El Parlamento turco ha aprobado este jueves una moción para enviar tropas a Libia en apoyo del Gobierno de Unidad Nacional (GNA) de Fayez al Sarraj, reconocido por Naciones Unidas y acosado por las milicias del general rebelde Jalifa Hafter.
La moción se ha aprobado en una sesión extraordinaria con los votos del partido gobernante, el islamista Justicia y Desarrollo (AKP), y los de su aliado de coalición, el derechista Movimiento Nacionalista (MHP), mientras que la oposición socialdemócrata, izquierdista y centrista ha votado en contra. De 600 escaños se registraron 325 votos a favor y 184 en contra, según ha informado la agencia turca Anadolu.
El partido socialdemócrata CHP, el mayor de la oposición, se opuso al considerar el envío de tropas a Libia una aventura militar y una “invitación al desastre”, posición secundada por el centrista Partido IYI y el izquierdista HDP.
La moción tiene validez de un año y constituye la primera vez que Turquía se prepara para enviar soldados a combatir en un país no limítrofe.
Turquía se ha situado desde el principio del lado del Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA), creado en 2015, ubicado en Trípoli, dirigido por Fayez Sarraj y reconocido por Naciones Unidas, pero cada vez más débil ante el avance de las milicias de Hafter, respaldado también por Rusia y Francia.
Es la primera intervención militar turca en un país no limítrofe desde la invasión de Chipre en 1974. Desde entonces, los soldados turcos solo han combatido de forma esporádica en el norte de Irak contra la guerrilla kurda y, desde 2016, en el norte de Siria.
El envío de tropas, que Turquía considera “vitales para salvaguardar sus intereses en Libia y en el este del Mediterráneo”, llega apenas tres meses después de que Erdogan invadiera el noreste de Siria en el marco de su ofensiva contra las fuerzas kurdas tras la retirada de EEUU de la zona.
Erdogan ha justificado la intervención en Libia señalando que allí ya combatió Mustafa Kemal Atatürk, el fundador de la República turca, en 1911, cuando grandes partes de África del Norte formaban parte del Imperio otomano.
Aunque nunca ha propuesto formalmente un cambio de fronteras, el presidente turco sí ha expresado muchas veces la idea de que la Turquía actual debe actuar como potencia protectora de la población, especialmente la islámica, en los territorios perdidos a inicios de siglo XX: Irak, Siria, la Península Arábiga y parte de los Balcanes.