La cadena estadounidense CNN ha publicado nuevas pruebas y testimonios que apuntan a que la muerte de la periodista Shireen Abu Akleh el pasado 11 de mayo en Jenin fue causada por un ataque deliberado de las fuerzas israelíes. Las conclusiones de la investigación se basan en el análisis de unos vídeos del momento en el que la reportera palestina-estadounidense fue alcanzada por los disparos, corroborados por los testimonios de ocho testigos presenciales, un analista forense de audio y un experto en armas explosivas.
Un fragmento del vídeo publicado por CNN muestra que los disparos empiezan mientras un grupo de hombres charlan tranquilamente. Abu Akleh y otros periodistas, todos con chalecos antibalas con la inscripción “prensa”, andan por la calle, en un momento de aparente calma. Unos segundos después, Abu Akleh yace en el suelo. Una reportera que estaba con ella, Shatha Hanaysha, se agacha para tratar de moverla y, luego, aparece un hombre con una camiseta blanca. Juntos intentan mover el cuerpo de la periodista pero tienen que retroceder por los disparos. Unos minutos después, el hombre logra arrastrar el cuerpo.
Las imágenes no muestran cómo dispararon a la reportera, pero los testigos presenciales han declarado a la CNN que creen que las fuerzas israelíes que se encontraban en la misma calle abrieron el fuego deliberadamente contra los reporteros. “Estuvimos cinco o diez minutos frente a los vehículos militares israelíes antes de movernos, para asegurarnos que nos habían visto. Lo hacemos habitualmente como periodistas, nos movemos en grupo y nos paramos para que puedan vernos, así saben que somos periodistas”, ha dicho Hanaysha a la cadena estadounidense.
Ya en las primeras horas después del suceso, los testigos, en su mayoría compañeros periodistas, las autoridades palestinas y Al Jazeera, la cadena de televisión catarí para la que Abu Akleh trabajaba, culparon inmediatamente a soldados israelíes del disparo que la mató, mientras que el Gobierno de Israel se apresuró a responsabilizar a “palestinos armados” que abrieron fuego contra las fuerzas de seguridad israelíes. Posteriormente, en un informe preliminar sobre el suceso, el Ejército israelí admitió que había “dos posibilidades” sobre la fuente del disparo letal: palestinos armados “que dispararon cientos de balas desde varios lugares”; o un soldado israelí que devolvía fuego a un miliciano palestino que supuestamente estaba cerca de la periodista.
El Ejército israelí, quien niega que haya habido un ataque deliberado, aún no ha decidido si abre una investigación interna. “Debido a la naturaleza de la situación de combate activo, no se inició una investigación inmediata de la división de investigación criminal de la Policía militar”, aclaró el pasado 19 de mayo un portavoz castrense. La decisión de abrir o no una investigación interna de la policía militar dependerá de la Abogacía militar, una vez que haya concluido la “indagación operativa en curso”, de la que está a cargo la alta comandancia de las Fuerzas Armadas.
La reconstrucción desarrollada por CNN desmiente que en el momento del tiroteo hubiera un combate activo en la zona en la que murió la reportera. El análisis de los audios y de los vídeos obtenidos por la cadena indica que el disparo que mató a la periodista se produjo desde una distancia de unos 200 metros, la misma distancia a la que se encontraban los vehículos militares israelíes.
Los testigos presenciales afirman que no había militantes palestinos en el lugar en el que se encontraban los periodistas. Esta versión parece respaldada por el análisis hecho por CNN de los vídeos distribuidos por la oficina del primer ministro israelí, Naftali Bennett, y el Ministerio de relaciones Exteriores de Israel en los que aparecen palestinos armados disparando al azar. La geolocalización identifica el punto en el que se grabaron estas imágenes a 300 metros de distancia de Abu Akleh, detrás de las fuerzas israelíes y sin una línea de fuego clara hacia el punto en el que murió la periodista.