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El fantasma de los ex: Boris Johnson y Liz Truss hacen piña contra Rishi Sunak

María Ramírez

Oxford (Reino Unido) —
22 de marzo de 2023 23:05 h

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El nuevo acuerdo para Irlanda del Norte que ha pactado el Gobierno de Rishi Sunak con la UE es “inaceptable”, “no resuelve los temas pendientes” y “viola” la soberanía del Reino Unido. Su política económica, que incluye la subida del impuesto de sociedades, es “contraproducente” y traiciona sus propios valores. Estas palabras no son de políticos de la oposición, sino de los ex primeros ministros británicos del partido gobernante, Boris Johnson y Liz Truss, que siguen siendo diputados.

Ambos fueron forzados a dimitir por su propio partido. En el caso de Johnson fue por la falta de reprobación a un alto cargo acusado de acoso sexual que se añadió a meses de revelaciones y un crítico informe sobre las fiestas y otros eventos en Downing Street que se saltaron las reglas del confinamiento durante la pandemia. Truss apenas duró unas semanas en el cargo después de insistir en que bajaría los impuestos y la reacción de pánico de los mercados obligó al Banco de Inglaterra a intervenir para salvar los fondos de pensiones

Johnson y Truss batieron récords de impopularidad y han contribuido a que el Partido Laborista tenga una ventaja en las encuestas sobre las elecciones generales que ronda los 20 puntos desde hace meses. Pero eso no les ha desanimado a capitanear grupos de descontentos tories contra Sunak. Algunos se quejan de que el partido lo pagará pronto.

“Los líderes que niegan cualquier culpabilidad en su propia caída tienen un efecto corrosivo en su partido y en todo el electorado”, escribió William Hague, ex líder de los conservadores, en un artículo en el Times titulado “Boris Johnson y Liz Truss tienen que admitir su fracaso”.

Voto contra el marco de Windsor

Este miércoles, Sunak se encontró enfrente a sus dos ex, que se unieron a los tories más a la derecha y al partido ultra unionista de Irlanda del Norte (el DUP) para votar en contra del “marco de Windsor” que intenta suavizar los efectos del Brexit.

La Cámara de los Comunes aprobó por mayoría holgada (515 contra 29) el primer texto legislativo del nuevo acuerdo, que supone que Irlanda del Norte acepte la jurisprudencia de la UE para seguir estando en el mercado único y así evitar la frontera dura en la isla de Irlanda, pero a vez tener un “freno” a futuras legislaciones comunitarias que pueda invocar el Parlamento de Irlanda del Norte. El número de tories rebeldes que votaron en contra fue menor del esperado (22 diputados en un grupo de 355, aunque otros 48 conservadores se abstuvieron o ausentaron). Johnson y Truss estaban entre esos 22 partidarios del Brexit más duro aunque ponga en peligro el acuerdo de paz de Viernes Santo de 1998 en Irlanda del Norte.  

Steve Baker, secretario de Estado para Irlanda del Norte del Gobierno de Sunak, dijo este miércoles que Johnson “se arriesga a parecer un Nigel Farage del ‘todo a 100’”, en referencia al antiguo líder del partido del Brexit.

'Partygate'

Sunak, que fue ministro de Economía con Johnson y precipitó su caída al dimitir como protesta, prometió que traería “integridad y rendición de cuentas” al cargo. Su intención era pasar página al escándalo de las fiestas en pandemia, pero Johnson sigue acaparando portadas, sobre todo ahora que está en plena lucha pública para rehabilitar su imagen y evitar una sanción de la Cámara de los Comunes que le puede costar el escaño. 

Este miércoles testificó ante la comisión que investiga si mintió a sabiendas al Parlamento al decir que pensaba que las celebraciones y otros eventos en Downing Street cumplían con las reglas sanitarias de distancia social que estableció su propio Gobierno. Johnson asegura que sus asesores le habían informado de que todas las reuniones en las que no estaba habían cumplido con las reglas, acogiéndose en algunos casos a las excepciones para los encuentros en el trabajo, y que él personalmente no tuvo en ningún momento la sensación de estar violando las normas (en contra de lo que la policía y una investigación oficial establecieron después).

En la celebración improvisada de su cumpleaños el 19 de junio de 2021, por ejemplo, Johnson dijo que aquello no parecía un cumpleaños porque “no hubo tarta” y “nadie cantó el happy birthday”. En la sesión de tres horas y media ante los Comunes, aprovechó para decir que si se hubiera saltado las reglas, también habría sido “obvio” para otros, “incluyendo el actual primer ministro”, que estaba en el cumpleaños y fue multado por ello. Johnson subrayó varias veces la presencia de Sunak.

El informe oficial con los detalles de las celebraciones ya se publicó el año pasado y la policía impuso sus multas, pero lo que se decide ahora es sólo si Johnson mintió de manera deliberada o negligente ante el Parlamento, una ofensa seria en Reino Unido. Si Johnson es sancionado con 10 días o más de suspensión, esto puede obligar a elecciones para su escaño.

Se espera que la comisión parlamentaria publique su informe en las próximas semanas. La defensa de Johnson en este proceso ya ha costado al contribuyente más de 220.000 libras (unos 250.000 euros) para pagar al abogado que lo acompaña.

El regreso de Truss

Truss ha sido más discreta que Johnson. Tras sólo 49 días en el puesto de primera ministra, estuvo ausente unas semanas del Parlamento, viajó por Estados Unidos y evitó dar entrevistas. Pero en febrero escribió un artículo de 4.000 palabras en el diario conservador Sunday Telegraph defendiendo su fallido plan de bajada de impuestos y dio una entrevista al semanario The Spectator. Desde entonces, ha movilizado a tories críticos con Sunak y su presupuesto. 

Su voto en el caso de Irlanda del Norte es especialmente sorprendente ya que Truss estaba en contra del Brexit en el referéndum y no era hasta ahora partidaria de una ruptura total con la UE. 

La pelea que Truss tiene con Sunak, su antiguo rival en la carrera por el liderazgo del partido, es diferente de la de Johnson, que coquetea con volver a presentarse si las elecciones locales de mayo confirman la debacle de los conservadores.

“Aunque ambos primeros ministros persiguen a Sunak, lo hacen de diferentes maneras. Johnson es un príncipe en el exilio. No es un secreto que cree que su tiempo en Downing Street fue interrumpido de manera cruel”, escribió en febrero Katy Balls, la editora política de The Spectator. “Truss, entretanto, no parece que quiera volver a Downing Street (y en cualquier caso lo ha descartado). Pero supone un problema para Sunak porque sus ideas –impuestos bajos, crecimiento económico– todavía tienen acogida en una parte significativa del partido”. 

El artículo acompañaba a una portada titulada “The Haunting, algo así como “la aparición”, que habitualmente se aplica a los fantasmas. En este caso, los espectros de las “Navidades pasadas” de Charles Dickens eran los “los primeros ministros pasados”.