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Las negociaciones del Brexit encallan en los días decisivos

Andrés Gil

Enviado especial a Luxemburgo —

¿Brexit duro, Brexit blando o Brexit sin acuerdo? De momento, el Reino Unido y la Unión Europea se encuentran en el último escenario, después de un fin de semana de negociaciones previo al Consejo Europeo del miércoles y jueves en Bruselas, donde los jefes de Gobierno volverán a tratar un asunto que debería estar ya cerrado pero que puede terminar como una jugada de rugby: patada adelante y a seguir –hasta un Consejo extraordinario en noviembre aún no convocado– . El Brexit se producirá el 29 de marzo próximo, y previamente se tendría que aprobar el hipotético acuerdo en los parlamentos, por lo que los plazos cada vez son más estrechos. El propio presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk lo ha reconocido en su carta a los jefes de Gobierno de la UE: “Nos estamos preparando para el no acuerdo, aunque hay que trabajar por el acuerdo hasta el final”.

Los equipos negociadores dicen que el escollo es Irlanda pero, en realidad, afirman fuentes diplomáticas, “se trata de una decisión política de May: hay que superar los niveles técnicos y pasar a los políticos”. Es decir, la primera ministra no termina de cerrar un acuerdo porque, según qué acuerdo sea, tendrá a una parte de los suyos en rebeldía. Y eso le puede costar el liderazgo de los tories, el apoyo del Partido Unionista Democrático y Downing Street en último término si firma un acuerdo que luego es rechazado en su casa, a pesar del célebre Dancing Queen de la convención tory.

De momento, está invitada a cenar con el resto de jefes de Gobierno de la UE este miércoles en Bruselas, previo a la reunión del jueves del Consejo Europeo. Pero, según confirman fuentes diplomáticas británicas, “aún no está decidido que vaya a acudir a la cena del miércoles”. Estas mismas fuentes sostienen que se han “hecho progresos”, pero matizan: “Yo no generaría muchas expectativas con respecto a la posibilidad de cerrar algo esta semana”.

Todos miran a noviembre, con la idea de convocar un Consejo Europeo extraordinario, tal y como sugirió el presidente del Consejo, Donald Tusk, hace un mes en Salzburgo y el propio ministro de Exteriores español ha dejado caer ante las preguntas de Efe y BBC a su llegada a la reunión de ministros de Exteriores de la UE en Estrasburgo que esta semana no habrá acuerdo: “No hay que dramatizar, en Europa nunca se cierra nada a tiempo y aún hay un mes de margen”.

El portavoz de la Comisión, Margaritis Schinas, ha eludido en varias ocasiones responder cuáles son los problemas irresolubles en la negociación, pero lo que sí ha afirmado es que “hasta el miércoles por la noche no se decidirá si se convoca otro Consejo en noviembre”. Schinas también ha asegurado que no habrá más negociaciones hasta el miércoles, cuando el negociador Michel Barnier informe personalmente a los jefes de gobierno del estado de la negociación.

El principal punto de desencuentro es el mismo desde hace meses: qué hacer con la frontera entre la República de Irlanda –que se queda en la UE– y el Ulster –que se marcha con el resto del Reino Unido–, y cómo construir un mecanismo que evite una frontera dura entre las dos Irlandas aun en el caso de que fracasaran las negociaciones entre la UE y el Reino Unido sobre las futuras relaciones comerciales.

El negociador jefe de la Unión Europea (UE) para el Brexit, Michel Barnier, expuso ante empresarios en Bruselas su idea de frontera de Irlanda: “Tanto la UE como el Reino Unido excluyen tener una frontera física en la isla de Irlanda. Por tanto, lo que llegue a Irlanda del Norte [Ulster] llegará también a nuestro mercado único. Habrá procedimientos administrativos que no existen hoy para bienes que viajen a Irlanda del Norte desde el resto del Reino Unido, y el desafío es garantizar que los procesos sean tan sencillos como resulte posible y que no sean gravosos”. La UE es partidaria de que Irlanda del Norte permanezca en el mercado interior y la unión aduanera tras el Brexit, algo que Londres teme que pueda llevar la frontera al mar de Irlanda y “dividir el país”.

El Gobierno de la primera ministra británica, Theresa May, apuesta por crear un área de libre comercio para bienes con la UE, lo que evitaría los controles de aduanas y mantendría abierta la frontera comercial irlandesa.

“Los únicos controles sistemáticos visibles entre Irlanda del Norte y el resto del Reino Unido implicarán escanear los códigos de barras en los camiones o contenedores, que podrían hacerse en los ferris o los puertos de tránsito”, explicó el excomisario europeo, quien indicó que esos procedimientos ya existen entre Canarias y el resto de España. “Y todavía estamos abiertos a la idea de tener una unión aduanera con el Reino Unido. Semejante unión aduanera eliminaría una parte importante de los controles aduaneros”, afirmó.

Pero que Londres firme o no un acuerdo u otro no parece que dependa tanto de la presión de Bruselas, reconocen fuentes diplomáticas, como por la decisión política de May, que depende de factores internos, incluidas las reacciones de los mercados ante el riesgo de un Brexit sin acuerdo. Para muchas fuentes de las negociaciones citadas por Politico, la cuestión principal no es si May quiere alcanzar un acuerdo, sino si podría ser capaz en algún momento de vender ese acuerdo en casa.