Varias universidades de EEUU, entre ellas algunas de las más prestigiosas del país como Georgetown o el MIT, han violado la ley por no hacer públicos los regalos o contratos con fuentes de financiación extranjeras. El Departamento de Educación denuncia que esto pone en peligro la seguridad nacional del país y tiene abierta una investigación contra seis de ellas.
“Las seis universidades investigadas no informaron de un total de 1.300 millones de dólares de fuentes extranjeras (incluyendo China, Catar y Rusia) en los últimos siete años a pesar de su clara obligación legal a hacerlo”, señala un alto cargo del Departamento de Educación en una carta enviada el pasado 27 de noviembre al Congreso para informar sobre el estado de las pesquisas.
La carta no cita el nombre de los centros investigados, pero dos de ellos son la Universidad de Georgetown y la Universidad de Texas A&M. The Washington Examiner ha publicado que las otras cuatro universidades son Cornell, Rudgers, Maryland y el MIT de Massachusetts. La ley establece que las instituciones de educación superior que reciban regalos o contratos de financiación de fuentes extranjeras por un valor de 250.000 dólares o más en un año académico tienen la obligación de hacer público el origen de ese dinero.
Esta financiación a menudo tiene efectos directos en la política y podría convertir a determinadas instituciones en agentes de un Gobierno extranjero sin estar registradas como tal. Sin especificar la universidad ni el país que donó el dinero, el Departamento de Educación ha descubierto que uno de los centros investigados aceptó los fondos de un Gobierno extranjero para crear un 'centro académico' “expresamente para la difusión de propaganda y para llevar a cabo otras actividades de poder blando”.
Tanto Georgetown como Texas A&M tienen sedes en Catar. Según el testimonio de “un miembro de alto rango de un brazo del Gobierno de Catar en un tribunal de Texas, las 'donaciones' cataríes a universidades estadounidenses se realizan estratégicamente para avanzar los intereses de Catar”, informa la misiva del Departamento de Educación. “Los receptores de estas 'donaciones' acuerdan mantener los propósitos y las cantidades de estas donaciones en secreto”, añade.
“Aparentemente, a menudo se incluyen cláusulas similares en acuerdos de dinero extranjero. Desafortunadamente, el Departamento no puede confirmar si los donantes y receptores utilizan tales cláusulas para justificar la no declaración y revelación de donaciones de fuentes extranjeras al Gobierno de EEUU y los contribuyentes”, añade el texto.
Entre la financiación extranjera que sí ha declarado la Universidad de Georgetown entre 2013 y 2019 y registrada por el Departamento de Educación destaca Catar, cuyas aportaciones representan un 84,8% del total, llegando a 356 millones de dólares de los 420 recibidos a lo largo de los últimos seis años. La mayoría de este dinero ha llegado en forma de contratos con Qatar Foundation, dedicada a la promoción de la educación. En el caso del MIT, la principal fuente extranjera es Arabia Saudí (88 millones), seguido muy de cerca de Singapur –apenas 400.000 dólares menos– .
La carta afirma también que una universidad tenía relación con Kaspersky, “una compañía rusa que ha sido vetada en contrataciones con el Gobierno de EEUU”. En diciembre de 2017, Trump aprobó una ley que prohíbe el uso de la empresa antivirus en cualquier agencia del Gobierno por su supuesta vulnerabilidad ante la influencia del Kremlin.
Aunque las investigaciones son preliminares y solo se centran en seis universidades, el Departamento de Educación sostiene que es preocupante “la falta de transparencia y rendición de cuentas respecto a la solicitud y recepción de grandes cantidades de dinero extranjero”. “Las universidades han proporcionado un nivel de acceso sin precedentes a Gobiernos, empresas y personas extranjeras sin la supervisión adecuada”, sostiene el texto.
China, uno de los más activos
China es uno de las principales fuentes de financiación que más preocupación genera en esta materia. Una de las universidades investigadas, además de no declarar el dinero extranjero, recibió financiación de un conglomerado multinacional chino para desarrollar nuevos algoritmos y avanzar en las técnicas de seguridad biométrica para desarrollar sus capacidades de vigilancia de masas.
Según una investigación del periódico The New York Times, China está desarrollando esta tecnología principalmente con el ADN de la minoría musulmana uigur. Los uigures se concentran en la región de Xinjuang, donde existen campos de internamiento para musulmanes que no han cometido ningún delito.
Según la carta, cinco de las seis universidades investigadas tienen o han tenido múltiples contratos con la empresa de telecomunicaciones Huawei, “una empresa que ha sido sujeto de preocupaciones de seguridad nacional y vetada” en EEUU.
Una de las universidades investigadas también recibió regalos de una fundación que es sospechosa de actuar como una herramienta de propaganda e influencia para el Gobierno de China, señala el Departamento de Educación.
En los últimos 15 años, el Gobierno chino ha abierto un centenar de Institutos Confucio en universidades de EEUU, según reveló una investigación del subcomité de investigaciones del Senado de febrero de 2019. Alrededor del 70% de los centros con un Instituto Confucio que recibieron más de 250.000 dólares no informaron adecuadamente al Departamento de Educación.
El Gobierno chino paga a los profesores de estos centros donde se enseña la lengua y la cultura de China. En su contrato con el Gobierno, se establece que los profesores deben “salvaguardar a conciencia los intereses nacionales” y no hacerlo será motivo de despido.
La carta del Departamento de Educación señala que otra universidad promueve un programa de talentos a través de una empresa china con “vínculos cercanos al Gobierno comunista”, sostiene la carta. En noviembre, el subcomité de investigaciones del Senado publicó otro informe titulado 'amenazas a la investigación estadounidense: los planes de reclutamiento de China'.
“Este informe expone cómo la investigación financiada por el contribuyente estadounidense ha contribuido al auge global de China en los últimos 20 años”, sostiene. El informe denuncia que China ha explotado la apertura de EEUU en este sector en su propio beneficio.
John Brown, director adjunto de la división de contrainteligencia del FBI señaló el mes pasado que “aunque la participación en un programa de talentos no es ilegal, las investigaciones del FBI y agencias asociadas han revelado que a menudo se incentiva a los participantes a que transmitan a China la investigación que llevan a cabo en EEUU, así como otra información de propiedad exclusiva a la que puedan tener acceso”. “En algunos casos esto ha resultado en violaciones de la ley de EEUU, incluido espionaje económico, robo de secretos comerciales y fraude de becas”, añadió.
Entre el total de la financiación extranjera registrada por el Departamento de Educación en todas las universidades, Catar es la fuente principal. Inglaterra se sitúa en segundo lugar y China en el tercer puesto.