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Líderes progresistas de Europa y América Latina se conjuran en Bruselas contra la extrema derecha y el cambio climático

El Grupo Socialdemócrata del Parlamento Europeo ha celebrado este miércoles la segunda edición del 'Día de América Latina’, en una jornada denominada Hacia una nueva agenda progresista UE-América Latina. El encuentro contó con el apoyo de la fundación Friedrich Ebert —socialdemócratas alemanes— y el Grupo de Puebla, que agrupa a las izquierdas de varios países latinoamericanos. 

Martin Schulz, expresidente del Parlamento Europeo, destacó la capacidad de Brasil, Chile o Argentina para construir democracias estables después de “dejar atrás dictaduras fascistas”. Por su parte, Iratxe García Pérez, presidenta de los socialdemócratas europeos en la Eurocámara, planteó un horizonte común y cercano en el tiempo, poco antes de empezar la mesa redonda: “Debemos aprovechar la presidencia española [España presidirá el Consejo de la UE a partir de julio] para avanzar hacia la firma de instrumentos fundamentales como son los acuerdos de la UE y Chile, México y nuestros hermanos de Mercosur”.

La primera mesa redonda contó con ponentes como el expresidente de Ecuador, Rafael Correa, su homólogo colombiano, Ernesto Samper, la expresidenta chilena, Michelle Bachelet, y el expresidente español, José Luis Rodríguez Zapatero. Los cuatro coincidieron en la denuncia del rol nocivo que las oligarquías han jugado en el desarrollo económico de los países latinoamericanos, pero mostraron ciertas diferencias a la hora de encarar cómo abordar las relaciones entre ambos bloques. Los líderes latinoamericanos, en la mayoría de sus intervenciones, fueron críticos con la distancia que, según consideran, existe entre la teoría y la práctica de la política exterior europea. 

El cambio climático es “la peor amenaza para la humanidad”

Zapatero, citando al articulista del Financial Times Martin Wolf, destacó que Occidente ya no es el centro económico del mundo, y conminó a los asistentes a adaptarse al reequilibrio del mundo escuchando a América Latina: “Hay una decadencia progresiva de lo que llamamos Occidente y de la hegemonía extraordinaria de los Estados Unidos después de la II Guerra Mundial. ¿Queremos entenderlo? Es así, todo lo demás son retóricas”, concluyó. 

La expresidenta chilena Bachelet destacó que el cambio climático es “la peor amenaza para la humanidad”, y, como el resto de sus compañeros latinoamericanos, destacó el rol que la deuda externa está teniendo en los países del continente: “La deuda limita su habilidad para proteger a su gente, de proveer servicios básicos y desarrollo social”, comentó. Bachelet, la primera mujer en presidir Chile, destacó que el fondo de descontento es común más allá de Europa y América Latina, y señaló dos razones: la percepción de que la democracia no resuelve los problemas de los ciudadanos; y los sistemas económicos que aumentan la brecha entre los ricos y los pobres. 

Unidad ante el auge de la extrema derecha

La segunda mesa redonda contó con la participación de jóvenes políticos socialdemócratas. El eurodiputado barcelonés Javier López enfatizó la importancia de la democracia y la equidad social como elementos fundamentales para cohesionar nuestras sociedades. “La desigualdad infinita no puede coexistir dentro de la democracia”, afirmó, resaltando el aprendizaje adquirido durante la última década. López abogó por la construcción de una nueva fiscalidad global que aborde tanto la desigualdad social como la crisis climática. 

Camila Bazachi Jara Marzochi, miembro del Congreso brasileño, señaló la persistente desigualdad económica en América Latina, una herencia de la época esclavista. Además, destacó la retórica peligrosa de la extrema derecha, que promovió la violencia contra sus adversarios, un punto en común con Cecilia Nicolini, la secretaria de Estado de Argentina, quien destacó la amenaza ultraderechista a los servicios públicos de su país. Cicolini destacó los desafíos adicionales que enfrentan países como los de América Latina debido a la vulnerabilidad de sus infraestructuras frente al aumento de los precios y las sequías causadas por la crisis climática. 

La intervención que despertó más aplausos fue la de la política peruana Veronika Mendoza. Excandidata a la presidencia, Mendoza criticó la situación actual del Perú, donde un gobierno no electo ha reprimido las protestas ciudadanas, que piden elecciones. Mendoza invitó a abordar los desafíos de manera conjunta y no de forma aislada, e hizo hincapié en las riquezas de América Latina: “Proveemos al mundo de aquello que no se valora, pero sin lo cual no hay vida: agua y oxígeno.” 

Cumbre entre ambas regiones en julio

El italiano Giuseppe Provenzano resaltó que el ascenso de las derechas en el mundo ha generado una ilusión de protección social a expensas de la restricción de libertades individuales, y señaló los casos de Meloni en su país o de Bukele en El Salvador. Provenzano destacó la importancia de priorizar lo político por encima de lo comercial con una frase: “Tras 1989 pensamos que los McDonalds podrían reemplazar la política, sustituir la política por las relaciones comerciales, pero esa idea es la que ha fracasado.” 

Las conclusiones contaron con el mensaje de un presidente en activo, el argentino Alberto Fernández, quien emplazó a los asistentes a preguntarse si la extrema derecha, presentándose como una fuerza crítica con los sistemas de gobierno, no es realmente la mejor manera de apuntalar a los poderosos. Y añadió una cifra que muestra las consecuencias del cambio climático: Argentina, altamente endeudada, vive una sequía que le ha hecho perder 20.000 millones de dólares en exportaciones (unos 18.000 millones de euros). Fernández, que no se presentará a la reelección, citó al Papa Francisco para resumir el gran reto de la crisis climática: “De esta, nadie se salva solo”, zanjó. En julio, con la cumbre de la UE y la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños), ambas regiones tendrán la oportunidad de apuntalar el acercamiento escenificado por los socialdemócratas.