Israel no se libra de la inestabilidad política que arrastra desde hace dos años: el colapso definitivo de la coalición que lideraban Benjamín Netanyahu y su ya exsocio Beny Gantz obligará a los ciudadanos a acudir a las urnas por cuarta vez desde abril de 2019.
Todo ello se ha materializado con la disolución a medianoche del Parlamento, tras acabar el plazo para aprobar un presupuesto, el principal elemento que enfrentó al primer ministro y Gantz, sobre el que no consiguieron alcanzar un acuerdo pese a los intentos a lo largo del día.
“Anuncio la disolución de la 23 Knéset en este momento. Estamos en un período complejo y desafiante, lleno de controversia”, un debate social que “encontró su expresión natural aquí también en este edificio”, ha dicho el presidente de la Cámara, Yariv Levin, minutos antes de la medianoche.
“Estamos embarcados en una campaña electoral difícil, pido a todos que eviten el aumento de las tensiones y hagan todo lo posible para que la campaña electoral se lleve a cabo y finalice de manera ordenada y sin manifestaciones de violencia”, ha añadido.
Elecciones en marzo
Tras este fin precipitado de la legislatura, se espera que las elecciones sean en cuestión de tres meses, probablemente el 23 de marzo. La nueva ronda electoral -que sigue a otras tres en 2019 y 2020- se hará en plena pandemia, ante graves dificultades económicas y un importante descontento popular hacia la clase política.
Durante los últimos días, mientras intentaban alcanzar un pacto en negociaciones que no fructificaron, Netanyahu y Gantz reiteraron que no querían comicios, pero las fricciones y la desconfianza mutua se impusieron y su frágil coalición de Gobierno ha acabado cayendo como un castillo de naipes. Se había formado en mayo. Ha durado poco más de siete meses.
Previsiones de las encuestas
Las primeras encuestas electorales no dan una posición de partida muy favorable a ninguno de los dos, que en los próximos meses seguirán compartiendo el poder en un Ejecutivo en funciones. El sondeo difundido por el Canal 12 de noticias prevé un avance del Likud de Netanyahu hasta los 29 escaños, de los 120 que tiene la Cámara, dos más de los que tiene ahora.
Sin embargo, los cambios en las fuerzas políticas harían que esta cifra fuese insuficiente para formar coalición con sus socios tradicionales, lo que le complica mantenerse en el poder. La formación más beneficiada por la convocatoria electoral sería Nueva Esperanza, el partido recién anunciado este mes por el exmiembro del Likud Guideon Saar, a quien este sondeo da 18 asientos.
Yesh Atid-Telem, al frente de la oposición y exsocio de Azul y Blanco de Gantz, conseguiría 16; el derechista Yamina, 13; la Lista Unida (de mayoría árabe), 11; los partidos ultraortodoxos, Shas y Judaísmo Unido de la Torá, 8 cada uno, al igual que Israel Nuestro Hogar. El pacifista Meretz lograría 7 y el más perjudicado sería Azul y Blanco, que se hundiría, con solo 5 escaños frente a los 14 que tiene ahora.
Otra encuesta del canal público Kan arroja cifras muy similares, con el Likud logrando 28 escaños y Nueva Esperanza llegando a la veintena de diputados. Kan pone a Yamina por delante de Yesh Atid, con 15 y 13 asientos, respectivamente.
En ambos sondeos, el bloque tradicional de derechas y religioso, con el Likud, los ultraortodoxos y Yamina, no lograría los 61 votos necesarios para gobernar, con lo que se vería forzado a pactar con formaciones que se han posicionado en contra de que Netanyahu continúe en el puesto que ocupa desde hace más de una década.