El exgobernador de Tucumán y exsenador de Argentina José Jorge Alperovich ha sido condenado por abusos sexuales a su sobrina a 16 años de prisión, tras cuatro meses de juicio oral por la denuncia de nueve hechos de la víctima y exasesora, que ocurrieron en 2017 y 2018. La condena pone fin a su larga trayectoria política, que coronó con 12 años como jefe provincial, un periodo en el que ostentó el poder: no se hacía nada sin que él lo supiera o decidiera.
“La condena es un hito y es un mensaje la política, para los que se creen todopoderosos. Cuando los jueces tienen voluntad, nadie está exento de tener que rendir cuentas, de ser enjuiciado y hasta condenado. Quedó demostrado que nadie puede hacer lo que quiera con nosotras”, explica la abogada tucumana SOledad Deza, defensora en la causa y presidenta de la Fundación Mujeres x Mujeres.
Alperovich, una de las figuras fuertes del peronismo, salió esposado de los tribunales porteños, donde escuchó la sentencia con la cabeza gacha, la mirada clavada en el suelo y sin poder dominar un temblor en los labios. Alperovich estuvo acompañado por sus hijos pero no por su mujer, la ex senadora Beatriz Liliana Rojkés y quien fue elegida por Cristina Fernández de Kirchner para ocupar la presidencia provisional del Senado. Ella, como la víctima, escucharon la lectura del fallo por videoconferencia. También fue condenado a inhabilitación especial perpetua para ejercer cargos públicos a nivel nacional, provincial y municipal.
Alperovich llegó a juicio acusado por tres casos de abuso sexual –dos de ellos en grado de tentativa– y seis casos de violencia sexual agravada por acceso carnal. El juez los dio por probados, pero además, aseguró que para lograr su objetivo, Alperovich utilizó “intimidación, abuso de una relación de dependencia, de poder y de autoridad”. En su alegato final, la querella, había señalado que “el imputado se valió de su enorme poder que detentaba a nivel laboral, familiar y político en toda la provincia. Él había sido elegido tres veces gobernador y era, para la época de los hechos, senador nacional y asesor ad honorem para la provincia”. “Fue un mensaje muy importante en contra de la impunidad”, aseguró la portavoz de la denunciante, Milagro Mariona, tras conocerse el fallo.
Años en el poder
Llegó a la Legislatura tucumana en los años 2000, tiempo en el que Julio Miranda, gobernador de la provincia argentina, lo sumó a su gabinete como ministro de Economía. Al año siguiente, encabezó la lista de candidatos al Senado de la Nación y salió electo. En poco tiempo, Alperovich mostró que iba por más. En 2006 reformó la Constitución Provincial y la hizo un traje a medida. El kirchnerismo lo aupó y se convirtió en uno de sus mejores alumnos. En 2007 fue electo con el 76% de los votos, un todopoderoso, que tenía habilitada una reelección más, pues recién desde ese año se contaban sus mandatos. Y así fue. Cuatro años más tarde, los tucumanos volvieron a elegirlo para presidir la Casa de Gobierno. En 2015, su vicepresidente lo sucedió y Alperovich pasó a ocupar una banca en el Senado.
Para la abogada Soledad Deza la decisión del juez Juan María Ramos Padilla es un hito. “No hay duda, es un gobernador de una provincia el que estuvo en el banquillo, el que tuvo que dar explicaciones, frente a una denunciante que estuvo en una situación de desigualdad extrema y frente a un denunciado que encarnaba poder político y económico”.
Sobre la estrategia de la defensa de Alperovich de culpar a una operación política en su contra el origen de la denuncia, Deza no dudó en calificarla del “ABC de alguien que busca desresponsabilizarse”. “Detrás de su accionar está el estudio Cúneo Libarona, cada movimiento no es casual, forma parte de una maniobra para que la discusión, al menos, la pública, se lleve a otro escenario, no el del abuso. Tratar de poner en duda el relato de la víctima muestra su incapacidad para hacerse cargo de sus propios actos. Fue un intento de convertirse a sí mismo como una víctima”, señaló.
La letrada destacó la tarea de los jueces, de los fiscales y del equipo de la Unidad Fiscal Especializada en Violencia contra las Mujeres, del Ministerio Público Fiscal de la Nación. “También hubo una articulación muy importante del movimiento feminista en el acompañamiento a la víctima y eso fue fundamental. Esto demuestra, una vez más, que las luchas sirven”, expresó.
Para cerrar, hizo hincapié en que también es un mensaje que debe ser tenido en cuenta por el Gobierno nacional, que puso en marcha una política de desarticulación de las políticas de género. “Haga lo que haga y pese a que el Gobierno naturaliza las violencias de género y desmantele todas las políticas, la Nación está obligada a cumplir con pactos internacionales”.