La ruptura de la izquierda en Portugal en octubre provocó, una vez más, elecciones anticipadas en el país vecino –desde el final de la dictadura, solo cinco de 15 primeros ministros han logrado llegar al final de su mandato–. Lejos de las mayorías absolutas, la gobernabilidad del país para desbloquear la situación actual está en el aire.
En 2015, el Partido Socialista (PS) logró el apoyo de las formaciones a su izquierda (Bloco de Esquerda y comunistas) en un acuerdo inaudito en 42 años de democracia que permitió a António Costa convertirse en primer ministro del país pese haber quedado en segunda posición. Sorprendentemente, terminaron la legislatura y se convirtieron en un ejemplo para otras formaciones progresistas de Europa.
En las elecciones de 2019, sin embargo, no hubo pacto de legislatura como en 2015, pero el Partido Socialista pudo gobernar gracias a acuerdos puntuales con sus socios. Eso se rompió el pasado octubre, cuando el Bloco y los comunistas (PCP) rechazaron los presupuestos y provocaron las elecciones de este domingo. La llegada de los fondos europeos hace que los próximos presupuestos sean especialmente importantes.
¿Servirán para desbloquear la situación?
“Todo apunta a que el escenario va a ser muy parecido y que Costa se mantendría como primera fuerza. Se quede o no como está, va a ser una situación que puede mantener la inestabilidad en términos de gobernabilidad”, señala Raquel García, investigadora del Real Instituto Elcano. “Si se mantiene como ahora, Costa va a tener que dialogar con los que han sido hasta ahora sus socios, ya que el PAN (partido animalista) no parece que vaya a tener un buen resultado. Si gana el PSD (Partido Social Demócrata –centroderecha–) de Rui Rio, también tendrá que negociar”.
Sin embargo, Héctor Sánchez Margalef, investigador del CIDOB, opina que de estas elecciones sí que saldrá un Gobierno capaz de aprobar unos presupuestos que recojan los fondos europeos. “Las elecciones arrojarán un resultado similar al actual y repetirlas sería absurdo. Hay una sensación de hartazgo entre la gente, que cree que no era necesaria esta convocatoria electoral. Además, cuando el presidente, Marcelo Rebelo de Sousa, disolvió el Parlamento [tras el rechazo de los presupuestos] hubo críticas porque había quien apostaba por la negociación. Creo que esta vez Rebelo de Sousa no haría lo mismo”.
Los sondeos prevén un empate técnico y, durante la campaña, la derecha del PSD ha ido recortando distancias con el PS de Costa. Según la media de encuestas elaborada por Politico, el PS obtendría un 37% y el PSD, un 32%. Una encuesta de Aximage publicada el martes para varios medios lusos da la victoria al PSD con un 34,4% frente al 33,8% del PS. El resto de resultados es muy similar: el ultraderechista Chega se haría con la tercera posición con un 8%, por delante del Bloco, que obtendría un 6,6%, y del Partido Comunista (4,5%). El bloque de la derecha obtendría entonces un 46,8% y la izquierda, un 46,3%. El PAN sacaría un 3,2%, según la encuesta. Puede ser determinante el elevado número de indecisos.
¿Un nuevo acuerdo de izquierdas?
El primer ministro ha insistido durante la campaña en la necesidad de una mayoría absoluta, apostando así por una estrategia maximalista (actualmente tiene 108 diputados, a ocho de los 116 para la mayoría absoluta). Costa ha llegado a exigir una disculpa a la líder del Bloco, Catarina Martins, por romper la “unidad de la izquierda” y ha esquivado hablar de un pacto con sus anteriores socios, aunque también ha evitado decir que no se volverá a repetir, especialmente a medida que las encuestas han mostrado el crecimiento de la derecha.
“No deberíamos decir eso [que la jerigonza haya muerto para siempre]. Lo que dije el otro día es que tal vez algún día haya condiciones para que vuelva a haber entendimientos con el PCP y el Bloco, pero de momento no las hay. Si las hubiera, no habrían rechazado los presupuestos. Cuando lo hicieron, sabían que el presidente convocaría elecciones”, declaró Costa en una entrevista hace un mes.
El primer ministro ha afirmado que en caso de no tener una mayoría absoluta, intentaría el método aplicado por António Guterres, que en el 99 se convirtió en el primer primer ministro en acabar la legislatura gobernando en minoría. “Eso ha sido muy criticado por la izquierda porque consistió en acuerdos puntuales con distintas formaciones y dice que llevó a privatizaciones y liberalización”, dice García. Además, Costa ha sugerido que en caso de necesitar un apoyo externo, buscaría al PAN antes que a sus antiguos socios.
La investigadora de Elcano cree que “la postura de Costa hay que entenderla en términos electoralistas”. “El día de las elecciones, si no tiene mayoría absoluta, tendrá que sentarse a hablar. El Bloco y el PCP están intentando ser mucho más proactivos y llegar a acuerdos”. Por su parte, Sánchez Margalef opina que el PS, “antes de firmar nada, podría buscar también un acuerdo de investidura con el PSD para que le deje gobernar en lugar de un pacto a tres que ha desgastado mucho a todo el mundo”. El analista cree que la cosa puede ser totalmente diferente si el PS queda en segundo lugar pero el bloque de izquierdas suma mayoría.
“En el caso del PSD, han dicho que incluso están dispuestos a investir al PS para que no dependa del Bloco y del PCP si quedan segundos”, dice el experto del CIDOB. “En realidad, Rui Rio se estaría preparando para una legislatura corta y para decir al electorado que es un partido estable y de Estado”.
¿Qué opciones tienen los conservadores?
“Si no quedan primeros, no les dan los números de ninguna manera. Todo apunta a que CDS (derecha) ni siquiera entrará en el Parlamento y solo le quedarían como aliados Iniciativa Liberal y Chega. El Parlamento está más escorado a la izquierda que a la derecha”, dice el analista de CIDOB.
“Rui Rio es un perfil bastante más moderado que sus rivales en las primarias y él ha estado relativamente en contra de llegar a acuerdos con Chega. Su plan es quedar primero y alcanzar un acuerdo de investidura con el PS que le deje gobernar y que apoye algunas cosas y otras haya que negociarlas y tener así una legislatura que dure dos años o dos años y medio como ha sido tan habitual antes”, dice Sánchez Margalef.
García coincide en el rechazo de Rui Rio a Chega, pero sostiene que la formación ultra “intenta presionar para que le meta en un posible Gobierno”. “Si Chega queda tercera, podría exigir y ser fundamental para darle el Gobierno”.
Sánchez Margalef no está de acuerdo: “Sería un golpe bastante fuerte para el Bloco no consolidar esa tercera fuerza, pero no sé si condicionaría mucho la formación de Gobierno si Chega quedase en tercer lugar, porque no acabo de ver un Gobierno en coalición. Lo que sí parece claro es que, pase lo que pase, tendremos un Parlamento más polarizado que nunca que se asemejará cada vez más al nuestro”.