Los protagonistas de este caso judicial son los principales presentadores de la cadena estadounidense Fox News, su propietario Rupert Murdoch, y Dominion, una empresa fabricante de máquinas para votar en Estados Unidos. Los hechos que centran el juicio tuvieron lugar durante la noche electoral del 3 de noviembre de 2020 y las semanas siguientes. Y el delito en cuestión es si Fox News ha difamado a Dominion al acusarla desde entonces en antena, sin pruebas y sabiendo que era falso, de contribuir a un supuesto fraude electoral que permitió la victoria a Joe Biden en detrimento de Donald Trump.
Dominion ha demandado a Fox News por difamación en un caso que puede provocar un daño económico y reputacional importante para la cadena conservadora por difundir mentiras. De momento, Fox News ha perdido en todos sus intentos previos para evitar que el caso llegue a juicio. A partir del próximo 13 de abril comenzará la selección del jurado que decidirá si debe pagar los 1.600 millones de dólares (unos 1.470 millones de euros) que le reclama la empresa por daños y perjuicios.
Esta compañía asegura que varios presentadores de Fox News conocían que las alegaciones de Trump de que le habían robado las elecciones eran falsas, pero eso no impidió que las repitieran una y otra vez en sus programas, responsabilizando además a Dominion del fraude. El juez que ha admitido el caso a trámite afirma en su decisión que está “CLARO COMO EL AGUA” —las mayúsculas son suyas— “que ninguna de sus afirmaciones acerca de Dominion en las elecciones de 2020 son ciertas”.
Votos emitidos “desde más allá de la tumba”
Entre las alegaciones que ha estudiado el juez está, por ejemplo, la pronunciada por el presentador y amigo de Trump, Sean Hannity, más de dos semanas después de las elecciones. “Queda una cantidad de votos importante por contar”, afirmó en el horario de máxima audiencia. A Hannity también le preocupaban “informaciones de que hay personas fallecidas que han podido votar desde más allá de la tumba”. Trump cumplió con su tradición y esa noche animó a sus seguidores en Twitter a que vieran el programa de Hannity sobre el supuesto fraude electoral.
Dominion debe demostrar ahora que esas alegaciones fueron intencionadas y que Fox las publicó sabiendo que eran mentira. La empresa quiere citar a declarar a presentadores fieles a Trump como Hannity, Tucker Carlson y Laura Ingraham, pero también a Rupert Murdoch, el fundador de la empresa propietaria de Fox News, News Corp y copresidente de Fox Corporation.
De momento, la demanda ha sacado a la luz las comunicaciones internas de una empresa que intentaba hacer malabares entre la atención de su mayor promotor y presidente de EEUU, las acusaciones de fraude que querían difundir los presentadores estrella, los hechos que defendían desde la sección de noticias y los intereses comerciales que van de los datos de audiencia a la cotización en bolsa de News Corp.
“Sidney Powell es una mentirosa”, escribió Carlson en un mensaje a Ingraham en referencia a la abogada de Trump, la persona que inició las alegaciones falsas contra Dominion. “La he pillado. Es una locura”, añadió el presentador, que consideraba que las acusaciones eran “absurdas”. Ingraham contestó “Sidney es una loca. Nadie va a trabajar con ella. Lo mismo digo de Rudy”, metiendo así en el mismo saco a Giuliani, el asesor del expresidente republicano.
Murdoch parecía estar de acuerdo porque calificó las alegaciones de fraude como “realmente locas” y escribió la siguiente frase a la presidenta de Fox Media: “Me temo que es una cuestión que está perjudicando a todo el mundo”. En las pruebas presentadas por la acusación, el magnate admite supuestamente que varios de sus presentadores difundieron mentiras electorales en antena que él sabía que eran falsas.
Murdoch: “Nadie quiere a Trump como enemigo”
Otros mensajes también han desvelado, a través de la documentación aportada por Dominion ante el juez, que Murdoch planteó que los tres principales presentadores aparecieran en antena para declarar a Biden ganador de las elecciones. Esto, según el magnate, “ayudaría en gran medida a parar el mito de Trump de que le robaron las elecciones”.
Aquella idea no cuajó. El testimonio de Murdoch en la fase inicial del caso, obtenido por la organización Media Matters, podría explicar por qué:
— “Nadie quiere a Trump como enemigo”, dijo el magnate en su testimonio.
— “¿Por qué?”, le pregunta el abogado.
— “Porque tenía muchos seguidores”, respondió Murdoch.
— ¿Y no querían hacer nada que le enfadase?
— Le habían votado 75 millones de personas.
— ¿Cómo perjudicaron los locos ataques de Trump al índice de audiencia de Fox?
— Bueno, sabemos que tiene muchos seguidores. Si él dice ‘no veas Fox News’, puede que algunos dejen de verla.
Las comunicaciones internas de Fox reveladas por la acusación demuestran que el interés por la audiencia estaba detrás de su decisión de difundir las mentiras. Habían pasado tres semanas de las elecciones cuando, según refleja una conversación de Hannity con su equipo, el presentador afirmó que había que “respetar” a los espectadores estuvieran o no estuvieran de acuerdo con ellos. Otro productor respondió entonces: “Nuestros mejores minutos de la semana pasada”, en términos de audiencia, “fueron los dedicados a las irregularidades en el voto”.
La cadena aplacó incluso los intentos de la sección de informativos de referirse a la legalidad de las elecciones. Una periodista de la cadena publicó en Twitter que los funcionarios responsables de las elecciones habían publicado un comunicado en el que afirmaban que no había pruebas de fraude. Aparentemente, Carlson reaccionó entonces escribiendo un mensaje a su compañero Hannity: “Haz que la despidan. Esto tiene que parar, esta misma noche. Está dañando a la compañía, ha bajado el valor en bolsa, no es ninguna broma”.
“Le odio apasionadamente”
Tampoco han ayudado las decenas de mensajes de texto en los que los propios presentadores parecen reconocer que las alegaciones de fraude son falsas. Carlson, por ejemplo, escribió en privado que las acusaciones de fraude electoral eran “sorprendentemente temerarias” y “absurdas”, pero en antena ha seguido justificando que “los manifestantes estaban muy cabreados. Creían que las elecciones en las que acababan de votar no se celebraron de manera justa y tenían razón”.
Las contradicciones entre lo que se emitía en Fox News y lo que pensaban sus responsables seguían vigentes hasta el 4 de enero, dos días antes del asalto al Capitolio. Aquella jornada, según la información de la acusación, Carlson escribió a su equipo: “Queda muy poco para que podamos ignorar a Trump casi todas las noches”. Un productor le contestó que “no hay nada que quiera más”, a lo que Carlson añadió: “Le odio apasionadamente”.
Fox News ha alegado en su defensa que cualquier información que emitieron acerca del supuesto fraude está protegida bajo el derecho a la libertad de expresión porque sus periodistas “informaron de acusaciones noticiosas”. Pero el juez ya les ha negado ese argumento porque, según él, “las pruebas no demuestran que publicaron información de manera desinteresada” y que, “al no haber revelado las pruebas que refutan sus afirmaciones, está demostrado que no fue una labor desinteresada”.
Los presentadores de Fox continuaron difundiendo acusaciones de fraude que Murdoch ya ha reconocido, en una declaración jurada, que nunca creyó que fueran ciertas y que “ni siquiera lo ha estudiado”. Preguntado por la labor de sus presentadores, también ha admitido que “quizá fueron demasiado lejos”. Un jurado decidirá esta primavera, salvo que haya un acuerdo extrajudicial que lo impida, si Murdoch tenía razón en esto y si debe, además, pagar por ello.