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“Berlusconi, Martinelli, Trump... empresarios antisistema que hacen un gran daño a la democracia”

Fernando Berguido.

Gumersindo Lafuente

El lunes 12 de junio de 2017, agentes del servicio de Alguaciles Federales de Estados Unidos detuvieron a Ricardo Martinelli frente a su lujosa residencia de ocho millones de dólares en Coral Gables, Miami. El millonario expresidente de Panamá era reclamado por la justicia de su país por un asunto de escuchas ilegales a políticos, periodistas y empresarios. 

Martinelli, que fue presidente entre 2009 y 2014, se había marchado de su país discretamente a principios de 2015. Es poco probable que al despegar en la mañana de ese 28 de enero en su jet privado del aeropuerto Marcos Gelabert con rumbo a Guatemala sospechase que iba a terminar su viaje unos meses después en una celda del Centro Federal de Detención de Miami. 

Sin embargo, es casi seguro que ya intuyese que Fernando Berguido, uno de los periodistas a los que había espiado, iba a seguir rastreando otro de los casos de corrupción más escandaloso de su mandato: las comisiones obtenidas por la compra de helicópteros y radares a la empresa italiana Finmeccanica.

Berguido, abogado, periodista y luego embajador de Panamá en Italia, se convirtió en la sombra de Ricardo Martinelli desde sus diversas responsabilidades en el diario La Prensa, el más importante de Panamá y del que llegó a ser director. En el verano de 2014, Juan Carlos Varela, el nuevo presidente del país, le llamó para pedirle que marchase a Italia como embajador, con la misión de terminar una delicada tarea: poner en evidencia cómo de las relaciones entre Martinelli y Berlusconi había nacido uno de los escándalos de corrupción más importante y pintoresco de la historia de Panamá.

Dos años después, terminada con éxito la tarea, el encargo se ha convertido en el libro “Anatomía de una Trampa”, un relato casi novelesco pero real de ese mundo de viajes, fiestas, prostitutas, intermediarios y dinero negro en el que tan cómodos han vivido personajes como Martinelli y el propio Silvio Berlusconi.

“Tenemos una de las tramas de corrupción más truculentas —asegura Berguido—, que se pudo investigar desde dentro, se pudo saber cómo se fue cocinando la trama. Es un caso emblemático de una administración que sin duda ha sido la más corrupta que ha tenido Panamá, la del presidente Martinelli, y creo que se parece a una de las más corruptas de Italia, la de Berlusconi”.

Berlusconi, Martinelli… ¿Trump?

Esa es otra de las razones por la que me pareció importante escribir el libro. Hay un fenómeno que yo llamo populismo de derechas. Una fórmula ensayada en Italia con diez años de ventaja, luego en Panamá. Ese empresario antisistema que se presenta con las credenciales de que al ser tan rico no va a robar y asegura no estar contaminado por los partidos tradicionales. Que utiliza los nuevos sistemas de comunicación, las redes sociales, para saltarse la prensa tradicional y atacarla. Que proclama verdades a medias, fake news… Y sí, hay un hilo conector entre Berlusconi, Ricardo Martinelli (cada uno en su dimensión, obviamente) y muy claramente con Donald Trump. Irrumpen en el poder con total desprecio por la verdad, por las instituciones democráticas. Son personalidades de apariencia muy alegre, que conectan con una porción importante de la población pero que hacen un daño enorme a las instituciones democráticas.

Pero Martinelli se preocupó también mucho de controlar medios de comunicación tradicionales…

Esa fue una recomendación que le dio Berlusconi en una de sus primeras reuniones: “Adquiere medios de comunicación”. Martinelli, ya en el poder, empieza a comprar periódicos, frecuencias de radio y televisiones. Por eso antes de perder la presidencia es capaz de asegurar que va a tener más poder como expresidente que como presidente.

En 2013 Martinelli compró seis frecuencias de radio al grupo español Prisa, cree que eso pudo dificultar de alguna manera la investigación que estaban haciendo en Italia…

La Prensa siguió haciendo su trabajo en Panamá, pero hay una parte, que se narra en el libro, del corresponsal de la Cadena Ser en Italia, al que asignaron cubrir este tema. Efectivamente, hay un momento en el que Martinelli presionó al Grupo Prisa, y no lo cuento yo, lo dice el propio corresponsal. Es un ejemplo de políticos presionando de una manera muy cruda y desvergonzada a los periodistas.

Martinelli sigue preso en Miami, parece el final feliz de la historia para Panamá…

Está detenido por un caso que es el primero de ocho que están en la Corte Suprema de Justicia. Lleva un año preso y acaba de anunciar que renuncia a las apelaciones y que va a regresar voluntariamente y finalmente lo tendremos pronto en Panamá enfrentando a la justicia. Y efectivamente, lo que se descubrió es que tenía montado todo un sistema de espionaje de políticos, oposición y empresarios a los que él consideraba su competencia. Se ha podido documentar un caso de 150 personas que estaban vigiladas en sus comunicaciones de correo electrónico y telefónicas, pero se estima que llegaron a ser al menos 450.

En Panamá han estado trabajando empresas españolas muy poderosas ¿De qué manera cree que hayan podido estar implicadas en casos de corrupción?

Ricardo Martinelli realizó la mayor inversión en obra pública de la historia de Panamá. Hizo de cada necesidad de el país un negocio y efectivamente, detrás de los programas de infraestructuras que se necesitaban, puentes, carreteras, hasta de los de asistencia social, de ayudas a personas pobres, escuelas, etcétera, detrás de todo ello había coimas. No hubo una contratación del Estado en la cual no se pidiera una comisión. Dudo que ninguna adjudicación que se haya hecho en Panamá en ese periodo los contratistas se hayan librado de pagar. No lo puedo probar pero las evidencias que ya se tienen así lo demuestran. Ahora que veo aquí el caso Gürtel, encuentro tantas similitudes…

Hay un caso singular, seguramente de otra especie, que tiene a una de las mayores constructoras de España pleiteando con Panamá, en concreto con la Administración del Canal en relación con la ampliación. La empresa Sacyr está pidiendo 2.300 millones de dólares por sobrecostes…

Afortunadamente todo lo que tuvo que ver con la ampliación del Canal lo maneja la autoridad del Canal que es absolutamente autónoma y la adjudicación fue hecha antes de que llegara Martinelli al poder. Sacyr ha presentado unas reclamaciones que todos los panameños consideramos exageradas sin tener conocimiento técnico, pero ese es un proceso que está pendiente de unos arbitrajes internacionales. Ya se han fallado algunas cuestiones, la mayoría a favor de la Administración del Canal. Confío en que habrá una solución, pero es una cuestión muy técnica.

Periodsta, abogado, embajador de Panamá… Ha viajado por todo el mundo, indudablemente conoce la mala imagen que tiene la marca Panamá. Paraíso fiscal por excelencia, los Papeles de Panamá…

La publicación de los mal llamados papeles de Panamá le hizo un daño enorme a la imagen del país, pero lo considero muy injusto. Los Papeles de Panamá son una radiografía de una situación que viene ocurriendo treinta o cuarenta años atrás, de todo el mundo offshore.  Yo estaba en Italia cuando me tocó defender la posición de Panamá ante los organismos europeos y este asunto sale en abril cuando ya Panamá había limitado en enero lo que era casi un tema intocable, el de las acciones al portador. En los últimos cuatro o cinco años Panamá ha tratado de ajustarse a los estándares internacionales pero hay todo un pasado en el que las reglas internacionales tampoco eran las de hoy en día y sí, Panamá es un centro financiero que por muchos años también fue utilizado para el lavado de dinero de temas del narcotráfico en la época de la dictadura, limpió eso… Pero de toda la plata que se habló, todavía no ha salido un solo banco panameño con fondos en Panamá del escándalo. Han salido propiedades, futbolistas, políticos, empresarios que tenían sociedades panameñas o en excolonias británicas pero los fondos, al día de hoy, no se ha sabido que estuvieran en Panamá. Fondos depositados en Suiza, en Luxemburgo, en el Reino Unido, en Francia, en Italia…

“Anatomía de una trampa”, de Fernando Berguido, editado por Grijalbo, se presenta este lunes 4 de junio a las 19:30 en La Casa de América (Plaza de Cibeles s/n).

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