La Federación Internacional de Natación (FINA) ha modificado sus políticas de género, que regulan la inscripción de los y las nadadoras en las distintas categorías. El organismo internacional ha respaldado, con un 71% de apoyos, una nueva política que restringe que las nadadoras transexuales puedan participar en categorías femeninas si no han completado su transición a la edad de 12 años.
Según la nueva normativa, que regula tanto la participación en las competiciones de la FINA como la opción a optar a récords mundiales, las mujeres trans podrían competir en las categorías femeninas si pueden demostrar “no haber experimentado ninguna parte de la pubertad masculina” más allá de la etapa 2 de la escala de Tanner, una escala que valora la maduración sexual a través del desarrollo físico de los niños, adolescentes y adultos, “o antes de los 12 años, lo que ocurra más tarde”.
La Federación propondrá establecer una categoría “abierta” para aquellas nadadoras o nadadores cuya identidad de género sea diferente a su sexo de nacimiento y establecerá un grupo de trabajo durante seis meses para llevarla a cabo.
La decisión llega en pleno Campeonato Mundial de Budapest, después de que el Congreso escuchase los discursos de los representantes de un grupo de trabajo integrado por distintos especialistas: “un grupo de atletas, uno de ciencias, uno de medicina y un grupo legal y de derechos humanos”, recoge en un comunicado el organismo.
La mecha que prendió el éxito de Lia Thomas
A sus 22 años, la nadadora Lia Thomas competía en la categoría femenina de la Universidad de Pensilvania tras empezar su transición de género y hacerlo hasta 2019 en la masculina. Se ausentó durante la temporada 2020-2021 para hacer disminuir su nivel de testosterona y cumplir con las reglas establecidas, pero los récords que batió a su vuelta a las piscinas encendieron el debate. De hecho, un grupo de familias de otras nadadoras llegó a escribir una carta a la Asociación de Deportes Universitarios de Estados Unidos (NCAA) en la que tildaba la situación de “amenaza directa” para las atletas femeninas.
Las autoridades deportivas han utilizado a lo largo de la historia distintas técnicas para “verificar el sexo” de las deportistas, algunas especialmente humillantes, como la obligación de posar desnudas para un examen visual. El último reglamento del Comité Olímpico Internacional (COI), de 2015, estableció que para participar en categorías femeninas, las mujeres deben cumplir con un nivel máximo de testosterona de 10 nanomoles por litro en sangre, pero ha dado libertad a las federaciones para decidir. En la práctica, la inclusión de las mujeres trans está regulada en base a lo que estas estipulan en sus normativas. La World Rugby, por ejemplo, les ha prohibido directamente que compitan. Sin embargo, hay voces que reclaman que estas reglas desaparezcan al considerarlas discriminatorias y otras que piden endurecerlas aún más.