Gaza se muere de hambre mientras el muelle flotante de EEUU empieza a recibir ayuda humanitaria insuficiente
Desde el pasado 8 de mayo, las operaciones militares israelíes han impedido en la práctica la entrada de suministros básicos en Gaza, donde más de dos millones de palestinos están al borde de la hambruna tras siete meses y medio de guerra y de bloqueo por tierra, mar y aire. Israel continúa su ofensiva en el este de la ciudad de Rafah y mantiene cerrado el paso fronterizo del mismo nombre entre Gaza y Egipto, y ha expandido sus ataques y actuaciones en la localidad de Yabalia, en el norte de la Franja, donde los niveles de hambre son más elevados por la dificultad de acceder a esta zona desde principios de año.
Por ello, Estados Unidos ha construido un muelle provisional en la costa del enclave palestino para llevar ayuda humanitaria vía mar y este viernes por la mañana ha tenido lugar el primer desembarco, según el Comando Central del Ejército estadounidense –el encargado de construir y gestionar el proyecto, denominado JLOTS–. “Este es un esfuerzo multinacional para entregar ayuda adicional a los civiles palestinos en Gaza a través de un corredor marítimo de naturaleza completamente humanitaria”, ha asegurado el CENTCOM en un comunicado. El Ejército ha querido dejar claro que “las tropas de EEUU no han desembarcado en Gaza”. Washington es consciente de la dificultad de llevar y entregar ayuda humanitaria en una zona de conflicto, y además no quiere verse involucrado directamente en la guerra, aunque de forma indirecta lo está por su apoyo político, militar y logístico a Israel.
“La cuestión fundamental es: ¿seremos capaces de introducir suficiente ayuda para mantener a la gente con vida? Ya hemos dejado muy claro que, a menos que las cosas cambien radicalmente a mejor, la respuesta es que no”, ha declarado Farhan Haq, portavoz del secretario general de la ONU, en una rueda de prensa en Nueva York.
Desde Londres, el Gobierno británico ha informado de que un primer cargamento de ayuda humanitaria ha sido enviado desde Chipre, a través del corredor marítimo humanitario con Gaza, y ha llegado al puerto provisional construido por EEUU. También el primer envío europeo ha alcanzado la costa gazatí, tal y como ha celebrado a través de la red social X la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, detallando que es un cargamento de comida donada por Rumanía a través del Mecanismo de Protección Civil de la UE. “Vamos a seguir proveyendo de ayuda humanitaria a los palestinos necesitados”, ha afirmado.
El portavoz de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA), Jens Laerke, ha declarado este viernes en Ginebra que “Naciones Unidas está haciendo los preparativos para manejar la ayuda que empieza a llegar a través del corredor marítimo y el muelle flotante”. Sin embargo, ha lamentado que “asistir a las personas en Gaza sólo a través de un muelle flotante lejano no es adecuado”. “Los cruces terrestres siguen siendo la vía más importante para llevar ayuda a Gaza”, ha reiterado, tal y como vienen diciendo las agencias de la ONU desde hace meses –también cuando EEUU y otros países empezaron a lanzar la ayuda humanitaria desde aviones sobre la Franja–.
EEUU había anunciado anteriormente que se coordinaría con el Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas (PMA) para distribuir la ayuda en Gaza, porque Israel rechaza que lo haga a través de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA), a la que acusa de colaborar con el grupo islamista Hamás y contra la que ha emprendido una dura campaña para poner fin a su actividad en la Franja –donde sigue siendo la principal agencia humanitaria y presta una asistencia vital para los gazatíes–. La directora de comunicación de la UNRWA, Juliette Touma, ha confirmado a elDiario.es que la agencia “no está involucrada” en el JLOTS (de las siglas en inglés de Joint Logistics Over the Shore).
Hambre y desplazamiento forzoso
El PMA ha advertido de que las existencias de comida y combustible (necesario para los camiones que transportan la ayuda, los generadores eléctricos de hospitales y otras infraestructuras básicas) se agotarán “en cuestión de días” dentro de Gaza, ya que desde el pasado 6 de mayo el organismo no ha podido recibir ningún suministro a través de Kerem Shalom, el paso fronterizo entre la Franja e Israel, donde el Ejército israelí inspecciona los camiones que llegan desde Egipto por el cruce de Rafah. Además, desde el 11 de mayo ha tenido que suspender la distribución de suplementos nutricionales a mujeres embarazadas y que amamantan en Rafah, debido al aumento de la violencia. “Una mayor escalada [de las hostilidades] podría paralizar las operaciones de ayuda y exacerbar la catástrofe humanitaria”, ha alertado.
“La amenaza de una hambruna nunca fue tan grande” en la Franja, ha asegurado el PMA, destacando que en el norte del enclave los niveles de desnutrición en los niños menores de dos años han aumentado del 15% en enero al 30% en marzo.
Por su parte, la UNRWA ya no tiene comida para distribuir en el sur de Gaza, según Touma, que ha recordado que las necesidades diarios equivalen a unos 500 camiones al día, el número que accedía a la Franja antes del conflicto. Esta semana, el organismo sólo ha recibido 27 camiones el miércoles, día 15, a través de Kerem Shalom.
A la falta de comida, agua potable y otros suministros de primera necesidad se suma el desplazamiento forzoso de cientos de miles de personas desde que Israel ordenó la evacuación de Rafah y empezó su ataque contra el este de la localidad hace más de diez días. Desde entonces, más de 630.000 palestinos han huido de Rafah, donde se habían refugiado anteriormente tras escapar de otras zonas de la Franja en los pasados meses. Los improvisados campos de desplazados en los alrededores de la ciudad se han ido vaciando rápidamente y las tiendas de campaña se están multiplicando más al norte, en la denominada “zona humanitaria” de Al Mawasi designada por el Ejército israelí –ampliada hasta Jan Yunis y Deir al Balah después de las últimas órdenes de evacuación–.
“Hemos sido desplazados cuatro veces y ahora vivimos con la familia de mi tío en Al Mawasi, pero no hay espacio para nosotros”, cuenta Amal. La niña palestina, cuyo testimonio ha recogida la Agencia de la ONU para la Infancia, explica que ella y su familia huyeron del norte de Gaza a Jan Yunis, de Jan Yunis a Rafah y, por último, al área de Al Mawasi. “Aquí no hay agua, es difícil encontrarla y terminamos bebiendo agua salada”, lamenta. En esa misma situación se encuentran muchas otras familias, que abandonaron su hogar por los bombardeos israelíes y viven en condiciones precarias, y dependen de la ayuda humanitaria internacional para sobrevivir.
Otro joven palestino de 27 años, Muhamad al Najar, dice que su familia no puede permitirse marcharse de Rafah, a pesar del riesgo de quedarse. “Fui desplazado a Rafah desde Jan Yunis hace más de cuatro meses y mi casa es sólo escombros ahora”, relata al periódico The Guardian. “No vamos a movernos a otra zona, no tenemos el dinero para hacernos otro refugio y nos costaría lo mismo mover el que tenemos aquí, así que nos quedaremos”, agrega.
Más palestinos se están viendo desplazados de Yabalia –el mayor campo de refugiados de Gaza que con las décadas se ha convertido en una gran barriada, en la que hay viviendas, comercios, etc.– a medida que las tropas israelíes avanzan entre sus callejones y sus vehículos blindados y excavadoras destruyen los edificios e infraestructuras. Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) han informado que están luchando en el centro de la ciudad este viernes. “En menos de una semana de operaciones, los soldados eliminaron más de 60 terroristas en operaciones terrestres y aéreas”, aseguraron en un comunicado. Además de matar a supuestos terroristas de Hamás, los bombardeos destruyeron su infraestructura, de acuerdo con las FDI, que han distribuido imágenes de sus operaciones en Yabalia.
Una guerra “trágica y terrible”
Este viernes, el equipo legal de Israel volvió a comparecer en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) por la demanda de genocidio presentada por Sudáfrica el pasado mes de enero, y defendió su actuación en Gaza, donde la propia corte considera que hay riesgo de genocidio. El representante israelí Gilad Noam ha afirmado que la guerra en Gaza es “trágica y terrible, para israelíes y palestinos, y se ha cobrado un precio humano terrible, pero no es genocidio”; y ha vuelto a arremeter contra Sudáfrica por emplear ese término y “evocar una terminología que recuerda al exterminio sistemático de los judíos europeos” durante la Segunda Guerra Mundial.
Este jueves y viernes se celebraron las audiencias convocadas por la CIJ después de que Sudáfrica pidiera a la corte emitir medidas cautelares adicionales contra Israel para detener su ofensiva militar en Rafah, después de las medidas dictadas en enero –que el equipo legal sudafricano ha denunciado reiteradamente que Israel no está cumpliendo–. “Sudáfrica esperaba, cuando aparecimos por última vez ante este tribunal, detener este proceso genocida para preservar Palestina y su gente. Pero el genocidio por parte de Israel ha continuado a un ritmo acelerado y acaba de alcanzar una fase nueva y horrible”, dijo el jueves el representante sudafricano. Esa nueva fase es la ofensiva contra Rafah, iniciada hace más de diez días, por lo que Pretoria pide a la CIJ que exija a Israel “de forma claramente explícita” que cese sus operaciones militares en la Franja.
“Sudáfrica tiene un claro motivo ulterior cuando le pide (a la CIJ) que exija a Israel mantenerse alejado de Rafah y retirar todas sus tropas de Gaza. Lo hace para obtener ventaja militar para su aliado, Hamás, a quien no desea ver derrotado”, ha afirmado Noam. El representante del Estado judío ha dicho que “ningún Estado es infalible” y ha justificado que “como es el caso en todos los conflictos armados, pueden ocurrir incidentes que involucren presuntas violaciones de las normas” internacionales, como las que se están viendo en Gaza. Por ello, ha argumentado que la CIJ “corre el peligro” de entrar en “la microgestión de aspectos operacionales de un conflicto armado” con su investigación sobre la presunta conducta genocida de las FDI. “Conflicto armado no es sinónimo de genocidio”, ha remachado Noam.
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