Si a la presidenta Cristina Fernández se le ha criticado algo en estos últimos años es su reticencia a atender a la prensa y a dar entrevistas. Pero en este domingo electoral en el que se inicia un cambio de rumbo para la Argentina tras 12 años de kirchnerismo, la mandataria se despachó con una improvisada rueda de prensa en la escuela a la que acudió a votar en su provincia, Santa Cruz. Media hora de repaso los logros de su gobierno y de pedir que estos comicios no sean “un retroceso”.
Más de 32 millones de ciudadanos han votado hoy en segunda vuelta para elegir al próximo presidente entre el peronista Daniel Scioli y el líder opositor, Mauricio Macri. Los colegios electorales han cerrado a las seis de la tarde y los primeros sondeos a pie de urna pronostican una abultada victoria del liberal, que encabeza la alianza Cambiemos. El candidato también ha salido favorito en las encuestas publicadas en las últimas semanas.
“El futuro va a ser el que quieran los argentinos y el que definan los argentinos con memoria y con la certeza de que nada es para siempre y que hay que cuidarlo”, ha asegurado Fernández tras emitir su voto. “Asistimos a un momento histórico. Nunca habíamos tenido un acto eleccionario en estas condiciones, con las calles en paz, con la gente trabajando, vacacionando. No sólo es la primera vez que se vota en segunda vuelta, también es la primera vez en un país en una situación de tanto crecimiento y desarrollo”, ha añadido la presidenta. Una situación que ha enfrentado a la de una Europa “con problemas de recesión y de desintegración social”.
También tuvo palabras para la situación en Francia: “Como hubo un mayo francés, que marcó la erupción de las ideas progresistas, de izquierda, en el que me formé como militante, creo que este noviembre francés también marca un punto de inflexión en el mundo. Creo que estamos en un mundo muy complejo, donde ya no se debate por ideas”, ha subrayado. “Ya lo advertí en la ONU, casi de manera premonitoria”, añadió.
La sombra de la devaluación
“Si en el año 2003 no hubiera triunfado la fórmula Kirchner-Scioli, ¿creen que hubiéramos tenido estos 12 años que tuvimos?”, ha afirmado Fernández, para luego lanzar un dardo a Macri: “Le preguntaría a los candidatos a quién votaron en esas elecciones [en las que Kirchner le ganó al expresidente Carlos Menem]” . La campaña ha girado en estas últimas semanas en identificar al candidato opositor con las políticas liberales de la década del 90 y el gobierno menemista. En las elecciones de 2003 Scioli era el vicepresidente del fallecido Kirchner.
Verborrágica y visiblemente de buen humor, Fernández hizo gala de sus méritos: “Fui la primera mujer electa en 2007 y reelecta con casi el 55% de los votos. Hemos resistido nueve corridas bancarias. No sé cuántos gobiernos hubieran resistido estos embates”, desafió la presidenta, entrando en uno de los temas clave de esta campaña: la fuerza o legitimidad del próximo presidente para conducir un país que se enfrenta a un cambio de rumbo en un contexto económico adverso.
Y apuntó a las posibles medidas que podría tomar un eventual gobierno de Mauricio Macri: “Las devaluaciones licúan derechos. No todo es igual”, ha asegurado Fernández.
“La gobernabilidad depende de que se sigan aplicando políticas públicas para lograr que la gente tenga sus derechos y podamos caminar por la calle sin problemas”, ha asegurado. “Hay que reflexionar sin odios, sin rencores, con amor y alegría, pero que la alegría no nos tape lo que pasó”, ha continuado en su larga comparecencia.
Las declaraciones de la primera mandataria derivaron en dos denuncias ante la Justicia Electoral por el presunto delito de violación de la veda electoral. Según el fiscal Jorge Di Lello, a la primera mandataria la denunciaron dos veces, mientras que al candidato del Frente para la Victoria, Daniel Scioli, también lo acusaron por la misma falta.
Tras ocho años en el poder, Cristina Fernández entregará el bastón presidencial el próximo 10 de diciembre al ganador en las urnas.