El avance de la desinformación, que cada vez cobra más peso a través de campañas oficiales de propaganda que dificultan discernir la verdad de lo falso, ha marcado la dificultad que atraviesa la libertad de prensa en el mundo, según la organización Reporteros Sin Fronteras (RSF).
En su clasificación anual de 2023, que evalúa la situación en 180 países, difundida este miércoles con motivo del Día Mundial de la Libertad de la Prensa, RSF ha destacado un retroceso en ese derecho a nivel general, con solo tres de cada diez países con una situación “satisfactoria”. “En otras palabras, las condiciones para el ejercicio del periodismo son adversas en siete de cada 10 países”, dice la organización.
España ocupa el puesto 36º, lo que supone una caída de cuatro puestos que RSF atribuye principalmente a la precariedad y el bloqueo de la reforma de la ‘Ley Mordaza’.
Dentro de la volatilidad general, el secretario general de RSF, Christophe Deloire, ha destacado el avance de 18 plazas de Brasil (puesto 92), ligado a la salida del poder del anterior presidente, el ultraderechista Jair Bolsonaro, o la caída de 31 de Senegal, que lideraba la clasificación en África.
“Esta inestabilidad es producto de un recrudecimiento de la agresividad del poder en muchos países y de la creciente animadversión hacia los periodistas en las redes sociales y en el mundo no virtual. La volatilidad también obedece al auge de la industria del engaño, que da forma y distribuye la desinformación, al tiempo que proporciona herramientas para fabricarla”, ha agregado Deloire, quien resalta la fragilidad de América Latina, una región con un índice de asesinatos de informadores equivalente al de los países en guerra.
“Para resistir (a esa violencia) son necesarios marcos legales sólidos que, en muchas ocasiones, no se han puesto en marcha” en América Latina, comenta Deloire a EFE.
El responsable de RSF apunta también a las campañas de desinformación, que define como “industria del simulacro”.
El impacto negativo de la IA
En ese contexto, el desarrollo de la Inteligencia Artificial generativa “ha sacudido al universo ya frágil de los medios” junto a actitudes como la de Elon Musk en Twitter, donde “ha llevado al extremo una lógica arbitraria y de censura”, lo que pone de manifiesto “las arenas movedizas” en las que se mueve el periodismo.
Un campo de batalla, el de la desinformación, que se ha nutrido de la guerra de Ucrania, donde Rusia “puso en marcha en un tiempo récord un arsenal mediático” para difundir su discurso oficial, lo que ha hecho a ese país caer nueve plazas en la clasificación de RSF hasta el puesto 164.
Ese conflicto arrastra también a Ucrania, donde ejercer el oficio de periodista nunca ha sido tan difícil.
La situación de la libertad de prensa es “muy grave” en 31 países, “difícil” en 42, “problemática” en 55 y solo en 52 es “buena” o “muy buena”, casi todos ellos en Europa.
Noruega lidera la lista por séptimo año consecutivo, seguida por Irlanda, que se ha beneficiado del retroceso de Finlandia, donde dos periodistas han sido condenados por revelación de secretos de Estado, y por Suecia, penalizada por una nueva ley que dificulta la confidencialidad de las fuentes.
China, la mayor prisión para periodistas
Más estable es la parte baja de una clasificación que sigue cerrando Corea del Norte, por delante de China, la mayor prisión para periodistas del mundo y una de las principales factorías de contenidos de propaganda, y Vietnam, que ha reforzado la persecución de reporteros y comentaristas independientes.
Entre las caídas destaca Estados Unidos, donde el asesinato de dos periodistas ha impactado negativamente su posicionamiento (45).
La concentración de medios en manos de oligarcas en India y la creciente represión de periodistas en vísperas de las elecciones en Turquía han hecho caer a esos dos países a la zona de situación “muy grave”, mientras que Irán ha proseguido su descenso en medio de la respuesta del régimen a la muerte de la joven Mahsa Amini.
Importantes caídas también en Túnez, con el presidente Kais Saied “cada vez más autoritario” y Perú (pierde 33 puestos hasta el 110), “donde los periodistas pagan el precio de una inestabilidad persistente”.
Las buenas noticias llegan del lado de países como Australia, que gana 12 plazas, o Malasia, que progresa 40.
El informe alerta de la situación de Alemania, que pierde cinco plazas en un año “récord” en actos violentos y detenciones de periodistas.
España, en el puesto 36º
¿Y España? Nuestro país baja cuatro puestos en el ranking, desde el 32º al 36º, aunque pierde solo 1,34 puntos en la calificación global respecto a la edición del año pasado, según explica RSF. La organización dice que España goza, “en general, de un clima favorable al libre ejercicio del periodismo” y se mantiene entre el 30% de los países del mundo con una situación “buena o bastante buena” para la libertad de información, pero “los profesionales de los medios en España siguen padeciendo una precariedad preocupante y ya cronificada”.
“El contexto económico en el que se mueven los periodistas españoles es, de lejos, el indicador peor puntuado por el panel de expertos en libertad de prensa”, dice la organización.
Según RSF, otro factor que explica la bajada en la tabla “es el empeoramiento del indicador legal y jurídico (el que mide el contexto legislativo en el que se mueve la profesión periodística)”, un movimiento que la entidad interpreta “como las expectativas desfavorables sobre la derogación de los artículos más polémicos y perjudiciales para la libertad de información de la 'Ley Mordaza”.
“El bloqueo en el Congreso de la reforma de la ley, una de las promesas destacadas del Gobierno y sus socios para la actual legislatura, ha enfriado la percepción que los expertos del sector tienen respecto al entorno legal y jurídico que rodea a la prensa en España. Tampoco han salido adelante otras reformas para despenalizar los llamados 'delitos de opinión'y, sin embargo, se han multiplicado acciones judiciales abusivas (SLAPP) contra medios y periodistas”.
Por último, la organización menciona la libertad de prensa en España también se ve erosionada por “la fuerte politización de los medios de comunicación, cada vez más contagiados de la polarización que afecta a la política española y cada vez más incapaces de respetar los imprescindibles límites entre la información y la opinión”.
No obstante, RSF considera que “el clima sociocultural” de España se halla entre los más favorables a la libertad de información de su entorno y “las agresiones a la prensa se encuentran en mínimos históricos y europeos, después de unos años de mucha mayor violencia policial y ciudadana”. “Los periodistas, no obstante, ven contrarrestada esta mejora con un agravamiento de la hostilidad y el acoso en las redes sociales”, concluye.