Guinea, el país donde se detectó el foco inicial del brote de ébola, ha anunciado este sábado el cierre de sus fronteras con Sierra Leona y Liberia en un intento por frenar la propagación del virus que ya ha matado a cerca de 1.000 personas en los tres países.
“Hemos cerrado provisionalmente la frontera entre Guinea y Sierra Leona a causa de todas las noticias que hemos recibido recientemente de allí,” ha dicho el ministro de Salud Rémy Lamah en rueda de prensa, que ha dicho procederá del mismo modo en los límites con Liberia.
La tasa de contagios desde que arrancó el brote en febrero supera los 100 casos de media al mes. El número de muertos se ha multiplicado según ha ido avanzando la masa de ciudadanos portadores del virus hasta convertirse en el episodio de ébola más grave de la historia. Desde comienzos de julio a comienzos de agosto se ha doblado el número de víctimas: de 413 a 887.
Según el último balance de la OMS, realizado este viernes, el virus ya se ha cobrado la vida de 961 personas. El ébola ha infectado, además, a otras 68 personas para dejar la dimensión del brote en 1.779 casos. En Guinea-Conakry, el epicentro de este brote, no se han detectado nuevos enfermos, de acuerdo con datos la OMS. Sin embargo, en Nigeria, el último país en incorporarse se han contabilizado cuatro nuevos casos. En cuanto al reparto de víctimas mortales, Guinea suma cuatro, por otras 12 en Sierra Leona y la misma cantidad en Liberia.
El pasado junio, Sierra Leona también decidió cerrar las fronteras al comercio con Guinea y Liberia, así como todas las escuelas, cines y discotecas de la región fronteriza en un intento por hacer frente al brote.