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Orbán levanta el veto a la ayuda a Ucrania en tiempo récord tras semanas de tensión

El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, el pasado día 14 durante la cumbre del Consejo Europeo en Bruselas. EFE/EPA/OLIVIER MATTHYS

Irene Castro

Corresponsal en Bruselas —
1 de febrero de 2024 11:50 h

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Todas las miradas estaban, de nuevo, en él. Viktor Orbán había puesto de nuevo a prueba la paciencia de los líderes europeos por su bloqueo a los 50.000 millones de ayuda a Ucrania. Y, si en la última cita, el ultraderechista húngaro abandonó la sala para permitir que los demás abrieran las negociaciones de adhesión, en esta se ha tardado seis minutos de reunión en salir del atolladero. Eso sí, antes de la cita formal se había producido una reunión con él y los líderes de Alemania, Francia e Italia, además de los presidentes del Consejo Europeo y la Comisión Europea, Charles Michel y Ursula von der Leyen, respectivamente, para cerrar los detalles.

Lo curioso es que el acuerdo se antojaba muy difícil la víspera del Consejo Europeo, e incluso horas antes. Orbán ha vuelto así a romper las expectativas de los negociadores de los otros 26 estados miembros, que no han parado en las últimas semanas sin que hubiera grandes avances provocando un gran malestar en el resto de capitales.

La intención inicial de Orbán, que tenía la sartén por el mango porque se necesita el 'sí' de los 27 para revisar los presupuestos de la UE, era que la ayuda a Ucrania se canalizara fuera del Marco Financiero Plurianual. Después pasó a exigir una revisión anual. ¿Eso qué supone? Darle la capacidad de veto cada año. Y ahí se plantaron el resto de líderes, acostumbrados en los momentos clave al chantaje de Orbán en los asuntos que requieren unanimidad.

Las conclusiones adoptadas finalmente incluyen un informe anual de la Comisión Europea, un debate en el Consejo Europeo y la posibilidad de aplicar una revisión a los dos años en caso de que así se decida por una unanimidad. “En caso de ser necesario, en dos años el Consejo Europeo invitará a la Comisión Europea a hacer una revisión en el contexto del nuevo Marco Financiero Plurianual”, recoge el documento.

El otro elemento, también meramente simbólico, que consigue Orbán es que las conclusiones hagan un recordatorio de que el mecanismo de condicionalidad que permite bloquear fondos por incumplimientos del estado de derecho -algo que ha sucedido en Hungría y Polonia- debe ser “proporcionado” a las vulneraciones que se producen. La gran baza que utilizó antes de la decisiva cumbre de diciembre Orbán fue amenazar de nuevo con el veto y Bruselas desbloqueó 10.200 millones de euros en vísperas de la cita.

El acuerdo, que permitirá dar una ayuda financiera de 50.000 -33.000 ayudas directas y 17.000 en préstamos- en los próximos cuatro años-, se ha cerrado en una reunión antes de que comenzara el Consejo Europeo y permite dar un respiro a Volodímir Zelenski para afrontar los gastos corrientes, que estaban amenazados a partir del mes de marzo.

El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, se ha conectado por videoconferencia y ha agradecido la ayuda: “Es una señal clara de que Ucrania resistirá y de que Europa resistirá. También es realmente importante que esta decisión haya sido adoptada por unanimidad por todos ustedes, los 27 Estados miembros. Es otra clara señal de su firme unidad y apoyo a Ucrania”. “Europa -hoy- envía una señal al otro lado del Atlántico y a todo el mundo de que el orden mundial basado en normas internacionales resistirá todos los desafíos. Europa marca el tono de los asuntos mundiales con su unidad. Esto es un hecho. Y debe seguir siéndolo”, ha expresado Zelenski, que teme que el apoyo de EEUU se resquebraje ante las dificultades de Joe Biden para sacarlo adelante y el riesgo de Donald Trump vuelva a la Casa Blanca.

El bloqueo de Orbán estaba enervando los socios europeos, que han elevado el tono contra él en las últimas semanas dado que querían un acuerdo a 27, pese a existir una fórmula a 26 para canalizar el apoyo a Ucrania pero que consideraban menos garantista de cara a la estabilidad financiera para Kiev. En los prolegómenos de la cita, ha planeado la posibilidad de activar el artículo 7.2 del Tratado de la UE por la “violación grave y persistente” del estado de derecho en Hungría e incluso atacar a la situación financiera de ese país para intentar reconvenir a Orbán. El Gobierno húngaro se revolvió contra el “chantaje”.

Justo antes de que comenzara la cita, varios líderes han cargado contra el húngaro. “No hay problema de la fatiga con Ucrania, tenemos la fatiga de Orbán”, ha expresado el polaco, Donald Tusk, que ha denunciado el “juego egoísta de Orbán”. Hungría ha perdido, con la llegada de Tusk al poder, a uno de sus principales aliados. “A Orbán le diría que la unanimidad esta ahí sobre la base de que la gente actúe de buena fe”, ha señalado el irlandés, Leo Varadkar.

A pesar de que el acuerdo, que era vital para las finanzas ucranianas, ha salido adelante, los desafíos continúan. Zelenski ha lamentado que “se esté retrasando la aplicación del plan europeo de suministrar un millón de proyectiles de artillería a Ucrania”. “Esto también es una señal de la competencia mundial, en la que Europa no puede permitirse perder”, ha advertido a los líderes. El alto representante, Josep Borrell, reconoció este miércoles que sólo se han entregado 330.000 obuses y misiles y que en marzo, cuando debería cumplirse el objetivo, se habrá alcanzado sólo el 52%. Será a final de año cuando se logre producir 1,1 millones, aunque la capacidad de producción ha aumentado sustancialmente.

Zelenski también ha dicho que es una “prioridad clara” que a Kiev lleguen 5.000 millones anuales en los próximos cuatro años para ayuda militar a través del Fondo Europeo para la Paz, como propuso Borrell hace meses, pero se ha atragantado. El canciller alemán, Olaf Scholz, ha sido el más vocal a la hora de plantear la necesidad de buscar nuevas fórmulas para ayudar militarmente a Ucrania. “No es algo que podamos decidir hoy. Pero el debate debe iniciarse con urgencia, porque sabemos que lo que se ha planeado hasta ahora en términos de ayuda armamentística muy específica por parte de los estados miembros individuales no es suficiente. Alemania está haciendo una contribución muy importante, con más de 7.000 millones de euros consignados en el presupuesto sólo para el año en curso”, ha dicho el canciller, que lleva varias semanas presionando a otros países, como Francia, cuya aportación bilateral es muy baja en comparación.

Y en medio de todo eso se abre un nuevo debate en el seno de la UE y es cómo se potencia la industria de la defensa europea. A las puertas de las elecciones, el PPE ha propuesto que haya un comisario dedicado a ello. Bruselas está preparando una estrategia de defensa ante los desafíos geopolíticos que han surgido esta legislatura y surgen ideas para la financiación como la de los eurobonos que planteó Emmanuel Macron hace unas semanas.

Más allá de la ayuda a Ucrania, la revisión del Marco Financiero Plurianual supondrá una nueva inyección de fondos de los estados miembros de 21.000 millones de euros (una tercera parte respecto a lo que solicitaba la Comisión Europea): 14.600 millones de euros adicionales para reforzar las partidas de inmigración y vecindad (9.600 millones), la Reserva de Solidaridad y Emergencia (1.500 millones), el Instrumento de Flexibilidad (2.000 millones) y para inversiones estratégicas (1.500 millones). También establece un mecanismo en cascada para hacer frente a los intereses de la deuda del fondo de recuperación.

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