Los roles de género están cambiando en Ucrania bajo la invasión rusa. Mientras que muchos hombres se han quedado sin trabajo y se dedican principalmente a las fuerzas armadas, las mujeres dicen que han asumido nuevas funciones y múltiples trabajos para compensar la pérdida de ingresos familiares, según revela un análisis elaborado por ONU Mujeres y la organización humanitaria CARE.
Las mujeres también están desempeñando funciones vitales en la respuesta humanitaria. Sin embargo, el análisis publicado este miércoles señala que, a pesar de asumir cada vez más funciones de liderazgo en sus familias y comunidades, están en gran medida excluidas de los procesos formales de toma de decisiones políticas y administrativas.
El análisis, que se basa en encuestas y entrevistas con personas de 19 regiones de Ucrania entre el 2 y el 6 de abril, pretende arrojar luz sobre la dinámica de género de la crisis y recomienda acciones. “Cuando se trata de las necesidades humanitarias de las personas desplazadas, de la población local y de los hogares, las mujeres hacen la mayor parte del trabajo: conducen, suministran medicamentos y alimentos a los hospitales y a la población local, se ocupan de sus familiares e hijos con discapacidad”, dice una de las mujeres que participan en la encuesta.
La carga de los cuidados aumenta
La guerra está exacerbando las desigualdades y la discriminación que ya existían. Con las escuelas cerradas, la gran demanda de trabajo voluntario y la ausencia de hombres, la carga de cuidados no remunerados de las mujeres ha aumentado considerablemente. Según ONU Mujeres y CARE, el retroceso en materia de igualdad de género ya es evidente en la crisis actual. La guerra está aumentando el desempleo entre toda la población y probablemente empujará a las mujeres a los sectores informales desprotegidos de la economía y aumentará la pobreza.
El 28% de las mujeres encuestadas y el 33% de los hombres informaron de que sus ingresos han sido una de las áreas más afectadas por la guerra, debido a varias razones, como el desplazamiento, el cierre de empresas, los daños o la destrucción de infraestructuras y logística, la inaccesibilidad física del lugar de trabajo (por ejemplo, situado en un territorio ocupado), los bombardeos y otras amenazas a la seguridad física.
Muchas mujeres se han visto obligadas a cuidar de sus familias por sí solas y a obtener ingresos para su hogar. Según el análisis, esto puede deberse a que su marido está desempleado, reclutado o fallecido, o debido a la separación familiar.
“Ahora los roles de género han cambiado debido a que algunos hombres están luchando y otros se esconden. Es decir, ahora la mayoría de las mujeres trabajan; los hombres son mantenidos por las mujeres”, dice una de las mujeres entrevistadas. “Las responsabilidades han cambiado drásticamente. En lugar de ganarme la vida e ir a trabajar, estoy constantemente en casa, llevando el hogar, cuidando de los niños. Al mismo tiempo, [mi] esposa sigue yendo a trabajar. Toda la carga financiera recae sobre ella”, dice un hombre encuestado.
El informe recuerda que la mayoría de los hombres de entre 18 y 60 años tienen prohibido salir del país. “Sin embargo, no todos están siendo reclutados; los que están excluidos del reclutamiento siguen viviendo con sus familias y trabajando si es posible”. La pérdida de trabajo ha contribuido a que los hombres participen más activamente en el trabajo doméstico no remunerado, dice el informe, y en algunos casos las mujeres han asumido más trabajo remunerado para compensar el desempleo de sus maridos.
El trabajo no remunerado incluye ahora el trabajo de cuidados, el trabajo doméstico y el voluntariado. “El trabajo doméstico y de cuidados ha aumentado en un 50%. Aumentó a causa de la COVID-19 y ahora aún más. Yo diría que el trabajo voluntario también requiere mucho esfuerzo. Tenemos muchos mayores y personas con bajos ingresos que necesitan apoyo y tienen poca seguridad alimentaria. Hablamos con ellos, les llevamos el pan y atendemos a la gente. No tengo vida, no hago nada más que trabajar [de manera no remunerada] y pasear a mi perro”, dice una mujer que vive en una ciudad atacada.
En el voluntariado también hay división por género de las funciones. Mientras que los hombres tienden a participar más en actividades de defensa y seguridad, las mujeres lideran la asistencia a las poblaciones vulnerables y el apoyo a las fuerzas armadas.
Las organizaciones de mujeres y las voluntarias se están “movilizando rápidamente para garantizar que sus comunidades y los desplazados internos reciban el apoyo que necesitan para acceder a los servicios críticos y a la ayuda humanitaria”. Si bien el liderazgo de las mujeres y su papel en la toma de decisiones ha aumentado a nivel familiar y parcialmente a nivel comunitario, a nivel de toma de decisiones formal, “la centralización del poder y el aumento del papel de los militares han hecho más difícil que las mujeres ejerzan influencia en los procesos de toma de decisiones políticas y administrativas formales, lo que ha disminuido la participación general de las mujeres”.
El documento señala que las voces de las mujeres no se incluyen de manera significativa en la planificación y la toma de decisiones en torno a la respuesta humanitaria o los procesos de paz más amplios. “Este análisis proporciona la evidencia de esas necesidades, y su urgencia. Las mujeres han desempeñado un papel vital en la respuesta humanitaria de sus comunidades. También deben participar de forma significativa en los procesos de planificación y toma de decisiones para garantizar que se satisfagan sus necesidades específicas, especialmente las relacionadas con la salud, la seguridad y el acceso a los medios de subsistencia”, dice la directora ejecutiva de ONU Mujeres, Sima Bahous.
Impacto “desproporcionado”
El informe revela que el impacto de la guerra es especialmente “desproporcionado” para las personas desplazadas internas y los grupos discriminados, como los hogares encabezados por mujeres, la población gitana, las personas LGBTQI y las personas con discapacidad. Muchos encuestados de las comunidades romaníes dieron testimonio de una grave discriminación, tanto en su vida diaria como en el acceso a la ayuda humanitaria, explican ONU Mujeres y CARE.
“Lo que escuchamos de la gente de Ucrania es que ciertos grupos –como las personas con discapacidad, gitanas y otras minorías étnicas, las madres solteras y los niños no acompañados–necesitan cada uno de ellos diferentes formas de protección y asistencia”, dice Sofía Sprechmann Sineiro, secretaria general de CARE International. “Para que nuestra respuesta sea eficaz y pertinente, estos grupos deben ser consultados y priorizados en todo el ecosistema de la ayuda a medida que esta situación verdaderamente devastadora sigue evolucionando”.
Los desplazados internos –la Organización Internacional para las migraciones (OIM) los cifra en más de 7,7 millones– han sido los más afectados por las interrupciones del trabajo remunerado. Las mujeres y los niños, que constituyen la mayoría de los desplazados, se ven afectados de forma desproporcionada.
Las mujeres y las niñas también destacan el escaso acceso a los servicios de atención sanitaria, especialmente para las supervivientes de la violencia de género y las embarazadas y las madres recientes, así como el creciente temor a la violencia de género y la falta de comida, especialmente para las que se encuentran en zonas de conflicto intenso.
Muchas de las personas encuestadas también hablan de los obstáculos a los que se enfrentan a la hora de acceder a la ayuda y los servicios humanitarios, y alrededor del 50% de las mujeres y los hombres indican que la salud mental es una de las principales áreas de la vida afectadas por la guerra.