“En dos semanas Francia estará gobernada por la extrema derecha o por el Nuevo Frente Popular. Es un momento muy serio”, dice convencido a elDiario.es Maxime da Silva, candidato al Parlamento francés en las próximas elecciones legislativas del 30 de junio por la coalición de izquierdas que agrupa a La Francia Insumisa, Partido Socialista, Ecologistas y Partido Comunista Francés.
Tras el hundimiento de la formación de Macron en las elecciones europeas (que obtuvo la mitad de votos que la extrema derecha), los partidos progresistas están convencidos de que la convocatoria de elecciones legislativas anticipadas marcará para siempre el futuro de Francia y que solo ellos pueden impedir un gobierno de la extrema derecha.
“Disolver el Parlamento en un momento en el que la extrema derecha nunca ha estado tan fuerte en el país y, por tanto, poner en peligro a los franceses creo que es irresponsable”, dice el candidato por la circunscripción que representa a los franceses en España, Portugal, Andorra y Mónaco. “Ahora bien, siempre hemos dicho que no tememos miedo a las urnas y que el pueblo siempre tiene razón. Así que estamos dispuestos a luchar para convencer”.
Da Silva culpa al propio presidente de ese crecimiento bestial de Agrupación Nacional. “Macron es el trampolín de la extrema derecha”, asegura sentado en la cafetería del Institut Français, donde se reúne con un grupo de electores y militantes. “Por ejemplo ha aprobado una ley sobre inmigración que es un calco de las propuestas presentadas por Jean-Marie Le Pen en 2002.
El político destaca otros dos factores que, en su opinión, han provocado la caída de Macron. “Es el presidente de los ricos y tiene una deriva autoritaria”. “Lleva siete años aplicando políticas solo para un puñado de personas, como por ejemplo la eliminación del impuesto sobre la fortuna o la eliminación de la ayuda para el alojamiento para los estudiantes”, dice. Respecto a la “deriva autoritaria”, Da Silva señala lo que considera un abuso de su facultad constitucional para aprobar reformas de espaldas al Parlamento, como pasó con la polémica reforma de las pensiones.
Preguntado si la izquierda no tiene nada de culpa en no haber sabido atraer el voto descontento que se ha ido a la extrema derecha, Da Silva culpa al Partido Socialista de Hollande: “Hay una izquierda en Francia que ha gobernado hace muy poco, el Partido Socialista, y que decepcionó a muchos votantes porque crearon la esperanza con muchas propuestas que no respetaron y en particular redujeron los derechos sociales con la ley laboral del señor Hollande. Esta izquierda ha tenido una gran responsabilidad en un electorado que se ha ido a Agrupación Nacional y muchas veces no ha vuelto”.
“Pero si hoy el Partido Socialista es miembro del Nuevo Frente Popular es porque ha entendido que el posicionamiento político que tenía que tomar era un posicionamiento anclado en la izquierda y para que la izquierda gane elecciones tiene que llevar programas de izquierdas”, dice.
“No tengo miedo de la radicalidad”
Parte de la estrategia de Macron de cara a las legislativas consiste en erigirse como bastión de la moderación mientras critica “los extremismos”. “Decir que el Nuevo Frente Popular es de extrema izquierda es mentir”, dice enfadado Da Silva. “Nuestro programa tiene un posicionamiento político que, en mi opinión, no es más radical que el programa de François Mitterand en 1981. Y en esa época ya escuchábamos a la derecha decirnos que había que salir del país con maletas de dinero en efectivo y que los tanques rusos llegarían a los Campos Elíseos. En definitiva: un discurso catastrofista”.
Uno de los rivales de Da Silva en su circunscripción, y el que actualmente tiene el escaño, es un candidato independiente cercano a Macron que ha afirmado que si le ponen una pistola y le hacen elegir entre Agrupación Nacional y La Francia Insumisa, prefiere que “aprieten el gatillo”.
“Es una estrategia particularmente irresponsable porque cuando calificas de extremismo algo que no lo es, perviertes el término”, afirma. “Yo no tengo miedo de la radicalidad porque a veces rima con claridad. Es decir, sabemos adónde vamos. Sin embargo, por extremismo entendemos un sentimiento de rechazo. Y sí, Agrupación Nacional es extremismo porque tiene un odio al inmigrante, al homosexual, a la mujer emancipada... Con esta estrategia, Macron está jugando, una vez más, a un juego peligroso que ningún presidente ha hecho antes”.
Sin embargo, Da Silva cree que Macron está atacando a la coalición progresista con especial dureza para rascar votos a la extrema derecha. “A ellos los ataca de manera superficial mientras estigmatiza el programa del Nuevo Frente Popular”. En este sentido, confiesa: “Tengo miedo”. “Es un miedo real” ante una hipotética segunda vuelta en muchas circunscripciones entre Agrupación Nacional y el Nuevo Frente Popular en el que los votos a la formación de Macron acaben en los ultraderechistas.
“Pero creo que en el electorado del señor Macron todavía hay muchas personas que no están de acuerdo con las políticas de extrema derecha”. El político, que viene de la formación dominante en la coalición progresista, La Francia Insumisa, cree que existe la posibilidad de una colaboración entre Macron y la extrema derecha. “El cordón sanitario ha muerto”, dice.
La unión de la izquierda
Pese a sus históricas diferencias, los partidos de izquierdas tardaron menos de un día en lanzar el Nuevo Frente Popular desde la sorpresiva convocatoria electoral. Y en cuatro días tenían un acuerdo para el reparto de escaños y el programa.
“Estaría preocupado ante una posible división futura de la izquierda si hubiésemos hecho un acuerdo técnico solo de reparto de circunscripciones, pero no lo estoy porque existe un programa de izquierdas”, dice.
Sin embargo, el Nuevo Frente Popular aún no ha nombrado a su candidato a primer ministro y Da Silva no quiere hablar de ello. “Hay muchos talentos en la izquierda entre las fuerzas políticas que constituyen el Nuevo Frente Popular y que pueden asumir este papel. Tenemos talentos en la Francia Insumisa, en los Ecologistas, en el Partido Socialista y en los comunistas”, dice Da Silva sin pronunciar el nombre de Jean-Luc Mélenchon, líder de La Francia Insumisa. Hablar de ello ahora “puede crear divisiones en un momento en el que si la izquierda se ha unido es porque ha estado a la altura de su responsabilidad ante el peligro de la extrema derecha. Por tanto, si obtenemos una mayoría en la Asamblea, será nuestra responsabilidad gobernar con éxito y permanecer unidos en la coherencia”.
Tras el encuentro en el Institute Française el pasado sábado, Maxime da Silva convocó una concentración en la Plaza de la Villa de París de Madrid contra la extrema derecha. A ella acudieron Estrella Galán, eurodiputada de Sumar; Javier Sánchez Serna, diputado de Podemos; el secretario de Racismo de la formación, Serigne Mbayé; y el secretario de Estado de Juventud, Rubén Pérez (IU), entre otros.
Galán señaló que el Nuevo Frente Popular “es un camino a seguir para frenar a la ultraderecha”. Por su parte, Sánchez Serna celebró la creación de esta coalición. “La extrema derecha está a las puertas de Francia y esto no tiene que ver solo con su fuerza, sino con siete años de macronismo y políticas neoliberales que le han puesto una alfombra roja. La única alternativa es el Nuevo Frente Popular”.
Da Silva espera que la coalición de izquierdas obtenga mayoría absoluta en la Asamblea porque la otra opción, según él, será un “bloqueo institucional”. “La mejor manera de evitar un bloqueo es que el Nuevo Frente Popular tenga mayoría y pueda aprobar sus proyectos de ley. Además, cuantos más seamos, más podremos exigir al presidente a que colabore con un Gobierno del Nuevo Frente Popular”.