La portada de mañana
Acceder
La declaración de Aldama: “el nexo” del caso Ábalos apunta más arriba aún sin pruebas
De despacho a habitaciones por 1.100 euros: los ‘coliving’ se escapan de la regulación
Opinión - ¿Misiles para qué? Por José Enrique de Ayala

Noticia servida automáticamente por la Agencia EFE

Invertir en que las niñas acaben la educación secundaria aumenta el PIB un 10 %

Panamá —

0

Panamá, 31 oct (EFE).- Las inversiones que permitan a las niñas y adolescentes finalizar la educación secundaria podrían impactar positivamente en el Producto Interno Bruto (PIB) de los países con economías emergentes e incrementarlo en un 10 % hacia el 2030.

Así lo señaló en una entrevista con Efe la gerente regional de programas transformadores de género e influencia de Plan International en América Latina y el Caribe, Amalia Alarcón, fundamentándose en datos del informe “El Caso de la Inversión Holística en las Niñas - Mejorando Vidas, Realizando Potencial, Beneficiando a todos”, elaborado por la ONG y la institución financiera Citi Global Insights.

“En este estudio hay un enfoque holístico en el que se deja ver que si se combinan todos los enfoques el beneficio para la economía es mucho mayor como, por ejemplo, el incremento del 10 % del PIB en economías emergentes en 2030”, declaró Alarcón.

FACTOR CLAVE: INVERTIR EN TODOS LOS ELEMENTOS

De acuerdo con las conclusiones principales del documento, una inversión de 1,53 dólares diarios por cada niña en las economías emergentes tendría un “enorme impacto” en el potencial económico de los países.

La clave se encontraría en invertir en todos los elementos “multicausales” que “enfrentan las niñas durante este tiempo” y les impiden culminar su educación, resaltó Alarcón.

“Hemos visto los distintos problemas y hemos tratado de invertir en acceso en educación sin analizar otros aspectos”, añadió.

Indicó, por ejemplo, que “si un embarazo a temprana edad afecta a la educación hay que invertir en salud reproductiva” o en caso de que sufra violencia de género “hay que invertir en políticas públicas que prevengan esa violencia”.

Datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) señalan que unas 132 millones de niñas en todo el mundo no están escolarizadas.

Esto incluye a casi 100 millones en edad de asistir a la escuela secundaria y más del 85 % de niñas de los países de bajos ingresos no terminan la escuela secundaria.

Además, 15 millones de niñas en edad de asistir a la escuela primaria nunca entrarán en un aula, según los datos de la Unesco.

“No es solo invertir en becas para que acaben (la secundaria), es invertir en todo (contra) esas barreras que les impiden acabar su educación”, explicó Alarcón.

¿QUÉ EXCLUYE A LAS NIÑAS DE LA ESCUELA?

La mayoría de las niñas “no consiguen culminar la educación secundaria por los embarazos a temprana edad”, señaló Alarcón.

Explicó que esas gestaciones a edades prematuras “están relacionados con el mal acceso a la salud y la falta de una educación sexual integral”, mientras que otros factores están vinculados a la “violencia sexual, por lo que toda la prevención basada en género es fundamental para garantizar su condición educativa”.

Consideró que los roles de género son una causa fundamental, pues “las van relegando a tareas del hogar no remuneradas, en sus casas se ven forzadas en las tareas de cuidado” y el matrimonio temprano.

“Aquí en la región (Latinoamérica) hay un 25 % de niñas que se casan antes de los 18 años, lo que significa 1 de cada 4”, agregó la gerente.

Destacó que entre las consecuencias de no completar los estudios de secundaria está la informalidad laboral, los trabajos con poca remuneración o la falta de la seguridad social.

“Cuando abordamos la informalidad laboral de las mujeres mucho se debe a un embarazo a temprana edad: una joven quiere trabajar y no tiene un sistema de cuidado que le permita dejar a su bebé en un lugar seguro y trabaja (entonces) con el bebé en brazos”, explicó.

“Si invertimos (en ellas) estamos contribuyendo a que en un futuro puedan incorporarse a una fuerza laboral en igualdad de condiciones, en trabajos formales”, remarcó Alarcón, que recomienda emprender estas acciones “desde la primera adolescencia, a los 10 años” para “no llegar tarde”.