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El embajador que no se aburría en Caracas

Ni un año duró la misión del embajador Jesús Silva en Caracas. Llegó a Venezuela el 29 de marzo de 2017, (justo en la víspera del inicio de la ola de protestas contra el gobierno de Nicolás Maduro que se extendió durante cuatro meses y produjo más de 112 víctimas mortales) y debe marcharse este fin de semana, después de ser declarado persona non grata por las autoridades venezolanas.

La expulsión del diplomático ocurre dos días después del anuncio de las sanciones impuestas por la Unión Europea a cuatro funcionarios del Gobierno, a la presidenta del Consejo Nacional Electoral, Tibisay Lucena; al fiscal designado por la Asamblea Constituyente, Tarek William Saab; y al segundo hombre fuerte del chavismo, Diosdado Cabello.

Silva Fernández, de 54 años, sustituyó a Antonio Pérez-Hernández. Su elección, según declaraciones del ministro Alfonso Dastis, obedeció a la delicada situación de Venezuela. El diplomático tenía ya experiencia en Latinoamérica y el Caribe angloparlante (fue jefe de la misión diplomática española en Panamá, entre 2012 y 2014, embajador en Jamaica y representante ante el Caricom). En Venezuela hay una colonia de unos 200.000 españoles, así como empresas de alto impacto, entre ellas, BBVA y Telefónica.

Al presentar sus credenciales al presidente Nicolás Maduro, Silva Fernández declaró: “Le confirmé que España ha trabajado y va a seguir trabajando en todo lo que significa la reconciliación entre los venezolanos y la prosperidad del país”. También comentó que el mandatario venezolano le transmitió saludos al rey Felipe y al presidente del Gobierno español Mariano Rajoy.

Su antecesor fue llamado a consultas en dos ocasiones en medio de episodios de tensión en la relación entre ambos países.

Al diplomático le informaron extraoficialmente el pasado miércoles que sería declaradopersona non grata. El jueves, el anuncio se hizo oficial. Tiene 72 horas para salir del país, lapso que empezó a correr desde que recibió la notificación. “Gajes del oficio”, respondió, en confianza, a algunos que le preguntaron.

Silva Fernández destacaba en el cuerpo diplomático acreditado en Caracas por ser muy activo, abierto a la prensa y por evitar hacer comentarios off the record sobre el Gobierno venezolano o sus miembros. “No es un país para aburrirse”, nos diría en un encuentro con periodistas en diciembre pasado.

Una de las actividades públicas que más repercusión tuvo en los medios fue la organización de un foro con Adolfo Suárez Illana para que relatara la experiencia de su padre en la Transición española. La actividad, que fue totalmente exitosa y ampliamente difundida, trajo algo de cola por donde menos se pensaba. En el marco de esta visita, se realizó una reunión privada con dirigentes de oposición venezolanos y Suárez Illana. La foto de este encuentro fue filtrada en las redes sociales. Era la primera vez, en tiempo, que emblemáticos dirigentes de la dividida oposición venezolana se veían las caras.

Pero Silva Fernández no se daba por aludido ante estas situaciones. Así pudo lidiar con uno de los picos de los continuos desencuentros entre España y Venezuela, como fue la declaración de independencia de Catalunya.

El presidente venezolano aupó el referendo independentista. “Resiste Cataluña, América Latina te admira”, dijo en una alocución y esto desató alguna polémica, pero todo volvió a la normalidad.

Insultos y tensiones

Desde Caracas, los ataques verbales de Maduro hacia Rajoy son vistos como habituales. En mayo de 2017 le acusó de cobarde (tras el cerco de la embajada venezolana en Madrid por un grupo de manifestantes), le tachó de dictador por la represión en Catalunya, corrupto a raíz de diferentes escándalos de corrupción y lo ha acusado de injerencista.

Sin embargo, el tono de los insultos subió unos decibelios este 24 de enero, después de que Rajoy considerara que las sanciones de la UE contra cargos venezolanos son bien merecidas. En respuesta, Maduro, en una intervención pública en su campaña para la reelección, cargó contra el español con algunas expresiones que no había empleado antes. “Mariano Rajoy, ponte a cuatro 'paticas', compadre, que el pueblo lo que te va a dar es 'pela”. Este comentario tiene en el habla coloquial de los venezolanos una carga sexual.

Por su parte, Rajoy, si bien no insulta al venezolano, recibe a líderes emblemáticos de la oposición, entre ellos al prófugo Antonio Ledezma, alcalde metropolitano de Caracas, quien sin juicio, estaba encarcelado en su casa. Ledezma, que huyó en noviembre de Venezuela y viajó a Madrid es considerado por el Gobierno de España “uno de los principales referentes de la lucha del hermano pueblo venezolano por recuperar su libertad y la normalidad democrática”.

Pese a que las relaciones entre España y Venezuela no han sido un camino de rosas, es la primera vez que la tensión escala a este nivel. El embajador venezolano en Madrid, Mario Isea, también ha sido expulsado.

Isea fue llamado a consultas a Caracas el pasado martes, una vez conocidas las sanciones de la UE. El ministro Dastis dijo desde Davos que era una reacción desproporcionada. Horas después, ante la decisión del gobierno de Maduro contra Silva Fernández, España actuó contra Isea.

La pregunta que todos se hacen es ¿qué llevó a Maduro a reaccionar así ante España?

Para Mariano de Alba, experto en relaciones internacionales, es una forma del Gobierno venezolano de radicalizarse y tratar de evitar nuevas medidas o sanciones porque muchos países no quieren ser expulsados de Venezuela. “Con la reducción de diplomáticos en Venezuela se limitan las posibilidades de una salida política a la crisis”, comenta.

El español no es el primer diplomático que ha abandonado recientemente Venezuela. En diciembre de 2017 ya lo hicieron el encargado de negocios de Canadá y el embajador de Brasil, ambos declarados personas non gratas por el Gobierno venezolano. Tampoco es la primera representación que se queda sin embajador. Desde 2010, la sede diplomática de Estados Unidos está encabezada por un encargado de negocios.

Canadá, al igual que Estados Unidos, México y, ahora, la Unión Europea han aplicado sanciones a distintos funcionarios venezolanos señalándolos por violación de Derechos Humanos. Sin embargo, pese a los encontronazos en la diplomacia, Venezuela solo ha roto relaciones con Israel. Y esto ocurrió en 2009 por la acción de este país en Gaza.

“España -explica Mariano de Alba- ha sido el país que ha liderado el esfuerzo para que las sanciones sean una realidad. La embajada de España en Caracas es un enlace crucial para la oposición con toda Europa”.

Fuentes de la Embajada indican que el embajador posiblemente haga uso de todo el lapso que le ofrece el Gobierno para salir del país. En su periodo en funciones, Silva Fernández no tuvo mucho tiempo para recorrer el país. Según relata una fuente directa, una vez el canciller venezolano, Jorge Arreaza, le preguntó por qué hablaba con tantos opositores. El embajador respondió: como hacen ustedes con los líderes de Catalunya.