La primera ministra británica, la conservadora Theresa May, comenzó este lunes su campaña para convencer al Parlamento de que apoye su acuerdo del 'brexit', para lo que apeló a la responsabilidad de los parlamentarios, al tiempo que se mostró satisfecha respecto a la gestión de la crisis con España sobre Gibraltar.
La líder conservadora manifestó en la Cámara de los Comunes que España no “ha conseguido lo que quería” respecto a Gibraltar porque el texto legal del acuerdo de salida “no ha sido modificado”, algo que “pidió repetidamente” ese país.
El Ejecutivo español urgió los días previos a la cumbre extraordinaria del Consejo Europeo celebrada este domingo en Bruselas a cambiar el artículo 184 del acuerdo de salida del Reino Unido del bloque comunitario, y amenazó con vetarlo si no se producía antes un acuerdo.
Algo que finalmente no ocurrió, sino que el Reino Unido publicó una aclaración de dicho punto que convenció al Gobierno español. En ella, se establecía que contará con las garantías que reclamaba respecto al Peñón de Gibraltar, un territorio considerado como la última colonia en suelo europeo.
May afirmó desde Westminster que “para las relaciones futuras, el Gobierno británico negociará por toda la familia del Reino Unido, incluyendo Gibraltar” y que el territorio “está cubierto por todo el acuerdo de salida y el período de implementación” del 'brexit'. “Estamos orgullosos de que Gibraltar sea británico y nuestra posición sobre su soberanía no ha cambiado ni cambiará”, reiteró.
España no reconoce la soberanía británica en ese territorio, ubicado en el sur de la península Ibérica y cedido a Londres en virtud del Tratado de Utrecht (1713), en el que no se contempla que el Peñón pueda ser cedido a otro país o declararse independiente.
España no reconoce a ese territorio como parte del Reino Unido, además de que también niega que en esa cesión se incluyeran las aguas marítimas circundantes y el istmo en el que, posteriormente, los británicos construyeron un aeropuerto.
Por su parte, el líder de la oposición británica, el laborista Jeremy Corbyn, declaró que el acuerdo abre la puerta a que España tenga “un papel” en las decisiones que afecten al estatus del Peñón.
Una interpretación con la que Corbyn expresó su oposición a la postura de May, al entender que el Reino Unido ha quedado debilitado en las negociaciones sobre Gibraltar frente al Gobierno español, que decidió levantar su veto al pacto que salió adelante el domingo.
Votación clave en la Cámara de los Comunes
May ha anunciado que el Parlamento votará el acuerdo del 'brexit' el próximo 11 de diciembre. Después de días de especulaciones sobre la fecha, que solo se sabía que sería antes del receso navideño, la conservadora ha confirmado que el conocido como “voto significativo” tendrá lugar el segundo martes de diciembre en la Cámara de los Comunes.
May se centra ahora en conseguir luz verde para el texto en la Cámara de los Comunes, algo que se antoja complicado después de que la oposición laborista, el Partido Democrático Unionista (DUP) de Irlanda del Norte y los 'tories' euroescépticos hayan adelantado que votarán en contra.
La conservadora apeló también a la responsabilidad de los parlamentarios al dibujar un escenario de “división” e “incertidumbre” si el pacto no sale adelante.
May argumentó que dar el visto bueno al acuerdo supone “seguir adelante con la construcción de un brillante futuro de oportunidades” mientras que rechazarlo equivaldría a “regresar a la casilla de salida”.
“Nadie sabe lo que pasará si el acuerdo no se aprueba”, señaló la política conservadora, después de que el presidente de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker, reiterara que el texto sellado en Bruselas el domingo es el “único posible”.
“Este es el único acuerdo posible. Así que, si la Cámara (de los Comunes) dice que no, no tendríamos acuerdo. No es intención de la primera ministra, ni del gabinete ni del Parlamento tener un segundo referéndum. Este es el acuerdo”, recalcó Juncker.
Por ello, May subrayó que el deber del Parlamento en estas próximas semanas es “examinar el acuerdo en detalle, debatirlo y escuchar a los electores para decidir qué es lo que más interesa”.
Con todo, Corbyn se mostró impasible a las reclamaciones de la primera ministra y le pidió que busque un 'plan b' porque el documento consensuado “no tiene el apoyo” ni de la Cámara ni del país.
El líder laborista sostuvo que el Ejecutivo podría renegociar un pacto “razonable” que pueda reunir el apoyo de los diputados y que se base “en la permanencia en la unión aduanera y en una fuerte permanencia en el mercado común, que proteja los derechos de los trabajadores y los estándares medioambientales”.
Para el dirigente izquierdista, que calificó el pacto de “mal acuerdo” para el país, “no hay ninguna duda” de que el plan, consensuado entre el Ejecutivo y la UE, brindaría “el peor de los escenarios” al Reino Unido, al no establecer “ninguna certeza para el futuro”.