El jefe del Grupo Wagner, Yevgueni Prigozhin, ha hablado por primera vez desde que abortó la rebelión armada que organizó el sábado contra la cúpula militar en Rusia. En un audio de 11 minutos publicado por su empresa en Telegram, en el que no desvela detalles sobre dónde se encuentra o sus planes futuros, defiende que su objetivo era “impedir la destrucción” de su empresa militar privada y “pedir cuentas a los dirigentes que con su actuación poco profesional han cometido un gran número de errores” durante la invasión de Ucrania.
“Estábamos en una marcha para manifestar nuestra protesta, no para derrocar al gobierno”, dice el líder de Wagner, quien ha agregado que la “sociedad lo exigía”, según recoge el medio independente Meduza. “Nuestra decisión de dar marcha atrás tuvo dos factores: no queríamos derramar sangre rusa. En segundo lugar, marchamos como demostración de nuestra protesta”.
Prigozhin confirma así lo que habían destacado varios analistas, que han visto su rebelión como un movimiento desesperado para evitar que el Grupo Wagner fuera desmantelado tras una orden de que todas las “formaciones de voluntarios” firmaran contratos con el Ministerio ruso de Defensa para el 1 de julio.
“Como resultado de intrigas y decisiones mal concebidas, la PMC [compañía militar privada] tuvo que dejar de existir a partir del 1 de julio. La mayoría de los combatientes se negaron a firmar un contrato con el Ministerio de Defensa (...). Los que querían ir al Ministerio de Defensa lo hacían, pero era el 1-2%. Íbamos a salir el 30 de junio y entregar el material cerca de la sede del Ministerio de Defensa. (...) Pero fuimos atacados por un misil, murieron unos 30 combatientes. Esto actuó como detonante: decidimos salir inmediatamente”, ha dicho el líder de Wagner.
Prigizhin asegura que sus unidades recorrieron 780 kilómetros. “Lamentamos haber golpeado a la aviación, pero fue porque nos estaban lanzando bombas”, dice. “Todos los militares que nos vieron nos apoyaron. Nos detuvimos cuando la primera unidad que se acercó a menos de 200 kilómetros de Moscú desplegó su artillería, realizó un reconocimiento de la zona y era evidente que se derramaría mucha sangre si continuábamos. Por lo tanto, decidimos que bastaría con demostrar nuestras intenciones. En ese momento, Lukashenko tendió la mano y propuso encontrar la manera de continuar el trabajo del Grupo Wagner dentro de una jurisdicción legal. Las columnas dieron media vuelta”.
El líder de Wagner ha mantenido sus críticas a la cúpula militar y ha afirmado que el movimiento de sus unidades hacia Rusia fue una “clase magistral” sobre cómo Moscú debería haber llevado a cabo su invasión de Ucrania del 24 de febrero, que no logró tomar Kiev. “Nuestra marcha demostró muchas cosas de las que hablamos antes: los graves problemas de seguridad en el país”, dice.
Putin: “Un motín armado habría sido reprimido”
Por la noche, unas horas después de las declaraciones de Prigozhin, Vladímir Putin ha dado un discurso de apenas unos minutos en el que ha ofrecido a los combatientes de Wagner firmar contratos con el Ministerio de Defensa de Rusia, regresar con sus familias o trasladarse a Bielorrusia. “Mi promesa se cumplirá. Repito, la elección depende de cada uno de ustedes, pero estoy seguro de que será la elección de los soldados rusos que se han dado cuenta de su trágico error”, ha dicho el presidente ruso, según recogen las agencias estatales.
“Desde el comienzo de los acontecimientos, siguiendo mis instrucciones directas, se tomaron medidas para evitar un gran derramamiento de sangre”, ha subrayado. “También hizo falta tiempo para dar a los que habían cometido un error la oportunidad de entrar en razón, [para] dejar claro que sus acciones eran rechazadas enérgicamente por la sociedad, y [para] comprender las trágicas y destructivas consecuencias para Rusia y nuestro Estado a las que conduce la aventura en la que se vieron envueltos”.
“Un motín armado habría sido reprimido en cualquier caso. Los organizadores del motín, a pesar de su pérdida de acierto, no podían dejar de comprenderlo”, ha agregado Putin.
“Hay una extraña sensación de surrealismo en el discurso de Putin”, dice la analista Tatiana Stanovaya en su canal de Telegram. “Por un lado, persiste la línea de 'Prigozhin es un traidor'. Por otro, Wagner sigue haciendo su vida: los centros se abren, Prigozhin vuelve a criticar. Por no hablar de las extrañas palabras sobre la cohesión y la unidad cuando es divisivo y vacilante. La única noticia es que Prigozhin ha sido autorizado a ir a Bielorrusia, pero no solo, sino con sus camaradas. Eso será una intriga aparte”.
Primer vídeo del ministro de Defensa ruso
Antes, por la mañana, el Ministerio de Defensa de Rusia informó de que Serguéi Shoigú ha inspeccionado el puesto de mando avanzado de unidades rusas que combaten en Ucrania y ha publicado un vídeo de la visita en lo que es su primera aparición tras la rebelión armada de 24 horas protagonizada por los mercenarios. Si bien se desconoce la fecha exacta de la visita de Shoigú a la retaguardia rusa en Ucrania, el ministro no había aparecido en público desde el pasado viernes, cuando informó al presidente ruso, Vladímir Putin, en una reunión del Consejo de Seguridad sobre la marcha de la guerra.
Durante todo el motín organizado por el jefe de Wagner, Prigozhin –que justificó su sublevación armada precisamente con la falta de liderazgo de Shoigú y del jefe del Estado Mayor, Valeri Guerásimov, en Ucrania, donde dijo eran culpables de la muerte de unos “100.000 soldados rusos”–, el ministro permaneció en silencio. El vídeo publicado el lunes puede estar destinado a proyectar una sensación de orden tras lo vivido fin de semana.
El departamento dice en un comunicado en su canal de Telegram, que durante su visita al Grupo de Fuerzas Occidental, Shoigú “constató la alta eficiencia en la identificación y destrucción de equipos militares y puntos de despliegue del enemigo en las áreas tácticas de la zona de responsabilidad del grupo”. “Shoigú prestó especial atención a la organización de un apoyo integral a las tropas involucradas en la operación militar especial y la creación de condiciones para el despliegue seguro del personal”, indica la institución castrense.
También señala que el ministro ha escuchado un informe del comandante del grupo, coronel general Yevgeni Nikíforov, “sobre la situación actual, la naturaleza de las acciones del enemigo y el desempeño de las misiones de combate por tropas rusas en las principales direcciones tácticas”, así como sobre los regimientos de reserva recién formados.
La rebelión se frenó tras haber tomado Prigozhin y sus hombres ya la sureña ciudad rusa de Rostov del Don y acercarse en columnas a 200 kilómetros de Moscú. El acuerdo alcanzado con la mediación del líder bielorruso, Alexandr Lukashenko, implica que el empresario de 62 años y sus mercenarios no serán perseguidos penalmente.
Prigozhin se irá al exilio en Bielorrusia, mientras que los combatientes que no participaron directamente en la sublevación podrán firmar contratos con el Ministerio ruso de Defensa y subordinarse a Shoigú, tal y como éste y Putin habían querido. Eso sin embargo implica en la práctica la desaparición del Grupo Wagner como tal, al menos en Ucrania.