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A.G. Sulzberger, editor del ‘New York Times’: “Es imposible hacer una cobertura rigurosa del conflicto en Gaza sin enfadar a todos los lados”

El editor del 'New York Times', A.G. Sulzberger, durante la conferencia del Instituto Reuters para el estudio del periodismo, este lunes en Oxford.

María Ramírez

Oxford (Reino Unido) —
4 de marzo de 2024 20:06 h

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El editor del New York Times y presidente de la compañía, A.G. Sulzberger, defendió este lunes la cobertura de su periódico de la guerra de Gaza ante los ataques de grupos pro-palestinos y pro-israelíes y el valor del periodismo independiente como un ejercicio de disciplina para abordar la realidad “con la mente abierta”. 

“No estoy diciendo que la verdad caiga necesariamente en el medio, ni en este conflicto ni en ningún otro asunto. De hecho, habitualmente hay muchos lados, no sólo dos. Y no creo que un medio de comunicación esté haciendo algo bien porque enfada a gente de todos los lados. Pero tampoco creo que sea una señal de que está haciendo algo mal”, dijo Sulzberger en la conferencia anual del Instituto Reuters para el estudio del Periodismo de la Universidad de Oxford. “Es imposible producir una cobertura imparcial, rigurosa de este conflicto en particular sin enfadar a todos los lados”.

El foco elegido por el editor para su discurso ante una audiencia de estudiantes, profesores y algunos periodistas en Oxford fue la “independencia periodística en tiempo de división”. En su discurso, abordó de manera directa y detallada las críticas a su periódico por la cobertura sobre las guerras de Gaza y Ucrania y los derechos trans, entre otros asuntos de actualidad, e hizo una defensa apasionada del reporterismo riguroso que no se deja llevar ni amedrentar por mensajes partidistas. 

La conferencia en el Instituto Reuters es hasta ahora uno de los pocos discursos en público de A. G. Sulzberger, que tampoco suele conceder entrevistas. 

El editor, de 43 años, sucedió a su padre en el puesto en 2018 y es el sexto miembro de la familia en dirigir la empresa desde que Adolph Ochs, tatarabuelo de A.G., compró el periódico en 1896. El Times es ahora una compañía cotizada en bolsa, pero la familia Sulzberger sigue teniendo el control de la propiedad. 

A.G. Sulzberger fue reportero en dos diarios locales en Rhode Island y en Oregón y también trabajó unos años en el Times como reportero de la sección local de Nueva York y después en el Medio Oeste, con sede en Kansas City. En esta entrevista con el Instituto Reuters antes de la conferencia, contaba cómo el reporterismo fue “su primer amor”, y “el más importante”. 

En 2014, Sulzberger dirigió el informe sobre innovación encargado por la directora de entonces, Jill Abramson, y que impulsó el cambio de cultura interna y apuntaló la revolución digital del periódico. 

El Times tiene ahora más de 10 millones de suscriptores, un récord en el mundo para una organización periodística, y es una empresa rentable. Según los resultados del último trimestre de 2023, por primera vez, los ingresos anuales por suscripciones digitales han superado los 1.000 millones de dólares (más de 900 millones de euros).

La cobertura de la guerra de Gaza

Como editor del New York Times en los últimos seis turbulentos años, a Sulzberger le sorprende lo que llama “la creciente resistencia al periodismo independiente”. Las críticas a su periódico por ser “demasiado de izquierdas” o por reflejar posturas del establishment tienen décadas de historia, pero los ataques actuales son diferentes: “La nueva dinámica, la más difícil de navegar, es que la posición del periodismo independiente está cuestionada ahora por casi todos los grupos que cubrimos en cada asunto que cubrimos”, explicó.

Sulzberger contó cómo hace unas semanas observaba desde la ventana de su despacho una protesta de personas que gritaban contra el supuesto sesgo anti-palestino del Times y se fijó en que estaban justo debajo de una valla publicitaria que denunciaba el supuesto sesgo anti-israelí del periódico: “Me di cuenta de la inquietante realidad de que un público segregado e intensamente polarizado tal vez está más unido en la creencia de que cualquier periodista que cuestione el mensaje de su lado debe de estar contando la historia mal”. 

El editor comentó que “no hay historia más disputada de manera feroz” y “embarrada por mensajes de suma cero” que el conflicto en Oriente Próximo. En este contexto, insistió que “se necesita el periodismo independiente para dar información, pedir cuentas a los que están en el poder, y mostrar las experiencias de los afectados por la guerra”. El editor puso ejemplos del trabajo en los últimos meses del Times para documentar los asesinatos, las violaciones y los secuestros en los ataques de Hamás del 7 de octubre; igual que para documentar la escala de matanza y destrucción de Israel en Gaza y el uso de bombas de destrucción masiva y poca precisión por parte del Ejército israelí. Más allá de las investigaciones, Sulzberger citó varios artículos centrados en personas concretas, como una abuela en Gaza que ya perdió su casa en 1948, tras la expulsión de palestinos de sus hogares, y que se niega a dejarla ahora en medio de los bombardeos; la de otra abuela en Israel, superviviente del Holocausto, que ahora sufre por su nieto secuestrado por Hamás; o las historias detalladas de varios niños asesinados en Gaza y de otros huérfanos entre los miles de menores víctimas de bombardeos israelíes.

“Cada lado del conflicto encontrará historias que le gusten o le disgusten en esa lista. Pero el reporterismo independiente, el tipo de reporterismo que no se alinea de manera completa con una sola perspectiva, nunca convencerá a los partidistas”, dijo Sulzberger, que recordaba cómo una mañana recibió una carta de un senador de Estados Unidos, entre otras muchas similares de políticos, quejándose de que el Times estaba dando “apoyo material” a los terroristas. Unas horas después, manifestantes en la calle arrojaron un líquido rojo, símbolo de la sangre, en la entrada de la redacción mientras gritaban que el periódico era “cómplice” en la matanza de palestinos. Muchos se han dedicado también a examinar el origen de los reporteros y acosarlos por su sesgo por su supuesta cercanía religiosa o étnica a una minoría u otra, y Sulzberger citó el caso de las propias raíces judías de su familia que pro-palestinos y pro-israelíes utilizan para explicar lo que no les gusta de la cobertura.

Pero el editor también subrayó que “es revelador que mientras los dos lados utilizan retórica incendiaria para dirigir a la opinión pública, rápidamente hacen referencia a nuestro periodismo cuando coincide con sus mensajes”. Por ejemplo, durante el caso por genocidio contra Israel ante el Corte Internacional de Justicia tanto los acusadores como los defensores de Israel citaron artículos del New York Times. 

Sobre Trump

El Times también ha sido criticado por su cobertura sobre la percepción de la edad del presidente Joe Biden, que la mayoría de los estadounidenses ven como un problema, e incluso por publicar encuestas que muestran ahora la ventaja de Donald Trump si las presidenciales se celebraran ahora.

Preguntado después de la conferencia por elDiario.es sobre hasta qué punto Trump es una amenaza para la democracia y la libertad de prensa, Sulzberger citó las investigaciones de su periódico durante los últimos ocho años sobre el comportamiento, las finanzas y los planes del expresidente, y dijo: “Mirando a todo el panorama, claramente se presenta con una plataforma más abiertamente antidemocrática que cualquier otro candidato... sin duda, mucho más que cualquier candidato de un partido importante en más de un siglo. No hay duda de eso”.

Sulzberger explicó que es así porque Trump está enfrentándose a “múltiples normas institucionales” y tiene planes “para desmantelar el servicio público de funcionarios”, “utilizar como arma el Departamento de Justicia” y “expandir el poder ejecutivo”. Pero Sulzberger sobre todo insistió en que estas apreciaciones se basan en la cobertura del periódico detallando los planes de Trump, por ejemplo el artículo sobre cómo sería una nueva presidencia si ganara que el diario publicó en noviembre. “Estados Unidos votará como sea. Nuestro trabajo es asegurarnos de que tiene toda la información que podamos humanamente darle”, dijo. 

Qué es el periodismo independiente

Sulzberger definió la “independencia periodística” como un “compromiso” para abordar cada historia “con la mente abierta”. “La independencia periodística requiere una voluntad de seguir los hechos, incluso si te llevan lejos de lo que asumías que era verdad. Una voluntad de acercarse de manera a la vez empática y escéptica con una gran variedad de gente y de perspectivas. La insistencia en reflejar el mundo como es, no como desearías que fuera. Una posición de curiosidad más que de convicción, de humildad más que de rectitud”.

También insistió que no se trata de dar a “dos partes” el mismo peso ni de que “la verdad está en el medio”. La independencia “no significa centrismo o neoliberalismo o defensa del statu quo” y tampoco es un rasgo que tenga de manera innata nadie en particular. “Es una disciplina profesional en la que los periodistas tienen que volverse a comprometer cada día”, dijo, subrayando la importancia del “proceso”, que se basa en contar con perspectivas variadas, confirmar por múltiples fuentes la información, comprobar varias veces los hechos citados y respetar las guías éticas del periódico, incluidas contra los conflictos de interés. También subrayó que cuánto más variadas sean las redacciones en cuanto al origen y las visiones de sus periodistas más posibilidades tendrán de encontrar historias diferentes y contarlas “con más matices e información”. 

“La disciplina del periodismo también requiere una cantidad no pequeña de coraje personal. Tienes que estar dispuesto a retar la creencia general y el pensamiento de grupo. Tienes que estar dispuesto a coger una historia sencilla y cómoda y complicarla con las verdades que la gente no quiere escuchar. Más que nunca, tienes que estar dispuesto a mostrar resistencia entre el torrente de acoso y abuso que a menudo sigue a la publicación”, dijo.

Sulzberger también matizó que el periodismo independiente no debe ser una excusa para no aceptar críticas legítimas y puso varios ejemplos en los que su periódico se había equivocado, “a veces mucho”. Citó como “fracasos” historias importantes de la cobertura de la guerra de Irak y del principio de la epidemia del SIDA y la lucha por los derechos LGTBI en Estados Unidos. Y defendió la importancia del proceso de corrección y autocrítica también posterior.

Uno de los deslices más habituales que pueden llevar a estos errores es la tendencia a buscar un resultado concreto, lo que crea “incentivos para retorcer la realidad”, dándole más importancia a hechos que coinciden con el argumento en el que crees y quitándole relevancia a los hechos que contradicen tu tesis: “Este enfoque está esencialmente en contradicción con la responsabilidad del periodismo de informar al público y dinamita la confianza a largo plazo de la que cualquier medio depende”. 

“Ayudar a la gente a entender los hechos y a entenderse entre sí es tal vez uno de los mayores servicios que el periodismo puede ofrecer al público”, dijo Sulzberger. “La creencia de que un público informado toma decisiones mejores es tal vez la idea más esperanzadora para una prensa independiente”. 

Aquí puedes leer el discurso entero de A.G. Sulzberger (traducido al español)

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