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El conflicto de Irlanda vuelve a inflamarse un mes después del Brexit

Suspendidos los controles en los puertos norirlandeses por amenazas de paramilitares

Andrés Gil

Corresponsal en Bruselas —
3 de febrero de 2021 22:40 h

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El conflicto de Irlanda, con una frontera que separa la República con Irlanda del Norte, que ha sido tan dramático durante décadas hasta la firma de los Acuerdos de Viernes Santo (1998), se está inflamando de nuevo: los controles aduaneros en el Mar de Irlanda en cumplimiento del Brexit están desatando la ira unionista, trayendo a la memoria momentos de la historia superados.

El conflicto está llegando por la aplicación del Brexit, que establece un mayor control sobre productos de origen animal destinados a Irlanda del Norte desde el resto de Reino Unido. En tanto que la frontera de las irlandas debe ser invisible por los acuerdos de paz y el acuerdo del Brexit, hay controles en los puertos de Belfast y Larne para dar el visto bueno a lo que entra en la isla. Unos controles que, para los unionistas del Ulster, son un campo de batalla e, incluso, para el Gobierno de Boris Johnson, puesto que pueden interpretarse como una suerte de aduana en el mar de Irlanda, entre la isla de Irlanda y la de Gran Bretaña.

Pero es el acuerdo que quiso Johnson, por el que cayó Theresa May, con el que ganó unas elecciones y fue sancionado por el Parlamento británico. El acuerdo de May suponía un Brexit más blando, pero mantenía la frontera invisible en Irlanda y no creaba controles aduaneros en el Mar de Irlanda. Pero el acuerdo que firmó Johnson sí lo establece, y este miércoles, con la carta enviada a Bruselas y sus declaraciones en contra de ese control en el Mar de Irlanda, levanta sospechas en Bruselas sobre si acaso Londres pretende reescribir el acuerdo del Brexit. De momento, tras más de tres horas de reunión, Londres y Bruselas han pactado un comunicado en el que se emplazan a “trabajar intensamente para encontrar soluciones a los problemas pendientes”.

En medio de ese conflicto, el viernes por la noche se encendió otra mecha, con el anuncio de que la Comisión Europea pensaba activar el artículo 16 del protocolo de Irlanda del acuerdo del Brexit para evitar la fuga de vacunas desde el continente a Reino Unido. Bruselas terminó reculando, pero desató aún más tensión.

En este contexto, el primer ministro británico, Boris Johnson, ha afirmado: “Nuestro compromiso con el pueblo de Irlanda del Norte y nuestra Unión es inquebrantable. Los recientes movimientos de la UE han socavado el Protocolo y suscitado preocupación. Ahora y en el futuro, se protegerá y fortalecerá el lugar de Irlanda del Norte en el Reino Unido. Es necesaria una acción urgente de la UE para resolver los problemas pendientes con la implementación del Protocolo, a fin de preservar los beneficios del Acuerdo del Viernes Santo y garantizar que Irlanda del Norte se beneficie del Brexit como cualquier otra parte de nuestro Reino Unido”.

La situación ha empeorando hasta el punto de que el Gobierno de Irlanda del Norte ha decidido anunciar la suspensión temporal de los controles físicos a productos de origen animal que llegan a la provincia británica desde el resto del Reino Unido, ante la proliferación de amenazas de grupos paramilitares unionistas. En los puertos de Belfast y Larne se han encontrado pintadas en las que se señalaba a los empleados como posibles “objetivos” y tras haber visto a personas apuntando matrículas de vehículos de los mismos. 

“La amenaza de violencia es sencillamente inaceptable”, afirmó en Bruselas el portavoz de la Comisión Europea, Eric Mamer, quien explicó que suspendía temporalmente el trabajo de los funcionarios de la UE que participan en los controles en los puertos de Irlanda del Norte.

El primer ministro irlandés, Micheál Martin, advirtió este martes que la situación en Irlanda del Norte “es muy siniestra y fea” y anunció: “Haremos todo lo posible para ayudar a calmar la tensión”.

Ante esta situación, el Gobierno de Reino Unido ha pedido a la Comisión Europea una ampliación de los periodos de gracia del Brexit hasta 2023 sobre los controles al comercio entre Irlanda del Norte y el resto de Reino Unido para adaptarse a la nueva situación. En su carta, pide que se mantengan las exenciones temporales para los productos de supermercados, los farmacéuticos, las carnes refrigeradas y los paquetes que cruzan de la isla de Gran Bretaña a Irlanda del Norte. “Tenemos que asegurarnos de que se amplíen los periodos de gracia para que los supermercados puedan seguir proporcionando a los consumidores los bienes que necesitan”, afirmó el ministro del Gabinete del Reino Unido, Michael Gove, este martes en la Cámara de los Comunes.

Sin embargo, Bruselas no ha aceptado de momento esa petición. De acuerdo con el comunicado conjunto tras la reunión por videoconferencia entre Gove y el vicepresidente de la Comisión Europea Maroš Šefčovič, en la que participó la viceprimera ministra de Irlanda del Norte, Michelle O'Neill, las dos partes “reiteraron su pleno compromiso con el Acuerdo de Viernes Santo y con la implementación adecuada del Protocolo [de Irlanda del Norte], protegiendo los logros del proceso de paz, manteniendo la estabilidad y evitando la interrupción de la vida cotidiana de la gente de Irlanda del Norte y una frontera dura en la isla de Irlanda”.

Además, “condenaron sin reservas cualquier amenaza o intimidación”, y señalaron que “la seguridad y el bienestar del pueblo de Irlanda del Norte y el de nuestro personal serían siempre la máxima prioridad”. Por último, Gove y Šefčovič concluyeron que el Reino Unido y la UE “trabajarían de inmediato de manera intensa para encontrar soluciones a los problemas pendientes” y se emplazaron a una reunió la semana próxima en Londres.

En estos momentos no se aplican plenamente las normas habituales de la Unión Europea sobre aduanas y productos en la frontera del Mar de Irlanda, pero el primer periodo de gracia de todos los acordados con la UE expira a finales de marzo.

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