Ska Keller (Brandemburgo, 1981) es una de las voces más representativas del ecologismo político europeo. Eurodiputada desde 2014, repite en el próximo mayo como candidata a presidir la Comisión Europea por el Partido Verde. La alemana comparte tándem verde con el también alemán Sven Giegold en un momento en el que el ecologismo político está cosechando grandes resultados electorales en las últimas convocatorias en Alemania, Bélgica o Suecia aprovechando el desgaste de los partidos tradicionales, sobre todo de la socialdemocracia.
¿Cómo explica el buen momento de los verdes en toda Europa en este momento? ¿Por qué?
Hay varias razones, algunas están basadas en situaciones nacionales, pero como dices es en toda Europa, y tiene que ver con que el asunto medioambiental y climático es muy real en las vidas de todo el mundo. Los pasados años hemos visto muchas sequías, grandes incendios, incluso en Suecia... El cambio climático ahora ve todo el mundo que está ocurriendo, y hemos sido los únicos que desde hace mucho tiempo hemos hablado de ello, somos muy creíbles con esto y ahora estamos recogiendo los frutos, aunque lo que está pasando no es bueno para el planeta.
Además, hay otros asuntos como los residuos del plástico, la contaminación del aire, ha habido ya muchos estudios e investigaciones sobre esto, y la gente está harta de la destrucción del medio ambiente. Y los asuntos ecológicos están relacionados con el factor social también, porque a quien más afecta la polución es la gente más pobre, la misma que no puede comprar comida orgánica sin pesticidas.
Son asuntos que tienen mucho que ver con el modelo económico.
Pedimos una forma diferente del funcionamiento de la economía. Creemos que se puede hacer. Es ridículo que compremos un nuevo teléfono y sus materiales que se han extraído en el Congo o en Bolivia a costa de la vida de personas, y compramos un teléfono y a los dos años no funciona y tenemos que comprar otro y tirarlo a la basura. Y todos los materiales que tenía el teléfono y que habían sido extraídos en condiciones pésimas de trabajo y de vida va a la basura. Y eso es ridículo.
Defendemos una economía circular donde los materiales puedan reutilizarse y no haya que tirar todo a la basura. O inventamos el plástico, que es sorprendente, se ha creado para dure muchísimo, y ¿para qué lo usamos? Para bolsas y paquetes que usamos una sola vez. No es una manera sostenible de gestionar la economía, y cada vez más gente está de acuerdo con eso.
Creemos que se puede hacer de otra manera, se puede reciclar, reutilizar, no usar plástico para todo y tomar un café en una taza de verdad que sabe mucho mejor. Se ha probado por muchas empresas que es posible.
Van a entrar en el Gobierno sueco con socialdemócratas, y liberales y la izquierda apoyan desde fuera.
Creemos que es nuestra responsabilidad porque no queremos que la extrema derecha tenga influencia en el Gobierno, porque creemos que hay que defender los derechos humanos, los derechos de las mujeres, por los derechos de todos, vengan de donde vengan. Es nuestra responsabilidad.
¿Cómo se puede parar la extrema derecha en las elecciones europeas?
Es una gran preocupación. La extrema derecha en este Parlamento ha crecido en las últimas elecciones, no hacen ningún trabajo, no los ves en las reuniones de las comisiones, en las reuniones legislativas, sólo están para los grandes discursos. Pero pueden ser más, y tenemos que verlos como la amenaza que suponen, porque ellos quieren crear fronteras, dividir personas, reducir los derechos de migrantes y mujeres. Quieren ir de vuelta a los 50 y retirar todos los progresos en la agenda de género porque ven una provocación que se persiga la igualdad entre hombres y mujeres.
Tenemos que hacer todo por pararles. La extrema derecha es el problema, pero lo que le hace tan poderosa es que los partidos del medio, sobre todo los conservadores, mueven su discurso a la derecha, porque al final lo que vienen a decir es que “la extrema derecha tiene razón, pero no seremos tan extremos como ellos”. Pero si ellos, que tienen primeros ministros y son gente seria, dicen que la extrema derecha tiene razón, ¿para qué votarles? Y si los primeros ministros conservadores respaldan los mensajes de la extrema derecha, tendremos problemas con las mujeres, los refugiados...
Los conservadores están dando el espacio y la legitimidad a la extrema derecha, y es el gran problema.
Esto ha pasado en Bavaria, por ejemplo.
El Gobierno conservador jugó todas las cartas de la extrema derecha: antimigrantes, antiUE, antimultilateralismo... Pero es muy interesante porque los votantes conservadores no entendían que su partido se alejara del civismo y los valores sociales cristianos y europeístas. El Gobierno perdió mucho con esa estrategia.
Los partidos conservadores han perdido con esta estrategia, pero aun así lo hacen. Es muy peligroso para ellos y para toda Europa.
Estamos viviendo en toda Europa una erosión del bipartidismo tradicional, el que ha construido la arquitectura europea desde prácticamente el final de la Segunda Guerra Mundial, y el crecimiento de otros partidos.
Hay un cambio en el sistema político. Los que eran grandes jugadores, ya no lo son tanto. Pero eso no significa un debilitamiento de las instituciones, sino la diversificación del voto, y eso es natural si miramos el desarrollo de las sociedades.
En Alemania, los socialdemócratas no tienen la base social de antes, pero era una base muy diversa que también ha cambiado: ahora el porcentaje de trabajadores, por ejemplo, se ha reducido.
Los socialdemócratas están en mínimos en Alemania y España, aunque gobiernan ahora. Todo está cambiando.
En Alemania están afectados por la gran coalición, pero las sociedades han cambiado, y no es una cosa mala. Está bien que haya otros partidos que aparezcan con otras propuestas. ¿Por qué no? No lo veo como un peligro, todos tienen que adaptarse., Si los antes grandes partidos creen que esto es suyo y cómo otros se atreven a intervenir, no va a funcionar. Todos tenemos que gestionar esto.
¿Es también una oportunidad?
Para nosotros es una gran oportunidad y una gran responsabilidad. Ya lo estamos haciendo en el Parlamento Europeo. Aquí influimos mucho, hay mayorías cambiantes, introducimos nuestros temas en las agendas. El Parlamento Europeo es un buen ejemplo, tienes que trabajar para buscar mayorías.
También hay familias en los Verdes, ¿no? Unos más inclinados a la izquierda y otros más liberales. ¿Cómo conviven?
Somos bastante coherentes como partido. Si nos comparas con otros, somos muy coherentes, Nuestra historia no es tan antigua como la de los socialdemócratas, pero todos venimos de los mismos movimientos: feministas, ecologistas, compartimos valors comunes.
Por supuesto hay diferencias, basadas en debates nacionales... Pero somos una familia europea fuerte, peleamos como mucho por comas en los documentos de los congresos, pero también en mi partido. Luego tienes el ala más izquierdista o más reformista, es normal, pero somos muy coherentes.
Esta legislatura en el Parlamento Europeo ha operado el Progressive caucus, una especie de club en el que participaban diputados socialdemócratas, verdes y de la izquierda unitaria. ¿Puede ser el germen de un grupo parlamentario en la próxima legislatura?
Lo empezamos en la esta legislatura para tener un foro para trabajar mayorías progresistas y ha funcionado. Hemos tenido cooperación con el espectro de la izquierda del Parlamento. Hay que ver cómo van las elecciones, pero no tengo miedo a las diferencias, podemos atraer a diferentes votos. Nos podemos beneficiar de las diferencias, la competencia está en la derecha.
¿Están bien así, entonces?
Está bien tener diferencias, no es que sólo vayamos a ser eficientes si estamos todos en un partido, un grupo, a veces tiene sentido y a veces no y no tiene problemas.
En su grupo parlamentario, comparten espacio con la Alianza Libre Europea, donde es integran partidos independentistas catalanes como ERC. ¿Cómo lo gestionan? Entre los verdes, además, hay un partido catalán ecosocialista como ICV, que no es independentista.
Tenemos una colaboración larga con EFA, no estamos de acuerdo en todo, y no es un problema. En Catalunya tenemos diferentes formas de abordar el problema, pero aspectos comunes. Creemos que tienen derecho a decidir, que la política de Mariano Rajoy fue un fracaso y sólo puede haber una solución política, no va a resolver nada. Tenemos dos ex miembros de nuestro grupo en la cárcel [Raül Romeva y Oriol Junqueras], y nos preocupa.
¿Qué perspectivas ve?
Espero que buenas. Es una tarea de los gobiernos encontrar la solución, se ha hecho mucho daño a las relaciones y una solución debería tener en cuenta a los presos. Espero que ocurra un diálogo sincero.
Usted fue candidata en 2014, ¿en qué ha cambiado el mapa europeo?
Hay diferencias. El sistema de los candidatos era nuevo y no había mucha atención, ahora tenemos cientos de invitaciones para debates. Pero también la situación política es diferente, estas elecciones van a ser más importante, servirán para decidir a dónde va Europa, y de qué manera, si mirando hacia la extrema derecha o hacia los conservadores, los socialdemócratas o el ecologismo social. Serán elecciones más importantes.
Y con el Brexit de por medio.
Es un año muy excitante. El Brexit es una tragedia, pero tenemos que respetar el referéndum. Ahora la situación política está atascada en Reino Unido, y un segundo referéndum puede ser una salida. También hay posibilidades para encajar a Reino Unido, como el modelo suizo o noruego. Se pueden buscar formas para que se queden en la UE.