La primera vez que Evo Morales vino a Argentina tenía menos de cinco años. Lo hizo acompañando a su padre, que como miles de bolivianos se trasladaba a trabajar en la cosecha de cañas de azúcar en las provincias del norte. Aún recuerda que caminó un día y medio desde su casa hasta la estación de tren en Oruro (Bolivia), luego pasó tres días a cada lado de la frontera y finalmente tomó un bus hasta el campamento donde viviría. Él solo hablaba entonces en su lengua indígena aymara. “Recuerdo que la profesora me decía 'Evito, Evito', mientras me acariciaba la cabeza, pero no entendía nada”, cuenta Morales a eldiario.es en una sala de la sede del sindicato docente de Buenos Aires, donde ha instalado su refugio político en el exilio.
El recorrido que de niño tomó a 'Evito' una semana, hoy se puede hacer en menos de un día en auto aprovechando parte de los 7.000 kilómetros de ruta que se construyeron durante los 13 años de gestión de Morales. En ese período, entre 2006 y 2019, la pobreza se redujo de 38,2% a 17,1%, según cifras oficiales. Y el PIB del país pasó de 9.000 a 40 mil millones de dólares.
De pequeño no hubiera podido imaginar ese futuro político en la casa de gobierno. De adulto tampoco pudo prever que a pesar de los logros de gestión y su reconocimiento internacional fuera a ser desplazado por un golpe de Estado. Mucho menos que volvería a la Argentina como refugiado.
Desde Bolivia le llegan noticias de que él y varios de los colegas que lo acompañan en este viaje forzado forman parte de los 592 funcionarios que serán investigados por el gobierno de Jeanine Áñez, presidenta tras un golpe de Estado que en teoría debe convocar elecciones inmediatamente. “Como es un gobierno que no gestiona, solo puede hacer acusaciones. Son expertos en montar problemas, como los que han montado con España”, dice durante la entrevista sobre el reciente conflicto diplomático. “Pero con esos problemas nos ayudan a nosotros. Ahora en Europa se dan cuenta de la clase de dictadura que tenemos en Bolivia”.
¿Cómo vive este refugio en Buenos Aires tras su primer paso por México?
En México estaba bien, pero lejos de Bolivia. Ahora estoy mejor porque estoy más cerca. No tengo mucho más que comentar porque es parte de las normas de un refugiado. Pero la relación con el hermano Alberto Fernández [nuevo presidente argentino] es excelente. En cuanto fue elegido y antes incluso de su investidura dedicó un día entero a ver cómo me salvaban la vida junto a Nicolás Maduro, al presidente de México y el de Paraguay. Ellos y sus cancilleres se pasaron todo el 11 de noviembre viendo cómo me sacaban de Bolivia hacia México. Nosotros ahora le comunicamos al gobierno todas las actividades que hacemos y ellos nos autorizan. Pero hasta ahora no me han rechazado absolutamente nada.
¿Cómo evalúa la respuesta de Europa y España ante el golpe de Estado en Bolivia?
Ha habido mensajes de solidaridad de algunos países de Europa, pero aunque la UE se da a conocer como la madre de las democracias, de manera institucional han sido cómplices de esta dictadura. Deben reconocer que están detrás de Trump en esto. Yo creo que todas las regiones o continentes tenemos derecho a liberarnos.
¿Qué le parece la crisis diplomática entre España y el actual gobierno de Bolivia, que llegó a expulsar a diplomáticos españoles?
Como es una dictadura y no tienen experiencia, lo que hacen es seguir todo lo que dice Estados Unidos. Ellos dicen que son un gobierno de transición, aunque un gobierno de transición no cambia políticas ni programas. Pero como se supone que es un gobierno que no gestiona, solo puede hacer acusaciones. Solo son expertos en montar problemas, como la crisis diplomática que han montado con España. No entienden que las embajadas se visitan y que hay seguridad que las acompaña. ¿O creen que los españoles iban a ir de día a sacar a alguien de la embajada de México? ¿Quién se lo va a creer? Expulsan diplomáticos y con eso nos ayudan a nosotros, en realidad. Ahora en Europa se dan cuenta de la clase de dictadura que tenemos. Están destrozando sus relaciones diplomáticas.
¿Cómo valora la llegada del nuevo gobierno progresista de coalición en España?
Cada país tiene su particularidad. Lo más importante es que haya estabilidad política y con gobierno. Escuché que hubo una elección en España sin ganador, otra elección y después otra elección. Escuché también a movimientos sociales y políticos planteando un Estado plurinacional en España, como el que tenemos en Bolivia. Eso es histórico. Antes importábamos programas políticos de Europa y ahora se exportan. Un candidato a presidente de Inglaterra también planteó nacionalizar la energía y el ferrocarril. Y nosotros lo hicimos. Hasta eso cambiamos.
Esta semana también se ha sabido que la fiscalía boliviana quiere que se cite a declarar al expresidente Rodriguez Zapatero y a integrantes de Podemos.
Como no tienen nada que vender, ni tienen ninguna obra que mostrar... La mejor gestión de la dictadura es acusar a cualquiera, sea nacional o internacional.
España tiene ahora una relación más fluida con usted, que ha nacionalizado tantas empresas con capital español, que con la dictadura que presuntamente viene a reabrir las privatizaciones.
He tenido más reuniones con Repsol que con Pablo Iglesias de Podemos. Las nacionalizaciones tensan la relación política y lo entiendo perfectamente. En la campaña de 2005 dije que las empresas extranjeras no pueden ser dueños y patrones. Si quieren ser socios, bienvenidos. Y la mayoría prestan servicio, ni siquiera son socios. Porque con costos recuperables se devuelve toda la inversión cuando encuentran gas o petróleo. Antonio Brufau [presidente de Repsol] me planteó que quería hacer un acuerdo para 50 años. Y me pareció bien. Estuvimos en esas tratativas. Yo quisiera tener un satélite de prospección para saber qué tengo ahí adentro, porque todos saben lo que tenemos pero no nos informan. ¿Una trasnacional como Repsol diciéndonos que quiere un acuerdo a 50 años? Nunca van a invertir para perder. Hay que hacer buenos negocios para los países, pero las empresas tienen derecho a tener rentabilidad. Las inversiones privadas, sean nacionales o extranjeras, tienen que tener eso garantizado.
¿Qué recuerda de los días que pasó de acariciar un nuevo mandato a dormir en el suelo protegido por cocaleros en El Chapare?
Hemos derrotado varios golpes de Estado. El primer golpe lo derrotamos con UNASUR. Hubo una reunión de emergencia en La Moneda [sede del presidente de la República], en Santiago de Chile, y lo logramos. Hubo otro con la marcha de TIPNIS, también lo derrotamos. Superamos dos paros de la policía boliviana. Entonces cuando ya venía este golpe también pensamos que lo íbamos a derrotar. Que a lo sumo íbamos a tener que soportar dos o tres semanas de golpismo, no más, pero hubo un contragolpe como en el fútbol y se sumó la policía.
Pero ya habían tenido paros de la policía y otros golpes. ¿Por qué este prosperó?
Primero creo que fue porque nos confiamos. No teníamos un plan B. Y lo peor fue la combinación de la Organización de Estados Americanos (OEA), la policía y las Fuerzas Armadas. Nunca habíamos tenido una confabulación así.
¿Y le sorprendió el rol que jugó la Central Obrera Boliviana (COB)?
[Suspira] Primero impulsaron mi candidatura y después me pidieron la renuncia. Creo que es un debate interno entre el movimiento indígena y la clase trabajadora obrera. El 10 de noviembre me llamó la Confederación de Empresarios Privados (CEPB) para darme todo su apoyo. Mientras tanto la COB pedía mi renuncia junto a las Fuerzas Armadas. Eso fue fatal, por supuesto. El frente campesino hizo bloqueo nacional de caminos; desde El Alto [ciudad cercana a La Paz de gran resistencia al golpe] salían marchas permanentes de las juventudes; si la COB declaraba huelga general indefinida se hubiera derrotado al golpismo y por tanto al fascismo y racismo.
¿Qué le pareció la respuesta de la población boliviana?
Fuerte. Fueron como dos semanas de lucha permanente. La juventud de toda Bolivia salió, el frente campesino indígena originario. Y por eso tantos muertos. ¿Quiénes son? En El Alto eran aymaras; en Sacaba, quechuas. Ellos combaten permanentemente por la democracia y por la vida.
Un asunto de crítica recurrente es la dificultad de los líderes populares latinoamericanos para efectuar su sucesión.
Es un debate pendiente para la clase política de izquierda. Pero en toda la historia del mundo es así y no es sencillo tener líderes que puedan comandar. Analistas e historiadores dicen que en estos tiempos Evo fue el pueblo. Yo no llegué a la presidencia por plata, sino por la patria. Se sabe que no tengo formación académica. He llegado aquí por la verdad y la honestidad. Y por eso me he podido mantener tantos años. Bolivia hasta 2005 tuvo un presidente cada dos años. Entre 2001 y 2005 tuvimos uno por año. Y de 2006 en adelante estuve yo. Batimos todos los récords: económicos, de obras, de democracia. Y me pregunto, ¿qué está pasando? La gente dice que soy el mejor presidente de la historia de Bolivia. Yo me siento el presidente de la mejor Bolivia de la historia. Pero viene un grupo de los que se sintieron afectados por sus intereses y hace un golpe con violencia que expresa el neo-racismo y neo-fascismo. Ahora nos toca recuperar y revertir el golpe con elecciones.
Usted ha dicho que no se presentará a las elecciones en estas circunstancias. ¿Qué características debe tener la persona para sucederle?
Vamos a debatirlo. Vamos a escuchar a los departamentos correspondientes y vamos a ver las encuestas. Andrónico Rodríguez [líder cocalero], pobre, ya ha sido presentado como 'Evito' en México, en Cuba, en Argentina. No es 'Evito' por si acaso, sino porque está claro cuál es su sector social. Pero también está el canciller David Choquehuanca y Diego Pary. Y está teniendo expectativa el ministro de Economía Luis Arce. Vamos a ver.
Hay dirigentes de su partido, el MAS, que no están participando de las discusiones en Buenos Aires para elegir su sucesor. El caso más conocido es el de la senadora Eva Copa, actual presidenta de la Cámara de Senadores de Bolivia.
[Hace una pausa] Siempre hay diferencias. Respeto. Si estuviera en Bolivia estarían firmes. No tengo esa posibilidad pero con los compañeros que vienen acá evaluamos y definimos juntos. Te aseguro que cuando haya posibilidad de reunirnos vamos a alinearnos.
Hace un tiempo dijo que si ganaba la última elección, al dejar el gobierno en 2025 iba a renunciar a la política y ponerse un restaurante. ¿Qué piensa hoy?
Eso ha cambiado. En mi última gestión ganamos en primera vuelta. Iba a recibir el bicentenario e irme a mi Chaco. Pero como han provocado, ahora seguiré haciendo política al servicio y, sobre todo, para los más humildes.
La travesía para salir de Bolivia
“Yo no quería salir de la Casa Grande del Pueblo, sede del Poder Ejecutivo en La Paz. Unos ministros casi llorosos me sacaron de ahí el 10 de noviembre. Me dijeron que salvar el proceso, nuestra revolución democrática-cultural, era salvarme la vida. Yo aún no lo creía, pero me obligaron a abandonar El Alto”, cuenta Evo Morales al recordar los últimos días de su gobierno.
De ahí se fue para Cochabamba, pero al llegar la cosa empeoró. “Llego al aeropuerto de Chimoré y un oficial me lleva a un lado y me muestra su celular con mensajes y llamadas. Leí el mensaje que decía: 'Entreguen al Evo. Nosotros nos hacemos cargo de la parte operativa'. Y me dijo que por teléfono le habían ofrecido 50 palos grandes. Le pregunté que era eso y me dijo que eran 50 mil dólares por entregarme. Volví a la Paz y el domingo todo se agudizó. Por eso hice una conferencia de prensa. Para evitar sangre dije que renunciaba a pesar de haber ganado las elecciones. Que haya nuevas elecciones con nuevos actores. Incluso nuevos miembros del Tribunal Supremo electoral”.
Pero hasta ahí pensaba quedarse en Bolivia.
Por supuesto, renunciaba solo para evitar conflictos. Mi idea era pacificar. Pero la derecha golpista rechazó todo. Para el 11 ya toda nuestra gente se movilizaba en Bolivia rumbo a La Paz para recuperar el Palacio Quemado --casa de gobierno-- y yo tenía mucho miedo a los enfrentamientos. Llegando al Trópico incluso había pensado en irme monte adentro y gobernar desde ahí. Pero con la policía amotinada en contra del gobierno hubieran masacrado a la gente que se movilizaba en torno a la casa de gobierno y yo hubiera sido el responsable. Para mi el derecho a la vida está por arriba de cualquier derecho. Así que pensé: si me meto selva adentro sin renunciar, al otro día masacre y Evo iba a ser el genocida, el masacrador. Por culpa de Evo. Me dolió mucho pero renuncié y convoqué para cuidar la vida y pacificar Bolivia. Renuncié a la presidencia, al triunfo electoral y a mi candidatura. Además sugerí nuevo órgano electoral y nuevos actores. Pero nada. Hoy tenemos 38 muertos a bala.
Y el viaje a México tuvo sus vericuetos ¿Cómo lo vivió?
Primero ofreció asilo Paraguay. Luego México ofreció también la logística. Pero los militares bolivianos no querían dejar entrar el avión mexicano. Ese día nuestro embajador ante la OEA nos comunica que un avión de EEUU también se había ofrecido para recogernos y llevarnos donde nosotros decidamos. Pero eso era una propuesta del Departamento de Estado de EEUU y yo pensaba que nos llevarían directamente a Guantánamo. De hecho luego supe que EEUU estaba investigando como se llamaban los pilotos del avión mexicano. Así que estoy casi convencido de que ese día estuvimos bajo control de EEUU todo el día. Aún más, cuando el avión que venía de México para recogerme paró en Lima a cargar combustible no lo dejaron pagar con tarjeta. Así que el embajador en Perú tuvo que juntar plata en una mochila para pagar. Luego, cuando el avión estaba en camino le dijeron que no le daban permiso para aterrizar en Chimoré, el aeropuerto donde estaba. Pero allí teníamos unos 10 mil campesinos que se habían concentrado para garantizar nuestra partida. Entonces Alvaro García Linera, vicepresidente de Morales durante todos sus mandatos, llamó al comandante de la fuerza aérea y le dijo: 'comandante no hay problema si no nos deja salir. Pero Chimoré va a arder. Hay más de 10 mil compañeros acá dispuestos a todo. Tu responsabilidad es esa'. Y entonces el comandante da la orden para hacer el vuelo. Pero ya no podíamos sobrevolar Perú ni Ecuador. No puedo entender todavía como podían estar tan sometidos a EEUU. Entonces fuimos a Paraguay, cargamos combustible y Brasil nos dio sobrevuelo. Una semana después, desde México, me cuentan que las altas autoridades no sabían que éramos nosotros los que pasábamos por ahí. Con un territorio tan vasto y tantos aviones sobrevolando, si lo hubieran sabido probablemente no nos hubieran dejado y no se qué hubiera sido de nosotros.