“El expresidente está en el área de la extrema derecha, es ciertamente un autoritario, admira a dictadores, lo ha dicho. Así que sin duda entra en la definición general de fascista”. Estas palabras no son de Kamala Harris ni Bernie Sanders ni de Alexadria Ocasio Cortez. Han sido pronunciadas por el ex jefe de Gabinete de Donald Trump entre 2017 y 2019, John F. Kelly.
Así lo expresó en The New York Times el que fue uno de los que más tiempo pasó a puerta cerrada en la Casa Blanca con Trump, el exgeneral de la Infantería de Marina que fue su jefe de gabinete durante más tiempo: “Si nos fijamos en la definición de fascismo, es una ideología y movimiento político ultranacionalista, autoritario y de extrema derecha caracterizado por un líder dictatorial, una autocracia centralizada, militarismo, supresión forzosa de la oposición y creencia en una jerarquía social natural. Así que sin duda, en mi experiencia, ese es el tipo de cosas que él piensa que funcionaría mejor para gobernar EEUU”.
“Sin duda prefiere el enfoque dictatorial del gobierno, nunca aceptó el hecho de que no era el hombre más poderoso del mundo. Y por poder me refiero a la capacidad de hacer lo que quisiera en cualquier momento que quisiera”, añadió
El caso de Kelly seguramente sea el más llamativo de los excolaboradores de Trump que están alertando sobre los peligros que supondría para el país la reelección del magnate.
La vicepresidenta y candidata demócrata, Kamala Harris, ha aprovechado estos comentarios de ex colaboradores de Trump para señalar que “lo han llamado no apto y peligroso, ”han dicho, en concreto, que tiene desprecio por la Constitución de Estados Unidos. Han dicho que nunca más debería ejercer como presidente de Estados Unidos. Sabemos por qué Mike Pence no se presentó nuevamente con él (como vicepresidente)“. Harris, en Telemundo, durante su única entrevista a un medio en español, calificó a Trump de ”fascista hasta la médula“.
Pero, ¿qué están diciendo de él otros ex colaboradores de Trump?
Los periodistas Peter Baker y Susan Glasser afirman en su libro The Divider: Trump en la Casa Blanca, 2017-2021 que Trump había preguntado a Kelly: “¿Por qué no puedes ser como los generales alemanes?”. A lo que Kelly respondió que los generales alemanes “intentaron matar a Hitler tres veces y casi lo consiguen”. Trump habría replicado: “No, no, no, fueron totalmente leales a él”.
En una declaración, el asesor de campaña de Trump Alex Pfeiffer ha replicado: “Esto es absolutamente falso. El presidente Trump nunca ha dicho esto”.
Sin embargo, más de una docena de ex altos cargos de la administración Trump han salido en apoyo del exjefe de gabinete John F. Kelly, tras afirmar que el expresidente se ajusta a la definición de fascista. En una nueva carta, adelantada por Politico, los ex colaboradores del ex presidente afirmaron: “Así es Donald Trump”.
“Las revelaciones del general Kelly son perturbadoras y chocantes. Pero como conocemos a Trump y hemos trabajado para él y junto a él, lamentablemente no nos ha sorprendido lo que el general Kelly ha dicho”, señala la carta. “Aplaudimos al general Kelly por resaltar con crudos detalles el peligro de un segundo mandato de Trump. Al igual que el general Kelly, no tomamos la decisión de hablar a la ligera. Todos somos republicanos de toda la vida que servimos a nuestro país. Sin embargo, hay momentos en la historia en los que se hace necesario anteponer el país al partido. Este es uno de esos momentos”, afirma la carta: “Todo el mundo debería prestar atención a las advertencias del general Kelly”.
La carta está firmada por ex altos cargos de la administración Trump, entre ellos Kevin Carroll, exconsejero principal de Kelly; la ex subsecretaria de prensa, Sarah Matthews; la ex subsecretaria de Seguridad Nacional, Elizabeth Neumann; el ex director de comunicaciones de la Casa Blanca, Anthony Scaramucci; el exjefe de personal del Departamento de Seguridad Nacional, Miles Taylor; la ex secretaria de prensa de la Casa Blanca, Stephanie Grisham; la ex secretaria de prensa del vicepresidente, Alyssa Farah Griffin; y la ex asesora de seguridad nacional del vicepresidente Pence, Olivia Troye.
La publicación de la carta también se produce en un momento en que varios republicanos más están alejándose de su partido y apoyando públicamente a Harris, entre ellos el ex congresista de Michigan Fred Upton y el alcalde republicano de Waukesha, Wisconsin, una ciudad en el condado republicano más grande del estado.
En un post de Truth Social, Trump criticó a Kelly, un ex general de cuatro estrellas, como un “delincuente” y un “degenerado total” que “inventó una historia por puro odio. Este tipo tenía dos cualidades que no funcionan bien juntas: era duro y tonto. El problema es que su dureza se transformó en debilidad”.
Pero hay más
Mark Milley, general retirado del ejército estadounidense, ex jefe del Estado Mayor Conjunto bajo Trump y Joe Biden, ha calificado a Trump de “fascista hasta la médula”, y ha señalado que estaba haciendo “un daño grande e irreparable”. Milley, incluso dice que teme ser sometido a un consejo de guerra en caso de que Trump derrote a Kamala Harris. “Es un anuncio andante de lo que va a intentar hacer”, advirtió recientemente Milley a antiguos colegas, según escribe el veterano reportero del Washington Post Bob Woodward en un libro. Woodward cita a Steve Bannon —ex jefe de campaña de Trump y estratega de la Casa Blanca recién salido de la cárcel por desacato al Congreso— diciendo de Milley: “Vamos a pedirle cuentas”.
Woodward también cuenta que Milley recibió “un aluvión incesante de amenazas de muerte” desde su retiro el año pasado, y cita al ex general que le dijo de Trump: “Nadie ha sido tan peligroso para este país. Tenía sospechas sobre su deterioro mental y demás, pero ahora me doy cuenta de que es un fascista total. Es la persona más peligrosa para este país. Un fascista hasta la médula”.
Otro caso es el de John Bolton, ex asesor de Seguridad Nacional desde abril de 2018 hasta septiembre de 2019. Según las informaciones, Trump lo destituyó después de que Bolton intentara evitar que Trump invitara a los talibanes a Camp David para conversaciones de paz (una idea que Trump finalmente desechó). ¿Y qué dice Bolton de su antiguo jefe? Que “no es apto para ser presidente” y que “no tiene cerebro” para dirigir una dictadura, a pesar de su admiración por este tipo de gobernantes, según una entrevista con el medio francés Le Figaro. En la entrevista no solo menospreció la capacidad intelectual de Trump, sino también su trayectoria profesional: “¡Es un promotor inmobiliario, por el amor de Dios!”.
Mark Esper fue secretario de Defensa bajo el mandato de Trump desde julio de 2019 hasta noviembre de 2020, cuando Trump lo despidió con un tuit. Durante su mandato, Esper chocó repetidamente con Trump, negándose a lanzar “misiles a México para destruir los laboratorios de drogas” y a desplegar tropas por todo el país en medio de las protestas por la justicia racial de 2020. Esper se opuso públicamente a la amenaza de Trump de recurrir al ejército contra los manifestantes utilizando la Ley de Insurrección de 1807.
Esper dice ahora que Trump “tiene inclinaciones” hacia el fascismo: “Creo que es algo de lo que debemos desconfiar”. Esper respaldó las afirmaciones de Kelly en la CNN y recordó que Trump estaba “muy preocupado por el hecho de mostrar soldados americanos heridos en público”. “[Trump] pensaba que debíamos ocultarlos. Y nuestra opinión, mi opinión y la del jefe del Estado Mayor Conjunto, era que se trataba de héroes estadounidenses y que era importante mostrar al pueblo estadounidense y a sus colegas que cuando nuestros héroes vuelven a casa heridos, nos ocupamos de ellos”, dijo Esper, quien, preguntado por si existen controles para evitar que Trump utilice a los militares para perseguir a sus rivales políticos, afirmó: “Creo plenamente que los oficiales uniformados cumplirán ese juramento de obedecer la Constitución y no harán un juramento de lealtad al presidente de Estados Unidos”.
El primer secretario de Defensa de Trump, James Mattis, chocó durante su mandato con Trump por el trato de Estados Unidos a sus aliados. Dimitió en diciembre de 2018, un día después de que Trump anunciara la retirada abrupta de las tropas estadounidenses de Siria, y ya en 2020 dijo: “Donald Trump es el primer presidente en mi vida que no intenta unir al pueblo estadounidense, ni siquiera pretende intentarlo. En lugar de eso, intenta dividirnos”.
Mattis ha afirmado que Trump se burla “de la Constitución”. Además, el ex secretario de Defensa estaba tan preocupado de que el expresidente Trump ordenara un ataque nuclear contra Corea del Norte que durmió en chándal por si recibía una llamada nocturna de emergencia y pasó tiempo en la catedral Nacional rezando para intentar evitar la guerra, según el libro de Woodward.
Cassidy Hutchinson, ex asesora del último jefe de gabinete de Trump, Mark Meadows, testificó ante la comisión de investigación de la Cámara de Representantes sobre el 6 de enero y dijo que Trump dirigió a sabiendas a partidarios armados para asaltar el Capitolio. “Como estadounidense, me repugnó”, dijo sobre el papel de Trump en el intento de anular las elecciones: “Fue antipatriótico. Fue antiamericano. Estábamos viendo cómo se desfiguraba el edificio del Capitolio por una mentira”.
La directora de comunicaciones de la Casa Blanca entre abril y diciembre de 2020, Alyssa Farah Griffin, ha dicho, por su parte: “Tomé la decisión de dimitir porque vi hacia dónde se dirigía esto, y no me sentía cómoda siendo parte de este mensaje al público de que los resultados de las elecciones podrían ir por otro camino”. Farah Griffin ha calificado los mensajes de Trump a las mujeres como “espeluznantes” e “infantilizantes”, y ha pronosticado que Trump “va a intentar robar las elecciones” de nuevo.
Rex Tillerson, ejecutivo de Exxon Mobil que fue secretario de Estado con Trump desde febrero de 2017 hasta marzo de 2018, ha calificado a Trump de “bastante indisciplinado: no le gusta leer, no lee los informes” y ha añadido: “Su comprensión de los acontecimientos mundiales [y] su comprensión de la historia de Estados Unidos era realmente limitada”.
Mike Pence, exvicepresidente de Trump y confidente durante años, se distanció del magnate tras el asalto al Capitolio del 6 de enero y afirma: “Cualquiera que se ponga por encima de la Constitución nunca debería ser presidente de los Estados Unidos, y cualquiera que pida a otro que le ponga por encima de la Constitución nunca debería volver a ser presidente. El pueblo estadounidense merece saber que en ese fatídico día, el presidente Trump me exigió que eligiera entre él y nuestra Constitución. Elegí la Constitución y siempre lo haré”.
El ex abogado del magnate, Michael Cohen, se describió a sí mismo como el “perro de presa con licencia de abogado” de Trump. Más tarde, Cohen se convirtió en el testigo estrella en el juicio penal de Trump por sus pagos a la estrella porno Stormy Daniels, en el que Trump fue declarado culpable de 34 cargos de falsificación de registros comerciales en un esfuerzo por interferir en las elecciones de 2016. “Es Un tramposo, un mentiroso, un fraude, un matón, un racista, un depredador y un estafador”, sostiene Cohen.