Elena Milashina, la periodista de investigación más laureada del diario Nóvaya Gazeta, ha decidido abandonar Rusia tras recibir amenazas del líder chechén, Ramzán Kadírov. “Insisten en ello mi director y mis fuentes entre los altos funcionarios. Dicen que ahora el grado de amenaza a mi vida es alto. Por eso, les hago caso, aunque no me apetezca nada”, ha dicho al canal de televisión Dozhd.
Milashina, comparada por sus denuncias de los abusos en Chechenia con la asesinada Anna Politkóvskaya, ha recordado que no es la primera vez que recibe amenazas de Chechenia, lo que ha sido denunciado por activistas rusos y Amnistía Internacional. La reportera señala que seguirá trabajando desde el extranjero, sin precisar el país en el que se exiliará de manera provisional.
Recientemente, Kadírov tachó de “terrorista” a Milashina y llamó a las fuerzas de seguridad a proceder a su inmediata detención. Además, en un mensaje en las redes sociales dijo que las autoridades chechenas “siempre liquidan a los terroristas y a sus cómplices”.
Esas amenazas llevaron a varios medios y periodistas rusos a dirigirse al presidente ruso, Vladímir Putin, quien recibió el jueves a Kadírov en el Kremlin. Nóvaya Gazeta se ha dirigido al Comité de Instrucción para que incoe un caso penal contra el líder chechén por incitar al odio y amenazar con el uso de la violencia.
“En vista de las numerosas amenazas personales lanzadas a la periodista Elena Milashina por destacados representantes de Chechenia en los últimos días, el consejo de redacción ha decidido enviar a Elena Milashina al extranjero. Elena sigue los protocolos de seguridad aprobados por la redacción. Su ubicación no afectará en absoluto a su cobertura de los derechos humanos en Chechenia”, dice el periódico en un comunicado.
Los reportajes de Milashina sobre la persecución, violación y el asesinato de los homosexuales en la república y lejos de ella por parte de los servicios de seguridad chechenes han recibido un gran eco en la prensa y televisión de todo el mundo.
Torturas y secuestros
Además, el diputado chechén y estrecho aliado de Kadírov, Adam Delimjánov, llamó a “cortar las cabezas” de los familiares del antiguo juez del Tribunal Supremo de la república, Saidi Yangulbáyev, declaraciones condenadas en la Duma. “Deberías saber que te perseguiremos día y noche sin importarnos nuestras vidas y pertenencias hasta que cortemos vuestras cabezas, hasta que os matemos a todos”, dijo, en alusión también al hijo de la detenida, el activista Abubakar Yangulbáyev.
La esposa de dicho letrado fue detenida en la ciudad de Nizhni Nóvgorod por las fuerzas de seguridad chechenas y trasladada a Grozni para su interrogatorio, operación que muchos activistas calificaron de “secuestro”.
Kadírov es acusado de convertir Chechenia en una especie de califato donde no rigen las mismas leyes que en el resto del país y donde ha instaurado un estado policial donde las torturas y secuestros son moneda común. Es acusado por las organizaciones de derechos humanos de estar detrás de los asesinatos del líder opositor ruso Boris Nemtsov (2015), la activista Natalia Estemírova (2009) y también de Politkóvskaya (2006).
El director de Nóvaya Gazeta, Dmitri Murátov, quien recibió en diciembre el premio Nobel de la Paz, denunció la persecución de la libertad de prensa en la Rusia de Putin.