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El nuevo régimen talibán de Afganistán se enfrenta a una economía devastada y una crisis humanitaria

elDiario.es / Agencias

1 de septiembre de 2021 16:23 h

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Minutos después de que el último avión estadounidense despegara del aeropuerto de Kabul, los talibanes sellaron con disparos al aire su victoria sobre Washington en la guerra más larga de Estados Unidos y declararon desde el aeropuerto la “completa independencia” de Afganistán. Ahora, controlan ahora más territorio que cuando gobernaron por última vez, con su oposición armada concentrada en gran medida en la provincia de Panshir, al norte de la capital, donde han intensificado sus ataques.

De nuevo en el poder, los talibanes tienen que resolver cómo gobernar un país empobrecido, golpeado por una sequía devastadora y diferente al de hace 20 años, cuando gobernaron por última vez. Han dicho que anunciarán a los dirigentes que tomarán el mando en los próximos días.

Los talibanes heredan una sociedad más desarrollada con una pequeña clase media educada, pero también una economía devastada por la guerra y la corrupción, y muy dependiente de la ayuda exterior. Según recoge Associated Press, antes de la victoria talibán en Kabul el 15 de agosto, la tasa de desempleo superaba el 30% y más de la mitad de los afganos vivían en la pobreza.

Los talibanes han prometido una amnistía y han pedido a los ciudadanos que no huyan, aunque las denuncias de atrocidades en todo el país hacen que sus promesas sean cuestionadas por muchos. “Afganistán es finalmente libre”, dijo Hekmatullah Wasiq, un alto cargo talibán, a Associated Press, quien pidió a la gente que vuelva al trabajo. “La gente tiene que ser paciente. Poco a poco conseguiremos que todo vuelva a la normalidad. Llevará tiempo”.

Nuevo gobierno

La atención internacional se centra en quién y cómo se va a dirigir país grande, geográfica y étnicamente diverso. La primera gran prueba es la formación del nuevo gobierno algo que sucederá, según los talibanes, muy pronto. Han prometido que incluirá figuras no talibanes, pero no está claro si están realmente dispuestos a compartir el poder, recuerda la agencia AP. Han prometido un “gobierno inclusivo”, pero han remarcado que Afganistán “no será una democracia”. 

Los dirigentes se han sumido en conversaciones intensas y secretas sobre el nuevo régimen. Según recoge The Guardian, los militantes no se habían preparado para asumir el gobierno de la noche a la mañana, tras la rápida toma de Kabul. La huida del expresidente Ashraf Ghani hizo desaparecer las esperanzas de un traspaso de poder negociado y algún tipo de gobierno provisional.

Según publica Reuters este jueves, los talibanes se están preparando para desvelar su nuevo gobierno. Ahmadullah Muttaqi, representante talibán, ha dicho en las redes sociales que se está preparando una ceremonia en el palacio presidencial de Kabul, mientras que el portavoz talibán Zabihullah Mujahid ha dicho a la agencia que no puede dar una fecha exacta pero que es cuestión de unos días.

“Se ha allanado el terreno para la formación del nuevo gobierno, que se anunciará muy pronto, en unos días”, aseguró este miércoles a Efe el portavoz talibán Bilal Karimi. Dos fuentes talibanes dijeron a AFP que el anuncio podría ser este viernes.

Por el momento no está claro el mandatario ni la lista de ministros que van a formar parte de la nueva Administración afgana. Se espera que el líder de los talibanes, Haibatullah Akhundzada, tenga el máximo poder, con un presidente por debajo de él.

Antes, este martes, Pakistán dijo que los talibanes formarán un Gobierno de “consenso” en los “próximos días”. Así lo indicó este martes el ministro de Exteriores del país, Shah Mehmood Qureshi, en una rueda de prensa en Islamabad junto con su homólogo alemán, Heiko Maas.

El jefe de la diplomacia pakistaní pidió a la comunidad internacional que continúe involucrada en Afganistán. “La ayuda humanitaria debe entrar. No permitamos el colapso económico de Afganistán”. Maas, por su parte, dijo que está por ver si los talibanes cumplen sus promesas. “Es importante para todos nosotros que todos los afganos, incluso aquellos que no apoyan a los talibanes, se sientan representados y queda por ver si los talibanes tienen esto en cuenta”.

Una economía devastada

Los nuevos dirigentes talibanes deberán hacer frente a la crisis económica. La rápida subida de precios de productos como la harina, el aceite y el arroz ha hecho aún más difícil la situación. La ausencia de un Gobierno ha sumergido al país en una dramática crisis de liquidez, con miles de afganos frente a los pocos bancos abiertos para tratar de obtener algo de efectivo. La mayoría de las entidades bancarias del país permanecen cerradas desde la toma de Kabul, y las pocas que abren permiten la retirada de un máximo de 200 dólares a la semana, un límite impuesto por los talibanes.

“Hace más de dos semanas que vengo al banco a diario y tengo en mi cuenta 250.000 afganis (unos 3.100 dólares), pero no puedo retirarlo debido a la gran cantidad de gente que hay aquí. La gente tiene realmente problemas debido a la falta de efectivo”, explicaba este miércoles a Efe Mirwais, frente a una sucursal en Kabul del banco Azizi.

Según la ONU, casi la mitad de la población de Afganistán, 18 millones de personas, necesita ayuda humanitaria para sobrevivir. Uno de cada tres afganos no sabe de dónde saldrá su próxima comida. Se espera que más de la mitad de los niños menores de cinco años sufran desnutrición aguda en el próximo año.

“Se avecina una catástrofe humanitaria”, ha alertado el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres. “Hago un llamamiento a todas las partes para que faciliten un acceso humanitario seguro y sin obstáculos para los suministros que salvan vidas y para todos los trabajadores humanitarios, hombres y mujeres”. 

Este martes, los talibanes solicitaron el apoyo de la comunidad internacional para reactivar la economía. “Todos los inversores, nacionales y extranjeros: invito a todos a que vengan e inviertan en Afganistán. Habrá una atmósfera positiva, sus inversiones estarán en buenas manos. El país será estable y seguro”, dijo en un acto en Kabul con motivo de la retirada de EEUU el principal portavoz talibán, Zabihulla Mujahid, informa EFE.

El portavoz remarcó que uno de los principales objetivos tras la “victoria” es la reconstrucción del país, y para ello enfatizó que se debe mantener la confianza de la comunidad internacional y que cualquier ayuda que se brinde a Afganistán deberá “dirigirse por los canales adecuados” para garantizar su buen uso. “Esto es una necesidad. Debemos mantener la confianza de la comunidad internacional para poder atraer inversiones extranjeras a Afganistán”.

Dijo que tras la obtención de la “independencia política” es necesaria ahora una “independencia económica”, y para ello será fundamental, aseguró, la “unidad nacional” para que se reactive la economía, con el apoyo también de todos los profesionales cualificados del país. “Nosotros, el pueblo afgano, somos como un cuerpo humano, y todos los afganos somos parte de ese cuerpo (...) Todas las partes, facciones y tribus afganas estarán representadas en el Gobierno. Deseamos seguir viendo nuestro país libre e independiente”.

Gran incertidumbre

Las declaraciones del portavoz talibán se produjeron en un momento de gran incertidumbre en Afganistán, después de que su llegada al poder y la retirada de las tropas extranjeras del país haya supuesto el corte de gran parte de los fondos internacionales, a la espera de que el nuevo régimen se gane el apoyo de la comunidad global.

EEUU no ha descartado conceder ayuda en el largo plazo, aunque por el momento seguirá proporcionando asistencia humanitaria a los afganos a través de instituciones internacionales y ONG. Así lo expresó este martes el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, en una entrevista con la cadena ABC News, donde condicionó esa ayuda a largo plazo al comportamiento de los talibanes.

“Depende de si cumplen con sus compromisos: sus compromisos para una salida segura de los estadounidenses y los aliados afganos, sus compromisos para no permitir que Afganistán se convierta en una base desde la que terroristas puedan atacar EEUU o cualquier otro país, sus compromisos respecto a cumplir su obligaciones internacionales”.

La semana pasada, Samira Hamidi, activista afgana y responsable de campañas de Amnistía Internacional para Asia Meridional, destacaba la enorme incertidumbre sobre el futuro de Afganistán. “Los talibanes carecen de experiencia de gobierno y de gestión de un país. Cuando tomaron el poder en 1996, Afganistán era un país roto, vacío. No sé cómo van a gobernar. Lo que sé es que necesitamos algún tipo de garantía de que la comunidad internacional presione a los talibanes para asegurarse de que la gente vuelve a la normalidad”.

El ministro de Exteriores de Catar, Mohamed bin Abderrahman Al Zani, ha dicho que el Estado del Golfo está hablando con los talibanes y trabajando con Turquía sobre el apoyo técnico para reanudar las operaciones en el aeropuerto de Kabul. “Estamos trabajando muy duro y hablando con los talibanes para ver cuáles son los riesgos y necesidades para que el aeropuerto vuelva a operar”.

Ha afirmado que continúan evaluando la situación para que eso ocurra “en los próximos días”. “Si la ayuda de Catar va a hacer que el aeropuerto opere antes, vamos ayudar en el proceso”, ha dicho, pero ha recalcado que no hay un acuerdo aún en ese sentido con los talibanes y no ha revelado si su país podría operar directamente el aeropuerto o solo prestar ayuda.

Al Zani ha recordado que sería “muy importante y un buen indicio si los talibanes reafirman su compromiso a permitir un corredor seguro y la libertad de movimiento para quienes quieran salir de Afganistán”.