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Los socialistas buscan una alianza con los liberales para acabar con 15 años de hegemonía 'popular' en la Unión Europea

Andrés Gil

Corresponsal en Bruselas —

La aritmética parlamentaria es la que es: populares y socialistas ya no pueden hacer y deshacer a su antojo en la Unión Europea. Hacen falta más actores. Y eso lleva a la geometría variable... y a la posibilidad de dar un golpe de mano en el gobierno de la Comisión Europea.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, es el encargado de negociar por parte de la familia socialista, que ha perdido 40 escaños en el Parlamento Europeo –de 191 a 153–, pero que intenta buscar una alianza con los liberales –que han subido de 67 a 105– para arrebatar a los populares el mando de la Comisión Europea, que llevan ejerciendo 15 años.

Sánchez representa al grupo socialista más potente –20 eurodiputados– y al Gobierno socialdemócrata más importante de Europa, lo que le confiere una mayor capacidad de influir: no es casual que este martes, a su llegada al Consejo Europeo en Bruselas para comenzar el reparto de cargos, se haya parado ante tres grupos diferentes de periodistas y haya respondido preguntas en inglés, cuando ha habido ocasiones pasadas en las que ni siquiera ha hablado.

El presidente del Gobierno intentará conseguir un buen puesto para un socialista español, pero como negociador de su familia política está buscando con los liberales una envolvente. Entre los dos, suman 258 escaños, bastante más que los populares, que han pasado de 221 a 178.

No es que el Parlamento Europeo tenga la potestad de elegir al candidato a presidir la Comisión, cuya potestad depende del Consejo Europeo, de los jefes de Gobierno de la UE. Pero sí tiene la potestad de votarlo a favor o en contra: la propuesta del Consejo requiere del visto bueno de la Eurocámara.

“Creo que ha quedado claro que, según recogen los Tratados en relación con el Consejo Europeo”, ha dicho su presidente, Donald Tusk, “no hay automatismos, y yo creo que nuestros interlocutores del Parlamento no tienen problemas en aceptar esto. Todos los líderes quieren la mejor relación con el Parlamento Europeo. Hay que respetar las opiniones del Parlamento Europeo, y el procedimiento del spitzenkandidat no resta, pero no hay automatismos. Yo creo que se va a encontrar la mejor solución, se va a encontrar una mayoría política en el Consejo y en el Parlamento”

En todo caso, el baile acaba de empezar en el Consejo Europeo de este martes, el penúltimo seguramente para la primera ministra británica, Theresa May. España, en principio, se aferra al candidato socialdemócrata, Frans Timmermans; mientras los liberales defienden a la suya, la excomisaria de Competencia, Margrethe Vestager; y los populares observan como su hombre, Manfred Weber, a diferencia de lo ocurrido en 2014 con Jean-Claude Juncker, no ha contado con el respaldo directo de los grupos parlamentarios, lo que indefectiblemente abre el campo de las negociaciones. Un hombre, Weber, que sí cuenta el apoyo de la canciller alemana, Angela Merkel, uno de los motores de Europa.

Este lunes, en la víspera de la cumbre en Bruselas, cenaron en París Emmanuel Macron y Pedro Sánchez. Macron no es devoto del sistema del spitzenkandidaten porque no va acompañado de listas transnacionales, según ha insistido este martes por la noche, y por eso, no quiere saber nada del candidato de Merkel y, además de a Vestager, pone sobre la mesa a Michel Barnier, negociador jefe de la Comisión para el Brexit, y perdedor de las primarias del PPE en 2014 frente a Juncker. Y hay otros que deslizan el nombre de Alexis Tsipras, cada vez en posiciones más próximas a los socialdemócratas –este martes ha vuelto a asistir como invitado a la reunión de líderes socialdemócratas previa al Consejo Europeo, y algunas fuentes no descartan que se alíe con los socialistas griegos para las elecciones que acaba de anticipar para finales de junio–.

Sánchez, también ha comido este martes con varios jefes de Gobierno: el belga Charles Michel (liberal), el holandés Mark Rutte (liberal), el portugués Antonio Costa (socialdemócrata), y el presidente francés Emmanuel Macron (liberal). Además, ha mantenido una reunión bilateral con Ángela Merkel (conservadora).

La canciller alemana ha reconocido que “las diferentes partes tenemos distintas posiciones, pero las hemos expresado de forma amistosa. El resultado de las elecciones nos obliga a ser tolerantes y buscar acuerdos. Nosotros apoyamos a nuestro candidato, Manfred Weber, y hemos discutido perfiles, y he recordado que hace 5 años los socialdemócratas promovieron a Martin Schulz, que tampoco tenía, como Weber, experiencia de Gobierno”.

“No hemos hablado de nombres”, ha dicho Tusk: “Mi aspiración no es sólo que haya equilibrio de género entre los líderes de las instituciones europeas, y en torno a la mesa había una mayoría con la misma determinación. Al menos dos mujeres. Veremos si será posible. Es mi plan y ambición personal, y hay un apoyo de casi todos en esto”.

Los liberales son los únicos que se han mostrado dispuestos a apoyar a alguno fuera de los seis spitzenkandidaten. Mientras que socialistas, populares y verdes sí que, de momento, se atañen al plan. “Si el Consejo no elige un candidato, sería un gravísimo ataque al Parlamento Europeo y se produciría un bloqueo de meses porque no lo votaríamos”, explican fuentes del grupo popular europeo en la Eurocámara, que, en dado el caso, podrían no bloquear un candidato si llega pactado por socialdemócratas y liberales. Y en eso están.

El plan es tenerlo resuelto antes de agosto: los jefes de Gobierno de la UE se reúnen de nuevo el 20-21 de junio, y el Parlamento Europeo se constituye el 2 de julio. ¿Y qué cartas está jugando España? España, por primera vez desde la crisis, tiene la oportunidad para ganar peso. Hubo un tiempo en el que Javier Solana era el jefe de la diplomacia europea; Josep Borrell, el presidente del Parlamento Europeo; y Joaquín Almunia, el comisario de Competencia.

Ahora, España apenas tiene un comisario de cartera mediana –Miguel Arias Cañete– y un vicepresidente del BCE, Luis de Guindos. “Es el inicio de un proceso, hemos hablado sobre todo de contenido y hemos defendido centrarnos en la creación de empleo, la Europa social, la migración, el cambio climático y la lucha contra el terrorismo internacional”, ha explicado Sánchez a la salida del Consejo Europeo: “Empezaremos a hablar con las diferentes familias para llegar a un acuerdo cuanto antes, en el Consejo de junio. Es importante que lleguemos a un acuerdo sobre la Comisión, el Consejo, el Alto Representante para Asuntos Exteriores y el Parlamento Europeo, pero llevar a julio fuera de esta negociación política, el presidente del BCE”.

Según Sánchez, “España ha pedido que haya paridad. Lo importante es que las principales familias políticas del Parlamento Europeo estén representadas también en las instituciones europeas, y casa país luchará por tener la mejor representación”.

Así, uno de los señalados es Josep Borrell, número uno de la lista del PSOE a las europeas, que ya fue presidente del Parlamento Europeo y es el ministro de Exteriores en funciones. Está llamado a postularse a jefe de la diplomacia, pero todo depende de la paridad de género, y los equilibrios geográficos y de familias políticas. En este sentido, la otra baza de Sánchez es Nadia Calviño, quien ya trabajó en la Comisión Europea en el área de presupuestos, se conoce Bruselas, y tiene buena consideración en el establishment comunitario.

“No se puede excluir a nadie, pero tampoco puede haber automatismos. Ser spitzenkandidat no excluye, el Parlamento Europeo ha de proponer, y el Consejo elegir. Debe contar con el apoyo de ambos”, ha dicho el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk.

“Debe haber equilibrio entre género, tamaño de países y familias políticas, pero en el mundo real resulta difícil tener un equilibrio perfecto”, ha afirmado Tusk: “Voy a iniciar consultas con el Parlamento Europeo y me reuniré con los presidentes de los grupos parlamentarios cuando estén listos. Y también seguiré hablando con los miembros del Consejo Europeo para la futura Comisión, el Consejo y el BCE. Seré tan abierto y transparente como sea posible, para aportar claridad en el mes de junio. Pero esto no sólo depende de mi buena voluntad, sino también de la de los implicados”.

“En cuanto al BCE”, ha dicho Tusk, “no se presta a la competencia entre partidos, es una institución independiente políticamente, pero tenemos unas obligaciones por el Tratado. Nuestro rol es decidir”.