Tras meses garantizando que no pactaría la gobernabilidad con la extrema derecha, el conservador Luís Montenegro ha cumplido su promesa y ha presentado un gobierno formado por altas figuras del Partido Social Demócrata (PSD), eurodiputados con años de experiencia política en Bruselas y cinco independientes de la sociedad civil. Los portugueses conocieron el jueves las caras que encabezarán el Gobierno fruto de una coalición entre el PSD y el democristiano CDS, pero en la que quedan fuera los liberales de Iniciativa Liberal. Son 17 ministerios, de los cuales siete están ocupados por mujeres. Manteniendo el número de ministerios del final de la era António Costa, la representación femenina baja ligeramente - con Costa había nueve ministras.
Se trata de un gobierno con muy poco apoyo parlamentario -sólo 80 diputados en un parlamento de 230- y con un alto riesgo de ser objeto de una moción de censura al menor desliz. Por eso Luís Montenegro se ha esforzado en buscar figuras a prueba de riesgos, evitando las confusiones que degradaron la imagen del gobierno socialista con mayoría absoluta, que abrió la puerta al fuerte crecimiento de la derecha más extrema.
Los nuevos ministros son personas del círculo de confianza personal del futuro primer ministro, o con años de probada experiencia directiva, aunque el grueso del gobierno nunca ha ocupado el cargo de ministro. Monteiro tampoco tiene mucha experiencia en cargos de gobierno, ya que lo más relevante del futuro primer ministro es que fue líder parlamentario del PSD.
Seis meses de “estado de gracia”
En los ministerios de mayor peso político se encuentran rostros próximos a Luís Montenegro y de su total confianza política. El eurodiputado del PSD Paulo Rangel, que participó en la manifestación de Madrid contra la amnistía en noviembre del año pasado, es el número dos y asumirá la cartera de Exteriores. Joaquim Miranda Sarmento, antiguo líder parlamentario del PSD, se encarga del Ministerio de Finanzas. Nuno Melo, líder de los democristianos y hasta hace poco eurodiputado en Bruselas, asumirá la cartera de Defensa.
El nuevo Gobierno vuelve a reunir en un mismo ministerio las infraestructuras y la vivienda, donde se encuentran la mayoría de los asuntos más complejos del nuevo Gobierno. En la agenda de este ministerio figuran la privatización de la compañía aérea TAP y la decisión sobre la ubicación para la construcción del nuevo aeropuerto de Lisboa, una decisión pendiente desde hace más de cinco décadas. La grave crisis de la vivienda en Portugal y la construcción de la red ferroviaria de alta velocidad son también asuntos importantes que Miguel Pinto Luz tiene que resolver con urgencia.
Además de la fusión de los ministerios de Infraestructuras y Vivienda, que plantea dudas sobre la capacidad de un solo ministro para resolverlo todo, la principal crítica a este nuevo Gobierno se refiere a la supresión del Ministerio de Educación Superior y Ciencia, que pasará a depender del nuevo ministro de Educación, Ciencia e Innovación, responsable de todos los niveles de la enseñanza y la ciencia. En cambio, se ha creado el Ministerio de Juventud y Modernización, con Margarida Balseiro Lopes, diputada de 34 años y antigua dirigente de las juventudes del PSD, al frente.
El periódico Expresso de este viernes, citando a una fuente de la Presidencia de la República, afirma que el presidente está dando a este Gobierno alrededor de medio año -hasta que se discutan los Presupuestos Generales del Estado- para que demuestre lo que vale. Se trata de un breve “estado de gracia” que obliga al nuevo gobierno a darse prisa para resolver la situación de importantes grupos profesionales que han mostrado su descontento en los últimos meses, en concreto varias carreras de la administración pública, como profesores y políticos.
La extrema derecha fuera del gobierno
A pesar de las presiones del partido de extrema derecha Chega para que se incorpore al Gobierno como forma de garantizar la estabilidad para los próximos cuatro años, Chega se opondrá al Gobierno, pero aún está por determinar el peso político que tendrá en las negociaciones clave con el acuerdo sobre los Presupuestos Generales del Estado. Si no se aprueban los Presupuestos, el Gobierno caerá y el país irá a elecciones anticipadas. Los socialistas ya han dicho que sería “muy difícil” aprobar unos Presupuestos Generales del Estado propuestos por el PSD. Los liberales de Iniciativa Liberal negociaron su participación en el nuevo Gobierno, pero no hubo acuerdo sobre algunas propuestas -en concreto, la creación de una circunscripción de compensación para dar más peso político al interior del país-, por lo que los liberales prefirieron quedarse fuera de la solución de gobierno.
El nuevo Gobierno tomará posesión el 2 de abril y los nuevos secretarios de Estado jurarán sus cargos el 5 de abril. Está previsto que el programa de gobierno se presente el 10 de abril y se debata en el Parlamento durante los dos días posteriores. Durante este debate, el Partido Comunista Portugués presentará una moción para rechazar el programa, pero el Partido Socialista ya ha dicho que dejará que este gobierno asuma plenamente sus funciones. Los socialistas lo justifican con el hecho de que no se pueden repetir las elecciones en un plazo de seis meses, por lo que rechazar al Gobierno sería paralizar la gobernanza del país durante casi un año, en un momento crucial para la aplicación del Plan de Recuperación y Resiliencia.
Las elecciones legislativas anticipadas de 2024 dieron una ajustada victoria a la coalición Alianza Democrática, y los socialistas se quedaron a unos 50.000 votos. Con el peso creciente de la extrema derecha en el Parlamento y la negativa de los socialistas a una solución de gobierno de gran coalición, la gobernabilidad implicará una negociación constante entre los distintos partidos de los tres grandes bloques del Parlamento portugués: la izquierda, la derecha tradicional y la extrema derecha.