Diego Della Valle (Sant’Elpidio A Mare, 1953) es el presidente y consejero delegado del Grupo Tod’s, la empresa italiana especializada en calzado y artículos de ropa. Presente en los consejos de administración de muchas de las grandes empresas del país transalpino, el empresario tiene decidido financiar la restauración del Coliseo por un total de 25 millones de euros. Cantidad que irá directamente al Ministerio de Bienes y Actividades Culturales, presidido ahora por Massimo Bray. Aún no está ni claro ni delimitado hasta dónde llegaría la discreción publicitaria.
Ni en Roma ni en Italia existe un debate demasiado intenso acerca de este asunto. No tanto por la polémica sobre la financiación privada de los monumentos nacionales, que también, sino por la supuesta incapacidad económica de los dos últimos gobiernos (el de Mario Monti y el de Enrico Letta) para dedicar un apartado de los presupuestos del Estado a la conservación de los emblemas culturales italianos.
En los medios de comunicación son minoría aquellos que cuestionan mínimamente la imposibilidad real de los diferentes consejos de ministros de cuidar el símbolo de lo que entonces fue el Imperio Romano y es hoy Italia. Hay un concepto que está siempre presente cuando se trata de afrontar este tipo de debates en la calle y en parlamento, también en la capital romana: la revisión del gasto público.
La que sí se ha planteado formalmente este dilema económico y moral ha sido Codacons, la confederación de asociaciones de consumidores. Han llevado a juicio a Della Valle a lo largo del último año y medio por considerar demasiado bajas las cifras para ganar el concurso y, sobre todo, por tener el derecho de gestión exclusiva de la comunicación de la obra del Coliseo y la imagen de éste en los siguientes 15 a 20 años. Por ahora, el Consejo de Estado, órgano consultivo homólogo al español pero con funciones contenciosas y jurisdiccionales añadidas, ha desestimado el recurso de Codacons por “tener competencias en materia de consumo y ambiente, pero carecer de ellas en lo relativo a bienes de interés cultural”.
Aunque el comienzo de las obras está previsto para el próximo diciembre, Condacons afirma, a través de su cabeza visible, el abogado Carlo Renzi, que Della Valle deberá a esperar a que todo se resuelva de manera definitiva, dado que la intención de la confederación es recurrir al Tribunal de Casación (Tribunal Supremo). Mientras tanto, la Fiscalía de Roma investiga de forma preventiva las condiciones de patrocinio del propietario del Grupo Tod’s, un imperio que incluye la homónima marca, Roger Vivier, Fay y Hogan.
La polémica es relativamente sencilla. En lo que se refiere al Estado, ¿es justo invertir 25 millones de euros para un monumento nacional en época de crisis económica y austeridad presupuestaria, habiendo otras prioridades? Desde luego también hay críticas en lo relacionado al interés de Della Valle en su iniciativa promo-cultural, concretada en una restauración que debería durar 915 días.
Según lo conocido a través de los responsables de comunicación de la empresa de calzado, el empresario tendría intención de usar de forma exclusiva la imagen del Coliseo con un nuevo logo. Eso sí, también en el momento en el que finalicen las obras, aproximadamente dentro de dos años y medio, Della Valle pondría el logo de Tod’s detrás de las entradas al anfiteatro romano, pero no usaría dicha marca para promoción aprovechando los andamios.
Es cierto que más de uno ha pensado que en ese margen de gestión privada no se excluye que el empresario se dedique a realizar eventos particulares destinados a promocionar su actividad industrial y personal. A fin de cuentas, 25 millones de euros para un grupo que ha facturado 960 en el año 2012 serían una buena inversión en materia de imagen de marca. Más aún si se trata del Coliseo. Esta hipótesis se vería consolidada, tanto si se optara por una publicidad directa, por un prestigio conocido públicamente que no necesitara de anuncios visibles y se centrara, más bien, en una discreción promocional que no afectaría a las fachadas de la milenaria construcción.
La contención del gasto público es la máxima que está marcando la actual era económica en Europa y que, también en Italia, es la guía a seguir en las directrices económicas de los gobiernos. La financiación de Della Valle para la restauración del Coliseo llevará a un debate disyuntivo sobre la conservación cultural. ¿Preservar la gestión pública en su totalidad, o favorecer la financiación externa a cambio de mantener la austeridad sin aplazar las restauraciones?
Tras emperadores, bárbaros, el tráfico de Roma (aunque ya ausente en Via dei Fori Imperiali desde el pasado 3 de agosto), desfiles, manifestaciones y guerra mundiales, la verdad es que después de 1941 años el Anfiteatro Flavio todavía sigue ahí. Testigo de las civilizaciones.