Sembrar las dudas sobre la gestión de Teresa Ribera en la catástrofe de la DANA en Valencia ha sido el enésimo intento del PP de Alberto Núñez Feijóo para debilitar al Gobierno de Pedro Sánchez en Bruselas y ha desatado, junto al empeño de los populares en forzar a los socialistas a apoyar al candidato de Giorgia Meloni como vicepresidente de la Comisión Europea, una crisis que, de no reconducirse, aboca a resultados impredecibles. A esa estrategia se ha sumado el grupo que pilota Manfred Weber al poner como condición previa a Ribera que se comprometa a dimitir si llegara a tener que sentarse en el banquillo por la gestión de la tragedia. La respuesta de la española es que seguirá el código de conducta de la Comisión Europea.
“Todos los comisarios se ciñen al código de conducta de la Comisión”, señalan desde el Ministerio de Transición Ecológica. ¿Y qué dice ese texto? La única alusión a procesos de dimisión que contempla es cuando así lo reclame la presidenta del gobierno comunitario. “Un miembro de la Comisión deberá dimitir si lo solicita el presidente en conformidad con el artículo 17.6 del Tratado de la UE”, señala el código de conducta al que se remiten en el ministerio.
En términos prácticos, Ribera dimitirá si se lo pide Ursula von der Leyen, como establecen las normas. Por el momento, la presidenta de la Comisión Europea está intentando desatascar la situación, que como mínimo se prolongará hasta la próxima semana, y mantiene su apoyo intacto a Ribera. “La presidenta ha dado su confianza al conjunto de candidatos al puesto de comisarios y el proceso para su confirmación está en curso. Evidentemente, nada ha cambiado con respecto a esta posición inicial”, respondió el portavoz del gobierno comunitario, Eric Mamer, a la pregunta concreta de si la presidenta seguía confiando en la socialista, a la que ha situado en la jugosa vicepresidencia de Competencia y Transición Limpia y Justa.
Para entonces el PP, con la colaboración de su familia europea y la extrema derecha, ya habían declarado la guerra a Ribera y encontraron en la gestión de la DANA el argumento, a pesar de que el mando correspondía a la Generalitat Valenciana de Carlos Mazón, que ignoró las alertas que procedían precisamente de las instituciones dependientes del departamento de Ribera.
Weber decidió, además, posponer la evaluación de Ribera a la próxima semana plegándose a los intereses de Feijóo para que pase antes por el Congreso a dar explicaciones por la DANA, a pesar de que ello suponga un retraso en todo el procedimiento. Pero esa maniobra supuso romper el acuerdo previo que había alcanzado con socialistas y liberales, que son los otros dos grupos que forman parte de la coalición europea y que habían determinado evaluar a todos los aspirantes a vicepresidentes al mismo tiempo para evitar que algunos de ellos fueran cogidos como 'rehenes', pero no se habló nada de dejarlo para la semana siguiente.
“Eso marcó un antes y un después”, aseguran fuentes socialistas, que consideran que la “desconfianza” se ha instalado con el interlocutor del PPE. No obstante, en el Grupo Socialista no reducen únicamente el conflicto a la candidata española sino que mantienen el rechazo a hacer vicepresidente al candidato de Meloni, Raffaele Fitto, que supondría aupar a la cúpula del gobierno comunitario a la extrema derecha y a un partido (ECR, los Conservadores y Reformistas) que no forma parte de la coalición europea y que ni siquiera apoyó la reelección de Von der Leyen.
“El S&D no va a negociar un paquete de seis vicepresidentes porque seis vicepresidentes no son tres familias políticas”, señalan esas fuentes sobre el acuerdo para la 'mayoría Von der Leyen', que la integran populares, socialistas y liberales (y en esta ocasión también los verdes que votaron a favor). “Por tanto, sólo vamos a respetar ese acuerdo entre las tres familias y no entrar a ningún otro tipo de negociación”, apuntalan.
No obstante, el PPE podría sacar adelante la candidatura de Fitto porque le dan los números en la comisión con las fuerzas de la extrema derecha mientras que para Ribera es imprescindible el 'sí' del grupo que lidera Weber. Tumbarla sería, por tanto, para los socialistas una ruptura del acuerdo entre esas tres grandes familias. Lo que no aclaran es si llegarían a votar a favor del Colegio de Comisarios en su conjunto a finales de noviembre si Fitto logra el plácet con populares y extrema derecha.
Para llegar a ese punto aún queda un trecho. Las negociaciones están en barbecho, aunque las vías de comunicación están abiertas y el portavoz de Von der Leyen sostiene que está en “contacto permanente” con los grupos. El primer paso es que se evalúe a los aspirantes a vicepresidentes y al candidato húngaro, que es el único que por el momento no ha aprobado. Si pasan, se votará el conjunto de gabinete. Si alguno cae, Von der Leyen tendría que decidir si lo mantiene ante la votación o si reclama al estado miembro otro nombre. Y nadie descarta en este punto que todo estalle por los aires adentrándose la UE en territorio desconocido.