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De la homofobia en Rusia a la lucha por el matrimonio en Australia, un año de información LGTBI en el mundo

No es lo mismo tener trece años y ser un aficionado a los musicales si vives en EEUU o si vives en Hungría. Nada tiene que ver ser una persona trans en Argentina o serlo en Francia. Dependiendo de si gritas por tus derechos en Rusia o en España puedes acabar en la cárcel o convertirte en un héroe para toda una generación.

Los tres momentos clave de la información mundial LGTBI en los últimos doce meses fueron la legalización del matrimonio igualitario en Australia, el veto de Trump a las personas trans en el Ejército y la polémica que se ha generado en torno a la organización del Mundial de fútbol por Rusia.

Los grandes logros

“Si tú quieres casarte con tu novia, necesitas el consentimiento de su padre. Yo necesito el consentimiento de todo el país”. Aunque Pam Glasscock sintió un gran alivio porque por fin iba a poder casarse con su novia, nunca iba a entender por qué habían tenido que esperar tanto tiempo para tener los mismos derechos que sus vecinas heterosexuales. Ella y su pareja lo tenían claro, si Australia no votaba sí a la legalización del matrimonio igualitario, se irían a Nueva Zelanda para casarse.

A finales de año, el Parlamento australiano aprobó definitivamente el matrimonio entre personas del mismo sexo. Además, tuvo un apoyo abrumador, tan solo cuatro diputados votaron en contra. Durante el debate en la Cámara, se produjo un momento para el recuerdo de toda la comunidad LGTBI. El diputado Tim Wilson pidió a su novio que se casase con él en medio de las deliberaciones.

Al igual que han tenido que hacer otros países como Canadá por otros momentos de su historia, este año Alemania pidió perdón por la persecución que sufrió el colectivo durante el nazismo y las décadas posteriores. “Llegamos tarde”, asumió el presidente alemán Frank-Walter Steinmeir, haciendo referencia a la ley aprobada el año pasado que anulaba las condenas impuestas a gays.

Los grandes fracasos

Sin embargo, desde todo el mundo siguen llegando noticias más y más desesperanzadoras. ¿Cómo se podría explicar que un país decida revertir una ley igualitaria un año después de haberse aprobado? Este año, Bermudas se ha convertido en el primer país del mundo en dar marcha atrás al matrimonio igualitario. El Gobierno aprobó una Ley de Uniones Domésticas que sustituye a la igualitaria aprobada en 2017. ¿Esto podría marcar una tendencia en otros países en los que se ha aprobado recientemente legislación favorable al colectivo?

Turquía, año 2018, Erdogan ya ha revalidado su Gobierno que está decidido a reprimir cualquier tipo de manifestación LGTBI “para proteger la salud pública y la moral”. Ni festivales temáticos, ni protestas callejeras, ni posibilidad de interponer denuncias en casos de violencia. La represión contra el colectivo aumentó tras el intento de golpe de Estado y eso es lo que dicen los estudiantes turcos: “Dentro de la universidad me siento seguro, pero fuera corro el riesgo de ser atacado por los sectores más conservadores”.

En su particular cruzada contra los derechos sociales, Donald Trump intentó a finales del año pasado que los transexuales no puedan entrar en el Ejército. Muchos temieron que este veto se extienda a otras profesiones como la de médico o profesor. El presidente no consultó al alto mando del Ejército nada en torno a esta decisión y tuvieron que ser los tribunales los que poco a poco fueran bloqueando esta medida.

Pero EEUU, la tierra de la eterna contradicción, tan pronto falla a favor de un colectivo como dictamina una sentencia muy polémica. A principios de junio, el Tribunal Supremo respaldó a un pastelero que no quiso hacer una tarta para una pareja gay. Según los magistrados, “crear una tarta de bodas para una pareja del mismo sexo sería el equivalente a participar en una celebración contraria a sus creencias más profundas”.

Rusia, el mismo país en el que se está celebrando el Mundial de fútbol, tiene una ley antiLGTBI por la cual está prohibida lo que llaman “propaganda homosexual dirigida a menores” para lo que es sencillamente defender los derechos de esa comunidad. Human Rights Watch criticó a la FIFA que no pusiera como condición la derogación de esta ley o que Rusia eligiera Grozni (capital de Chechenia, región cuyo Gobierno persigue a los homosexuales) como sede para uno de los equipos que participa en el campeonato.

Pocos días después de publicar un artículo titulado “El mundial de fútbol se celebra en un país que persigue a los homosexuales”, el activista Peter Tatchell fue detenido en Moscú por realizar una protesta. “La comunidad LGTB+ y muchos otros rusos sufren una persecución promovida por el Estado y la violencia de la extrema derecha. A estos abusos hay que plantarles cara. Por eso estoy en Moscú”.

Quizá uno de los peores momentos para el colectivo fue el día en el que Kevin Spacey decidió hacer público que era gay para salir del paso de acusaciones de abuso sexual. “En los próximos días, semanas, meses, apuesto que fanáticos intolerantes homófobos van a usar el caso de Spacey para insistir en que la comunidad LGTBI es una amenaza para los niños”, respondió el activista Owen Jones.

Si ves el musical de Billy Elliot, irremediablemente te convertirás en un homosexual. ¡¿Cómo?! Al parecer, un medio afín al Gobierno de Orbán publicó varios reportajes asegurando que este espectáculo podía “incitar a la homosexualidad” y, días después, la Ópera de Budapest suspendió el musical del niño bailarín. Orbán avisa: ¡Cuidado, un musical!

Asia y el odio hacia el colectivo

Mientras que en Camboya fuerzan a las lesbianas a casarse con hombres, en Indonesia el Parlamento decidió este año plantear la posibilidad de convertir en delito el sexo homosexual.

“Intenté suicidarme tomando medicamentos y mis padres me llevaron a un médico para ver qué me pasaba. Pensaban que estaba enferma”, cuenta Sokum, una de las mujeres obligadas a casarse para combatir su orientación. Las historias de mujeres forzadas a desposarse, encerradas o incluso drogadas por sus propias familias se multiplican en el país asiático.

En Indonesia, en medio de una durísima represión contra el colectivo, un internado islámico en Java se ha convertido en algo así como un refugio para transexuales: “A Alá no le importa que seas trans”, cuenta una de ellas.

América Latina, tierra de asesinatos

La esperanza de vida de la comunidad trans en América Latina es de 35 años. En Brasil, denuncian las activistas, los trans están indefensos. “La narrativa de las personas que ocupan el poder legislativo, los púlpitos de la Iglesia, el poder judicial y los medios de comunicación alimentan el genocidio trans”, dice Symmy Larrat, presidenta de la Associação Brasileira de Lésbicas, Gays, Bissexuais, Travestis e Transexuais.

Argentina sigue llorando la muerte de Diana Sacayán. La mataron de 13 puñaladas porque era una travesti. Y así es como lo entendió la justicia del país en una sentencia que marca un hito histórico y lo califica de 'travesticidio'. A esta líder LGTBI la mataron por su identidad de género. Su asesino, Gabriel Marino, estará en la cárcel para siempre.