Jens Stoltenberg lleva tiempo de salida al frente de la OTAN, pero la guerra en Ucrania y la falta de acuerdo en una decisión en la que se tienen que conjugar los dispares intereses de una treintena de miembros han ido retrasando el relevo. Hace un año que el baile de nombres ha sido constante (que si el ministro de Defensa británico, Ben Wallace; que si la primera ministra de Estonia, Kaja Kallas...), pero el puzle parece que se va encajando y la figura del primer ministro holandés en funciones, Mark Rutte, emerge como posible nombre de consenso. Sobre todo porque cuenta con el apoyo de los grandes y su efecto arrastre.
Los movimientos se han acelerado en los últimos días con la filtración del apoyo de Joe Biden a Rutte. Aunque Europa lleva tiempo empeñada en sacar la cabeza dentro de la alianza euro-atlántica, lo cierto es que Estados Unidos es quien verdaderamente tiene la voz cantante en la organización. Por eso su apoyo es impepinable para cualquier cosa. “El presidente Biden respalda firmemente la candidatura del primer ministro Rutte para ser el próximo secretario general de la OTAN”, publicó esta semana la agencia Reuters, que citaba fuentes anónimas.
Los apoyos han ido cayendo en cascada coincidiendo con la notificación de Rumanía de la intención del presidente, Klaus Iohannis, de optar al cargo. Reino Unido, Alemania y Francia también han trasladado su respaldo al político liberal, que aguarda la formación de Gobierno en Países Bajos tras la victoria del ultraderechista Geert Wilders para dejar de ser formalmente primer ministro, un cargo que ocupa desde hace 14 años. Según Politico, Rutte cuenta ya con el 'sí' de dos tercios de los países que forman parte de la OTAN.
“Con su inmensa experiencia, su gran pericia en política de seguridad y sus sólidas dotes diplomáticas, es un candidato sobresaliente”, declaró el portavoz del Gobierno alemán, Steffen Hebestreit, según publicó DW. “Es muy respetado en toda la alianza, tiene serias credenciales de defensa y seguridad, y garantizará que la alianza siga siendo fuerte y esté preparada para defender y disuadir”, señalaron fuentes del ejecutivo británico, según recoge The Standard.
Las descripciones que llegan desde las capitales sobre Rutte son toda una declaración de intenciones sobre lo que buscan para el futuro secretario general de la OTAN, que tendrá que lidiar con la guerra en Ucrania, pero también pivotar –se supone– una etapa post-bélica en la que haya alguna interlocución con Vladímir Putin. De ahí que haya habido perfiles como el de Kaja Kallas, la 'dama de hierro', que es una de las más vocales contra el líder ruso, que ha llegado a ponerla en busca y captura.
Su nombre fue uno de los que sonó con fuerza hace unos meses, cuando la falta de consenso llevó a Stoltenberg a prorrogar su mandato por tercera vez. Otra de las habituales en las quinielas era la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, a quien el canciller de su país, Olaf Scholz, veía con reticencias. El caso es que los aliados no son capaces de encontrar un perfil que cumpla las expectativas inicialmente marcadas como que el liderazgo recayera por primera vez en una mujer o que fuera a parar a algún país del sur (algo que no sucede desde los tiempos de Javier Solana a finales de los 90).
Rutte, en campaña
Rutte nunca ha ocultado sus aspiraciones para hacerse con las riendas de la OTAN. Pero ya está formalmente en campaña. Lo demostró el pasado fin de semana en la Conferencia de Seguridad de Munich cuando rompió con las críticas generalizadas que llegaron desde la UE –y también de la Administración Biden– a Donald Trump por decir que “alentaría” a Putin a atacar a los países de la OTAN “morosos”, es decir, los que no cumplen con los compromisos del 2% del gasto en Defensa.
“Deberíamos dejar de quejarnos, lloriquear y dar la lata con Trump”, expresó el primer ministro holandés en funciones: “Depende de los americanos. No soy estadounidense, no puedo votar en EEUU. Tenemos que trabajar con quien esté en la pista de baile”. Y es que la posibilidad de que el líder republicano vuelva a la Casa Blanca será uno de los desafíos con los que tendrá que lidiar si finalmente es elegido para liderar la OTAN.
La intención de los aliados es tomar una decisión esta primavera para que la elección no coincida con el reparto del poder de la UE tras las elecciones de junio y que no llegue abierta a la cumbre de Washington de julio, en la que se conmemorarán los 75 años de vida de la OTAN. Las principales piedras que Rutte puede encontrar en el camino son Hungría, el país más cercano a Putin de toda la alianza y que aprovecha cualquier situación para chantajear a los socios, y Turquía, que condiciona su apoyo a que se comprometa a ser neutral y no beneficiar a los intereses europeos, especialmente en su disputa con Grecia y Chipre.