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CLAVES

Por qué ganó Petro en Colombia: el voto de jóvenes y mujeres, el efecto de la pandemia y el derrumbe de la derecha

Camilo Sánchez

Bogotá (Colombia) —
20 de junio de 2022 22:39 h

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Los primeros diagnósticos electorales, tras el inédito triunfo del progresista Gustavo Petro en las presidenciales colombianas del domingo, ponen el foco sobre la relevancia del voto femenino y de los jóvenes como factor seminal para entender los resultados. Una parte importante del 51% de los sufragios obtenidos por el exguerrillero del M-19 y exalcalde de Bogotá, frente al 47% del impredecible empresario de derecha Rodolfo Hernández, provienen de una franja de la población que en 2019 y 2021 salió en ola a las calles para manifestar su desencanto con la realidad del país en dos de los más agitados estallidos sociales de los últimos tiempos.

El mismo Petro, de 62 años, lo dejó claro durante su discurso de victoria, celebrado en la noche del domingo en un coliseo cubierto al oeste de Bogotá: “No es extraño que en esos 11 de millones de votos que nos han dado el triunfo, la mayoría sean de jóvenes y de mujeres. Una marea juvenil, una marea femenina, decidió hoy tomarse las urnas”. 

El consultor y analista político Juan Fernando Giraldo explica que la estrategia política de la coalición de izquierda Pacto Histórico (PH) hiló con buen pulso un discurso que dejaba en evidencia “ciertas prácticas patriarcales” de la sociedad colombiana, así como un claro reconocimiento de las demandas de las movilizaciones sociales.

Otro de los aspectos positivos que han subrayado diversos especialistas es la aparente fluidez con la que ha operado el joven Pacto Histórico. Formaciones como el Partido Comunista, Colombia Humana o el Polo Democrático, apartaron viejas discrepancias, matizaron su discurso, e integraron a movimientos de mujeres, afros e indígenas. “Lograron unir muchas corrientes de izquierda y liberales”, asegura María Emma Wills, doctora en Estudios Latinoamericanos .

El investigador Mauricio Jaramillo Jassir añade que el PH supo moverse al centro del arco político cuando la temperatura del debate lo requirió: “Moderaron su discurso en el tema de la transición energética, y clarificaron, o aclararon, propuestas sobre pensiones”, asuntos vidriosos que generaron tantas críticas como escepticismo.

Distancia de Maduro

A estas concesiones programáticas se suma, según Jaramillo Jasser, el agrietamiento del “mito del castro-chavismo”, un eficaz discurso confeccionado por la derecha uribista desde hace dos décadas para atemorizar al electorado con la idea de que cualquier proyecto de izquierda conduciría a Colombia hacia la ruina estatal venezolana. 

Pero la llegada al poder de Boric en Chile, de Alberto Fernández en Argentina, o de Andrés Manuel López Obrador en México, prepararon el terreno para que votantes indecisos perdieran el miedo a lanzarse hacia el voto de izquierda. “Se trata de progresismos latinoamericanos que han sabido distanciarse de la Venezuela de Maduro, y donde no ha habido el colapso institucional que desde la derecha vaticinan”, apunta el académico de la Universidad del Rosario.

El historiador Gonzalo Sánchez sintetizó por su parte en Twitter: “Con el triunfo de Petro termina el Frente Nacional (1958-1974), termina el bloque bipartidista, y se hunde el ‘uribismo’ como proyecto político. Todo en una. Va a ser un gobierno con muchos retos, muchas dificultades y muchos enemigos. Pero su agenda es la de un nuevo país”.

Y es que resulta probable que hace tan solo unos meses cualquier persona que osara plantear la posibilidad de que el país tuviera a una vicepresidenta negra sería tomado por soñador. Pero la llegada de Francia Márquez, activista de 40 años y sorpresa política desde las primarias, se ha encargado de quebrar viejos moldes políticos. La candidata a la vicepresidencia, que en Colombia es un cargo cuyas funciones aún no están muy bien delineadas, fue fundamental en la consecución del triunfo al captar a segmentos minoritarios o colectivos feministas que no comulgaban con Petro.

Su emocionado discurso de apertura del evento del domingo concentró tanta atención mediática como el del mismo Petro. En palabras del analista Juan Fernando Giraldo, se trató de un hecho cargado de fuerza y simbolismo político: “Es un cambio de libreto gigante. Es un lenguaje totalmente nuevo en el ejercicio del poder. Los políticos que estaban en esa tarima, y los mensajes que dirigieron, tienen unas características totalmente diferente a todo lo que yo he visto en la política colombiana desde 1994”.

Derrumbe de la derecha uribista

Hoy resulta improbable hallar a un observador que no reconozca que el triunfo de Petro supone el fin de una etapa dominada por la derecha ‘uribista’. Ya desde las primarias de marzo se sabía que el otrora poderoso Centro Democrático, fundado y presidido por el propio Uribe, se hundía. Lo que pocos sospechaban es que su irrelevancia política llegaría al punto de llevar al exmandatario a guardar absoluto silencio en sus redes sociales, desde hace unas semanas, para no restar votos a la aspiración del resbaladizo Rodolfo Hernández, exalcalde de una ciudad intermedia y figura de temperamento explosivo que surgió como última y desesperada ficha para el conservadurismo.

Una figura que sin filiación política, y con un gaseoso programa cuyo único escudo era la lucha contra la corrupción, le arrebató el paso a la segunda ronda a Federico Gutiérrez, la descafeinada ficha original de la derecha uribista. Hernández obtuvo el domingo 11 millones de votos, 700.000 menos que Petro, un hecho que aún divide a los expertos, apurados en las últimas semanas para explicar su fugaz ascenso. 

Una cosa clara es que la eficacia de su campaña a través de redes sociales será, muy probablemente, objeto de estudio para analistas de mercadeo político. A pesar de ser el candidato de mayor edad, fue el que mejor explotó canales como Tik Tok.

Por eso la comparación con Trump sirvió como marco de referencia, en principio, para encasillar al ingeniero millonario. Más adelante, sin embargo, sus bandazos y exabruptos también lo situaron en la órbita de Bolsonaro, en Brasil, y del expresidente ecuatoriano Abdalá Bucaram. Una figura que se quiso desmarcar siempre del establishment y que mostraba tanto recelo por las instituciones como simpatía por la versión más agresiva del capitalismo.

En las últimas semanas diversas figuras de la derecha fueron manifestando su desesperado apoyo por Hernández. Según Mauricio Jaramillo, esto se explica por las divisiones internas, por la crisis de la idea de que la derecha es la única que puede garantizar la seguridad ciudadana y por la falta de liderazgo del presidente Duque.

María Emma Wills añade otro elemento: “La erosión del uribismo también se explica por los excesos que el tribunal de la Justicia Especial para la Paz (JEP) expuso de manera diáfana. Los excesos inadmisibles del ejército en su lucha para acabar con la guerrilla”.

El efecto de la pandemia

Una reunión de factores a los que se suman los desastres sociales heredados por la pandemia. Colombia cuenta hoy 21 millones de pobres y niveles de inequidad exacerbados. El reto del PH se centrará de ahora en adelante en negociar sus propuestas con su nutrida bancada en el Congreso, y con un bloque de actores que siempre han navegado en el oficialismo, como los gremios o los empresarios, entre otros. 

No es de extrañar, por tanto, que el sociólogo Hernando Gómez Buendía sea muy escéptico con las posibilidades de que el nuevo presidente avance con su proyecto: “Colombia no podía seguir como estaba”, escribe en Razón Pública, “pero las dos vías de cambio que encontramos están equivocadas. Lo lamento”.

En su opinión “ni Petro ni Hernández son liberales” y por lo tanto “no entienden, no se resignan a que las reglas son más importantes que los resultados”. El veterano analista sostiene que la democracia aún está en riesgo.

Por lo pronto, la reacción del oficialismo, tras la derrota del domingo, ha dado un respiro al ambiente de tensión. Tanto Rodolfo Hernández, como Federico Gutiérrez, invitaron a la ciudadanía a aceptar los resultados y a respetar las reglas. El presidente Duque habló con el mandatario electo y prometió una “transición armónica, institucional y transparente”. Razones para que María Emma Wills apele al optimismo: “El país mostró que puede cambiar de manos sin necesidad de las armas. Los votos derrotaron a las armas”.