Edson Arantes do Nascimento, conocido mundialmente como Pelé, uno de los mejores futbolistas de la historia, ha fallecido a los 82 años en un hospital de la ciudad brasileña de São Paulo rodeado por varios de sus hijos y nietos, que pasaron con él la Navidad en el centro donde estaba ingresado desde el pasado 29 de noviembre.
“Todo lo que somos es gracias a ti. Te amamos infinitamente. Descansa en paz”, afirmó su hija Kely Nascimento en Instagram, acompañando una fotografía con las manos entrelazadas de los hijos del “rey” del fútbol, que hoy cumplió un mes hospitalizado.
El mítico exdelantero brasileño, que jugó casi toda su carrera en el Santos F.C. y ocupa un exclusivo podio junto a los también fallecidos Diego Armando Maradona y Alfredo Di Stéfano, sufría un cáncer de colon desde 2021 y en los últimos días había dejado de responder al tratamiento de quimioterapia.
Pelé había sido hospitalizado el 29 de noviembre en el hospital paulistano Albert Einstein para evaluar un cambio en el tratamiento de quimioterapia, que no le estaba haciendo el efecto deseado por los médicos. Días después, el hospital informó que se le estaba tratando también por una infección respiratoria que, según sus hijas, padeció a consecuencia de una infección de COVID-19.
Pese a su hospitalización, Pelé ha mantenido una intensa actividad en sus redes sociales, en especial durante el Mundial de Catar, en el que expresó su apoyo a los jugadores de la selección brasileña, después de la dolorosa eliminación ante Croacia en los cuartos de final. “Amigos, estoy en el hospital haciendo mi visita mensual. Siempre es lindo recibir mensajes positivos. ¡Gracias a Catar por este homenaje, y a todos los que me mandan buenas vibras!”, escribió en sus redes sociales para tranquilizar a unos fans, que ahora no encuentran consuelo. En medio de la inquietud por la hospitalización, ‘O rei’ había recibido un profético homenaje durante el Mundial celebrado en el emirato.
El futbolista sufría problemas de movilidad desde hace más de una década, aquejado de un problema en la cadera que lo hacía cojear de una pierna. Había sido operado, además, por dos hernias de disco, que lo obligaron a caminar con andador y muletas, a veces incluso silla de ruedas. Su aspecto débil lo convirtió en víctima ocasional de noticias falsas que informaban de su muerte, un desenlace al que hasta ahora había resistido con dignidad.
El año pasado, sin embargo, su salud se complicó seriamente. Cuando acudió a un examen rutinario, los médicos le encontraron un tumor maligno en el colon. Tras la operación, quedó internado algo más de un mes y desde entonces recibía un tratamiento de quimioterapia al que dejó de responder a principios de diciembre. Los médicos decidieron entonces suministrarle cuidados paliativos hasta su muerte, que se ha consumado hoy.
Pelé deja tras su muerte un legado prácticamente inalcanzable: nunca hasta ahora otro jugador ha conquistado tres Copas del Mundo. El delantero brasileño lo consiguió en 1958, 1962 y en 1970. En el primero, celebrado en Suecia, el delantero dejó un gol para la historia, en la final contra el anfitrión, cuando solo contaba 18 años: recibió un centro que controló con el pecho en el área, empujó hacia arriba el balón en un sombrero que sobrevoló al defensa, y antes de que tocara el suelo, lo metió con fuerza dentro de la red. Un año después, esta vez en el Santos, contra el Juventus de Brasil, repitió la hazaña de los sombreros hasta en cuatro ocasiones antes de marcar.
Edson Arantes do Nascimento había nacido dos décadas antes, en la localidad de Tres Corações, en el estado de Minas Gerais, un 23 de octubre de 1940. Su padre había sido futbolista, más bien mediocre; su carrera acabó pronto por una lesión de ligamentos. Hasta consolidarse como un jugador capaz de ganarse la vida en el fútbol, Dico, como lo conocían sus amigos, ayudaba a su familia trabajando como limpiabotas. Pelé debutó en el Santos en 1957 donde jugaría hasta 1974, una época en la que el comercio internacional de jugadores era exiguo en comparación con lo que representa en la actualidad. Es improbable que, de existir un nuevo Pelé, pudiese jugar toda la vida en un mismo club de Brasil.
Tras un breve paso por el New York Cosmos, donde recaló para lograr reponerse de una mala gestión económica que lo dejó al borde de la quiebra, Pelé dejó definitivamente el fútbol el 1 de octubre de 1977, a los 36 años, con 11.367 partidos jugados, 1.283 goles y un legado para la historia. A día de hoy es todavía el máximo goleador de la selección brasileña con 77 tantos en todas sus participaciones, aunque es probable que Neymar, con 75 y aún en plena forma, lo supere pronto. El legado de Pelé, no obstante, se eleva por encima de las estadísticas: es junto con Maradona y Di Stéfano –y con el permiso de Leo Messi– uno de los mejores jugadores de todos los tiempos, un delantero total que lideró un Brasil histórico y que reabre con su muerte la puerta a la nostalgia de un fútbol extinto y, en muchos aspectos, seguramente mejor.