Marruecos detiene sin pruebas a una periodista crítica acusada de abortar y practicar sexo antes del matrimonio

Sonia Moreno

Tánger (Marruecos) —

A las puertas de una clínica ginecológica, a las 11:35 horas del sábado, varios agentes de seguridad marroquíes detuvieron a la periodista Hajar El Raissouni, del diario árabe Akhbar Al Yaoum, acusada de mantener relaciones prematrimoniales con su prometido y de haber abortado. Su pareja, el profesor universitario sudanés Rifaat Al-Amin, que la acompañaba, también fue arrestado. Ha ocurrido quince días antes de celebrar su boda, prevista para el 14 de septiembre.

Una semana después, la pareja sigue en prisión junto al ginecólogo, a su ayudante y a la secretaria de la clínica donde Raissouni había sido tratada de una “hemorragia interna”, según especificó a los medios el abogado que lleva el caso, Saad Sahli.

A pesar de que no hay un denunciante, “en las actas se afirma que el arresto se realizó sobre la base de la información recibida” en el servicio policial, sin más detalles, explicó Sahli. Durante las 48 horas que la periodista pasó bajo custodia policial, su defensa no pudo comunicarse con ella. Los cinco acusados han comparecido en una primera audiencia en el Tribunal de Primera Instancia de Rabat. Actualmente están detenidos en prisión preventiva en la prisión local en Salé, localidad aledaña a Rabat. La próxima vista tendrá lugar el lunes 9 de septiembre, según adelanto Sahli a eldiario.es.

La exploración médica bajo custodia policial ha confirmado que Hajar El Raissouni no se sometió a ningún aborto, según ha trasladado la defensa, que alega que un examen en el Hospital Universitario Ibn Sina, a petición de la fiscalía durante el arresto, demuestra que la acusada no abortó. “No hay rastro de fórceps en su útero”, material que se utiliza para interrumpir los embarazos, además el informe detalle que la chica “sufría un sangrado en el cuello uterino”, según publicó el diario Alyoum24 con el permiso de la parte interesada.

En la comparecencia judicial, el doctor, de 70 años, se desmayó. “Pasé 40 años de mi vida practicando la profesión médica, y no he registrado en mi historial profesional ningún delito en mi contra, y hoy me encuentro en la vejez arrestado por cargos que no cometí”, dijo según el diario marroquí Alyaoum24. Además defendió a su paciente, que acudió a la clínica “en un estado de salud grave, sufría un sangrado severo, y tuve que someterla a una intervención quirúrgica urgente para detener el sangrado”.

La acusada sostuvo la misma declaración y aseguró no haber sufrido ningún aborto. Declaró que no fue detenida en la consulta, sino en la calle. “Seis agentes vestidos de civiles me rodearon frente a un edificio en el barrio de Agdal”, y precisó que “llevaban cámaras”. Explicó que la rodearon y la obligaron a entrar al edificio y luego a la consulta del ginecólogo. Según los datos facilitado por el doctor al abogado de Raissouni, “la seguridad entró y solicitó que se llamara al facultativo que ya se encontraba fuera del consultorio. Al regresar, lo arrestaron”.

Hajar y su prometido no habían formalizado su matrimonio a la espera de unos documentos de la embajada de Sudán en Rabat. Sin embargo, la pareja sí se había prometido ante las familias por 'la fatiha' (versículo de apertura del Corán), matrimonio verbal por el rito musulmán.

“El cuerpo de las mujeres no es propiedad pública”

La periodista está recibiendo el apoyo y la solidaridad de diferentes asociaciones de derechos humanos, de juristas e incluso de políticos, que exigen su liberación inmediata. “El aborto es un derecho fundamental, no es un crimen”, defendió en declaraciones a eldiario.es Ibtissam Lachgar, psicóloga y portavoz del Movimiento Alternativo por las Libertades (MALI). Esta organización, que siempre se ha posicionado en la vanguardia de la defensa de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, denuncia la acusación y el arresto de Hajar Raissouni porque “el cuerpo de las mujeres no es propiedad pública”. Además, Lachgar tacha a Marruecos de “un sistema patriarcal que condena la sexualidad” y tilda el arresto de Hajar de “fascista” y de “violación”.

Desde la Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH) consideran que esta detención está dirigida a ella como periodista y a presionar a su entorno, y condenan “la violación de los derechos de todos los detenidos en relación con este caso, desde el método de detención y el impedimento a recibir visitas del abogado, a la negativa a su liberación a pesar de la ausencia de argumentos sobre los cargos”.

Eric Goldestein, subdirector de Human Rights Watch (HRW) para la región MENA, no dejó pasar la ocasión para twittear: “El adulterio y los abortos deben ser despenalizados y la publicación de filtraciones que no respetan su privacidad huelen a manipulación”.

La comunidad periodística percibe el caso como “intencionado”

La Unión Nacional de la Prensa Marroquí emitió un comunicado el miércoles que “condena la campaña de difamación maliciosa y poco ética contra nuestra hermana por parte de algunos medios, que optaron por no respetar los principios de la ética profesional en el manejo de este caso”. Piden garantías completas para ella y para que todos los periodistas no sean atacados en sus vidas privadas y no sean víctimas de campañas de difamación.

En la comunidad periodística se cuestionan las razones reales del caso, percibido como “intencionado”, especialmente dado el perfil de la periodista, considerada cercana a los círculos islamistas. Es la sobrina de Ahmed Raissouni, presidente de la Federación Mundial de Ulemas Musulmanes, y miembro del Movimiento Unidad y Reforma (MUR), brazo ideológico del Partido Justicia y Desarrollo (PJD), en el poder en las dos últimas legislaturas, que no está de acuerdo con que el rey Mohamed VI acumule el poder monárquico y religioso.

Es redactora del diario Akhbar Al Yaoum, uno de los más prestigiosos de Marruecos, y conocido por otro caso judicial controvertido: el de su ex director, Taoufik Bouachrine, condenado en noviembre de 2018 a 12 años de prisión por violación y trata de seres humanos.

Además una de las coberturas más completas de la periodista fue las protestas del movimiento 'Hirak' en el Rif en 2017 y 2018. En las redes sociales circulan estos días fotografías de ella junto a los padres del líder Nasser Zafzafi, también encarcelado en Casablanca con una condena de 20 años tras salir a la calle a pedir mejoras económicas y sociales para esta región del norte de Marruecos.

En las redes sociales, también se cuestiona este arresto: “¿Quién proporcionó esta información? ¿Quién tiene interés en comunicarlo? ¿Y por qué?”, preguntan los internautas.

Se enfrenta a dos años de prisión

El caso del arresto de Hajar al-Rissouni ha reabierto el debate sobre la reforma del Código Penal, que data de 1967. Hajar se enfrenta hasta dos años de prisión atendiendo al artículo 454 del Código Penal. Los hechos alegados contra su prometido pueden ser de hasta cinco años de prisión, según el artículo 449. Mientras que el médico puede recibir una pena de hasta 10 años de prisión por el artículo 450 y una prohibición temporal o permanente de ejercer su profesión.

El aborto en Marruecos está penalizado excepto cuando la vida de la madre corre peligro. El artículo 453 habla del único caso de aborto permitido, cuando se pone en riesgo la vida o la salud de la madre. El Rey Mohamed VI ordenó modificar la ley después de un debate nacional donde los especialistas no llegaron a un consenso. Se despenalizó el aborto en los casos de malformación del feto, violación e incesto.

La AMDH defiende que todos los cargos a los que se enfrentan los detenidos “entran dentro de las libertades individuales de los ciudadanos” y solicitan que “se cancelen todos los artículos del Código Penal que atentan contra las mismas”.

Conocidos profesionales e intelectuales en Marruecos abogan desde hace años por una reforma de esta ley. Es el caso del sociólogo y profesor Abdessamad Dialmy, primera persona en Marruecos en pedir en 2007 la derogación de los tres artículos del Código Penal que castigan diferentes tipos de relaciones sexuales. En una entrevista en su residencia con eldiario.es, denuncia que “en la ley no se utilizan las mismas palabras ni los mismos castigos que en el Corán, pero protege la misma moral patriarcal que el islam”.