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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Rusia avanza en el este de Ucrania con la toma de Lugansk, ¿y ahora qué?

Tras más de cuatro meses de fuertes combates, Moscú se ha adjudicado en los últimos días una victoria en el este de Ucrania: el control de Lugansk, una de las dos regiones que forman el Donbás. Ha ocurrido después de que el Ejército ruso capturara Lisichansk, el último núcleo de población importante que quedaba en manos ucranianas en Lugansk, donde los combates se habían venido intensificado y las fuerzas de Vladímir Putin habían avanzado de forma constante. Poco más de una semana antes, se habían hecho con la ciudad clave de Severodonetsk, sometida a intensos bombardeos.

Este lunes, en una reunión grabada en vídeo con su ministro de Defensa, el presidente ruso, Vladímir Putin, felicitó a sus soldados y presentó la toma de Lugansk como una victoria. El Ejército ucraniano confirmó que sus fuerzas se habían retirado de sus posiciones en Lisichansk para evitar sufrir pérdidas mientras el gobernador de la región, Serhiy Gaidai, explicó que las tropas locales podrían haber resistido unas semanas más, pero existía el riesgo de que fueran rodeadas y, posiblemente, habrían pagado un precio demasiado alto.

“Debido a la gran superioridad de las fuerzas de ocupación rusas en artillería, aviación, lanzacohetes múltiple, municiones y personal, la continuación de la defensa de la ciudad llevaría a consecuencias fatales. Para preservar la vida de los defensores ucranianos, se tomó la decisión sobre la retirada”, dijo en un comunicado el Estado Mayor de las fuerzas armadas ucranianas. En su discurso este domingo, el presidente del país, Volodímir Zelenski, prometió que las fuerzas de Kiev regresarán: “Volveremos gracias a nuestra estrategia, gracias al aumento del suministro de armas modernas”.

Donetsk, en el punto de mira

Analistas occidentales y autoridades ucranianas han adelantado que el objetivo de Rusia se centrará ahora, casi con toda seguridad, en intentar apoderarse de la otra región del Donbás, Donetsk, una gran parte de la cual sigue bajo el control de las tropas de Kiev.

Se prevé que haya nuevos ataques sobre las principales zonas urbanas que aún resisten al avance ruso como Bajmut y Sloviansk, ciudad en la que, junto a Kramatorsk (al sur), se considera que está la llave del control de esta zona industrial del este de Ucrania donde se ubican los territorios separatistas prorrusos reconocidos por Putin. Moscú se centra en capturar todo el Donbás desde que sus tropas abandonaron las operaciones en Kiev hace más de tres meses.

Las autoridades regionales han denunciando este martes un nuevo bombardeo con víctimas en Sloviansk, donde antes de la guerra vivían algo más de 100.000 personas, y urgen a los habitantes a salir de la ciudad. Analistas militares creen que las tropas rusas están continuando sus operaciones ofensivas al noroeste de Sloviansk, cerca de la frontera con Járkov, así como al este de Bajmut.

Hasta ahora, la batalla por el Donbás se ha caracterizado por la lentitud de los avances y el empleo masivo de artillería por parte de las tropas de Putin, arrasando pueblos y ciudades, recuerda la inteligencia británica, que anticipa que los combates en la región de Donetsk continuarán casi con toda seguridad de esta manera. El Pentágono de EEUU dijo en mayo que las operaciones ofensivas rusas se habían reducido en tamaño y escala, y sus objetivos se habían vuelto más localizados.

Hasta ahora, la del Donbás ha sido una batalla muy dura y de desgaste, y se considera muy poco probable que esto cambie en las próximas semanas. Ucrania ha buscado agotar a las fuerzas rusas aquí, mientras efectúa contraataques localizados a lo largo de otras partes del frente.

Pero no está claro cómo va a avanzar la ofensiva de inmediato y varias voces están planteando dudas sobre la capacidad de Rusia en estos momentos para completar la toma del Donbás.

El precio de la batalla

La captura de Lisichansk ha ampliado el control ruso a prácticamente todo el territorio de Lugansk, algo que, según la inteligencia británica, permite a Moscú afirmar que ha hecho progresos sustanciales “en relación con el objetivo político que presentó como propósito inmediato de la guerra, en concreto, 'liberar' el Donbás”. A diferencia de las fases anteriores de la guerra, según el Ministerio de Defensa de Reino Unido, Rusia probablemente “ha logrado una coordinación razonablemente eficaz” entre al menos dos agrupaciones de fuerzas, “la Agrupación Central probablemente comandada por el general coronel Alexandr Lapin y la Agrupación Sur probablemente bajo el recientemente nombrado general Sergei Surovikin”.

Es posible que las fuerzas de Kiev estén replegándose desde Lisichansk a posiciones preparadas: “Es probable que las fuerzas ucranianas se hayan retirado en gran medida en buen orden, de acuerdo con los planes existentes. Las zonas ucranianas en poder de Severodonetsk-Lisichansk consistían en un bulto o saliente que los rusos podían atacar desde tres lados. Hay una posibilidad realista de que las fuerzas ucranianas puedan ahora retroceder a una línea de frente más fácilmente defendible y enderezada”.

La derrota del último bastión ucraniano en el Donbás parece haber tenido un precio muy alto para las tropas de Moscú. “Sí, los rusos se han apoderado de la región de Lugansk, pero ¿a qué precio?”, se pregunta Oleh Zhdanov, analista militar en Ucrania, en declaraciones a la agencia Associated Press, y señala que algunas unidades rusas involucradas en la batalla han perdido hasta la mitad de sus soldados.

Este lunes, Putin reconoció que las tropas rusas implicadas en las hostilidades en Lugansk necesitan “descansar y reforzar su capacidad de combate”. Los investigadores del think tank estadounidense Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW) creen que, con este comentario, el presidente ruso probablemente pretende mostrar su preocupación “por el bienestar de sus tropas ante las quejas periódicas en Rusia sobre el trato a los soldados rusos”. Pero también piensan que puede estar en lo cierto: “Es muy probable que las tropas rusas que lucharon en Severodonetsk y Lisichansk necesiten un periodo importante para descansar y reponer fuerzas antes de reanudar las operaciones ofensivas a gran escala”. Sin embargo, dicen, “no está claro que los militares rusos vayan a aceptar los riesgos de una pausa operativa lo suficientemente larga como para permitir que estas fuerzas, probablemente agotadas, recuperen sus fuerzas”.

El pasado viernes, un alto cargo del Pentágono dijo a los periodistas que el caso de Lisichansk es un ejemplo de cómo Rusia está pagando “un precio muy alto por pequeñas ganancias en términos de territorio”. En su canal de Telegram, el excomandante militar ruso Igor Girkin ha cuestionado la importancia de la toma de la ciudad y sostiene que la defensa ucraniana aquí fue diseñada deliberadamente para infligir el máximo daño a las tropas y quemar la mano de obra y el equipo ruso. En su última evaluación, los expertos del ISW dicen que la capacidad de los rusos para llegar hasta Bajmut tras “las pérdidas sufridas” durante los intentos de tomar Lisichansk “es cuestionable”.

Ucrania también está sufriendo grandes pérdidas en el campo de batalla. Un asesor presidencial, Oleksiy Arestovych, declaró a principios de junio a The Guardian que hay 150 muertos y 800 heridos diarios en el bando ucraniano, y otro, Mijailo Podolyak, dijo a la BBC que mueren entre 100 y 200 soldados ucranianos al día. Kiev ha argumentado que el suministro de armas occidentales puede inclinar la balanza a su favor, pero las fuerzas ucranianas han dicho que siguen estando muy superadas en el Donbás.

“En general, el balance militar local en el Donbás favorece a Rusia, pero las tendencias a largo plazo siguen favoreciendo a Ucrania”, escribió en Twitter hace unos días, antes de la toma de Lisichansk, Michael Kofman, experto en el Ejército ruso. “Sin embargo, esa estimación está condicionada a una asistencia militar occidental sostenida, y no es necesariamente predictiva de los resultados. Es probable que esta sea una guerra prolongada”, dijo. Según explicó, la falta general de disponibilidad de fuerzas en ambos bandos ha obligado a convertir la guerra en una de desgaste: “Los militares rusos tienen una ventaja sustancial en cuanto al fuego, aunque no una ventaja considerable en cuanto a los efectivos y el material, de ahí la falta de impulso en las operaciones”.

Kofman vaticinó una batalla por Sloviansk y Kramatorsk pero dijo que es probable que se prolongue, “quizás hasta bien entrado julio o agosto”. “Aunque ambos bandos son susceptibles de agotarse debido a las pérdidas de mano de obra y material”, indicó. Aseguró ser escéptico sobre la capacidad de Rusia para presionar a ambas ciudades.

Los otros frentes

Lo que ocurra en esta parte del país puede determinar el curso de la guerra –la posibilidad de que Rusia libere sus fuerzas para acaparar aún más terreno, la posición para dictar los términos de cualquier acuerdo de paz, los potenciales recursos ucranianos para una contraofensiva...–.

Pero la guerra sigue en otras partes del país. Zelenski ha reivindicado la recuperación de la Isla de la Serpiente en el mar Negro y ha asegurado que sus tropas están avanzando poco a poco en Járkov –al este, donde las tropas rusas siguen atacando– y Jersón –al sur, donde parecen centrarse en recuperar las posiciones perdidas–. El jefe de la agencia de inteligencia militar de Ucrania dijo en una entrevista con Reuters que el país debería ver “resultados visibles” de su contraofensiva en la región de Jersón, ocupada por Rusia, a partir de agosto.

“Al norte de Járkov se ha producido una batalla sin tregua entre los esfuerzos de Ucrania por alejar la artillería rusa de la ciudad y los esfuerzos rusos por mantener un amortiguador. La lucha es incierta”, sostuvo Kofman. “Alrededor de Jersón, las fuerzas ucranianas han logrado avances constantes comiendo las posiciones rusas y acercándose un poco más a la ciudad. Las líneas de batalla son más fluidas aquí, y las fuerzas rusas son las más dispersas en estas posiciones. Jersón es donde podría desarrollarse una futura contraofensiva de Ucrania”, dijo.

El experto afirmó que la batalla por el Donbás “es importante pero no especialmente decisiva para Ucrania” y, a pesar del foco actual en el este, Jersón es más relevante económica y estratégicamente, y es donde, seguramente, se pondrá a prueba la capacidad ucraniana para llevar a cabo operaciones ofensivas en el futuro.

La máxima responsable de la inteligencia estadounidense, Avril Haines, dijo el pasado miércoles que la prioridad de Putin ahora es lograr avances en la región de Donbás y “aplastar” a las fuerzas ucranianas en el este. Haines aseguró que el presidente ruso sigue queriendo apoderarse de la mayor parte de Ucrania, pero sus fuerzas están tan degradadas por el combate que probablemente solo puedan lograr avances graduales a corto plazo, y sostuvo que el consenso de las agencias de espionaje de EEUU es que la guerra se prolongará “durante un largo período de tiempo”. El más probable de los escenarios, dijo Haines, es el de un conflicto desgastante en el que las fuerzas rusas “hacen ganancias graduales, sin tregua”.

La invasión rusa de Ucrania ha dejado a su paso un reguero de destrucción, ha obligado a huir a millones de personas y se ha cobrado miles de vidas. La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos ha confirmado que al menos 4.889 civiles han muerto, 335 de ellos menores de edad, desde el inicio de la ofensiva, y 6.263 han resultado heridos. Sin embargo, se da por hecho que el número real de víctimas es más elevado.