presidenciales. Favorece las políticas de libre mercado y el acercamiento de Ecuador a organismos internacionales. Modificó su mensaje conceptual anterior desde que avanzó a la segunda vuelta, ofreciendo propuestas específicas como aumentar el salario mínimo a 500 dólares, encontrar formas de incluir a más jóvenes y mujeres en el mercado laboral y eliminar las tarifas para los equipos agrícolas.
La disputa por los votos de la comunidad indígena se ha vuelto clave. En la primera vuelta, el 19% de los votos había sido para Pachakutik. Estos números son cruciales para definir el ganador del domingo, cuando la última encuesta de la investigadora Market vaticina que habrá un empate técnico.
Con información de agencias
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