CLAVES

Qué es el ISIS-K, sus diferencias con Al-Qaeda y los talibanes en Afganistán

Ayelén Oliva

27 de agosto de 2021 21:53 h

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Como si hiciera falta algún otro elemento en el drama político que vive Afganistán, el Estado Islámico en la Provincia Khorasan, también conocido como EI-Khorasan (EI-K) y traducido al español como Jorasán, se adjudicó el atentado en las puertas del aeropuerto de Kabul de este jueves en el que murieron al menos 170 personas, según las autoridades sanitarias locales.

“Los terroristas de ISIS-K no van a ganar”. Esas fueron las palabras del presidente de los Estados Unidos. ISIS-K es como se conoce a la rama del Estado Islámico (ISIS) en Afganistán. Formado en 2014, en la frontera con Pakistán por combatientes separatistas de los talibanes, fue limitando terreno en los últimos años pero sin llegar a perder su influencia.

El informe del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, con información de los servicios de inteligencia de los Estados Unidos, ya había advertido sobre la presencia de este grupo yihadista. “El grupo ha reforzado sus posiciones en Kabul y alrededores, donde lleva a cabo la mayoría de sus ataques”, alertaba el mes pasado.

Khorasan es una región histórica que antiguamente incluyó partes de Afganistán, Irán, Pakistán y Turkmenistán. Hace un siglo que pasó a ser parte de Irán y hace menos tiempo quedó divida en tres provincias.

Rivalidad

Tanto ISIS-K como los talibanes tienen en común que son grupos fundamentalistas islámicos. Lejos de ser aliados, mantienen una continua rivalidad. Si bien desde fuera de la visión extremista no parecen ser más que dos caras de la misma moneda.

Estos grupos armados pelean por el control de una parte similar del territorio pero también por su gente, quieren sumar nuevos combatientes e incorporar a los desencantados del bando contrario. En definitiva, disputan el liderazgo dentro del yihadismo en Afganistán.

Mientras que ISIS-K rivaliza con los talibanes, Al-Qaeda opera bajo la protección de este grupo. Si bien los talibanes aseguran que desde los acuerdos con Estados Unidos de 2020 ellos no cooperan con Al-Qaeda, existen sospechas que esa afirmación no sea del todo cierta.

Los especialistas señalan que la verdadera rivalidad está entre Al-Qaeda e ISIS-K más que con el movimiento talibán. “Ambos compiten por la supremacía en la ideología yihadista mundial. Esto quiere decir, por la idea de imponer un dominio islámico sobre aquellos territorios que alguna vez fueron dominados por el Islam”, explica a elDiario.es Ezequiel Kopel, periodista especializado en Medio Oriente y autor del libro 'Medio Oriente. Lugar Común'.

La rama afgana del Estado Islámico tiene fuertes raíces en el noreste de Afganistán, pero está presente en al menos 15 provincias afganas. Opera en las provincias del sur del país Kandahar, Helmand y Nimruz y mantuvo células dormidas en Kabul, según datos del informe de la ONU.

Históricamente ISIS-K ha criticado cualquier cooperación entre los talibanes y Estados Unidos, incluidos los diálogos para retirar las tropas extranjeras. No es casualidad que estos ataques estuvieron orientados a zonas controladas por los soldados de Estados Unidos.

Las diferencias

Primero, la rama afgana del Estado Islámico ha venido perdiendo fuerza en el último tiempo en comparación con los talibanes, según datos del Consejo de Seguridad.

Durante 2020, ISIS-K no solo perdió tierras, liderazgo y combatientes sino recursos financieros. De todos modos ha logrado retener el dominio en zonas claves como en las provincias afganas de Kunar y Nangarhar además de desplegar parte de su poder a distintas ciudades de peso como Kabul.

En segundo lugar, a diferencia de los talibanes que su interés está limitado a Afganistán, en el caso del ISIS-K va más allá y no se ciñe a las fronteras vigentes reconocidas internacionalmente.

Tercero, los talibanes serían para ISIS-K una rama más “moderada” dentro del yihadismo islámico. El acuerdo de retirada de las tropas de Estados Unidos es visto como una traición por parte del Estado Islámico que opera en Afganistán.

“ISIS-K llegó a definir a los talibanes como apóstatas, es decir, que abandonaron la religión islámica por sentarse a hablar con Estados Unidos. Por eso, suelo decir que ISIS-K es Al-Qaeda con esteroides”, explica Kopel.

El atentado llegó después del discurso de Joe Biden en el que aseguró que su país había cumplido su misión en terminar con la amenaza de Al-Qaeda. Pero si algo ha quedado claro es que mantener un diálogo con los talibanes no es igual a decir que la amenaza del terrorismo está controlada en Afganistán.