Las sombras de Carlos III: donaciones controvertidas, títulos dudosos y presiones a políticos

Icíar Gutiérrez

9 de septiembre de 2022 22:24 h

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Reino Unido tiene nuevo rey, Carlos III, que ha accedido automáticamente al trono a los 73 años tras la muerte de su madre Isabel II y más de medio siglo como heredero. Durante su camino a la corona, y más allá de sus disputas personales, Carlos se ha visto salpicado por varias controversias a raíz de varias revelaciones periodísticas sobre su labor benéfica, su patrimonio y sus interferencias políticas.

Las investigaciones periodísticas, basadas también en documentos logrados a través de peticiones de transparencia, han cuestionado en varias ocasiones la recaudación de fondos para su fundación, incluida la presunta entrega de títulos a cambio de dinero.

Clarence House, su residencia oficial, ha reiterado que todas las organizaciones benéficas de Carlos “operan independientemente” del ahora rey “en relación con todas las decisiones relativas a la recaudación de fondos”. En su primer discurso como rey, Carlos sugirió que no continuará con su labor filantrópica –es mecenas o presidente de más de 400 organizaciones– como monarca.

¿Títulos a cambio de dinero?

En febrero de 2022, la Policía Metropolitana de Londres informó de que iba a iniciar una investigación a la fundación de Carlos (Prince’s Foundation, una de sus principales organizaciones benéficas) por supuestamente aceptar dinero a cambio de favorecer la concesión de títulos honoríficos. Las fuerzas del orden indicaron que decidieron abrir una investigación después de recibir una carta relacionada con las investigaciones periodísticas el año pasado acerca de uno de los más estrechos colaboradores de Carlos y que renunció a la dirección de la fundación del heredero tras mediar para que un millonario saudí recibiese una de las más altas distinciones de Reino Unido. Clarence House dijo que no tenía conocimiento de que se hicieran tales ofertas.

Según una investigación del Sunday Times de septiembre de 2021, Michael Fawcett, director ejecutivo de la fundación y antiguo ayudante, dimitió tras conocerse que había intercedido para que el magnate Mahfuz Marei Mubarak bin Mahfuz fuese distinguido como comendador honorario de la Orden del Imperio Británico. El millonario saudí había donado más de 1,5 millones de libras a ONG vinculadas con la Casa Real británica antes de recibir su condecoración. El periódico publicó que Mahfuz pagó “decenas de miles de libras” a personas del entorno del príncipe de Gales por ayudarle a conseguir la medalla. La fundación, que puso en marcha una investigación interna, incluye públicamente a Mahfouz como mecenas. En agosto, Fawcett aún no había sido interrogado por la Policía.

Donaciones controvertidas

En junio de 2022, el Sunday Times publicó que Carlos aceptó un millón de euros contenidos en una maleta del ex primer ministro catarí Hamad bin Jassim bin Jaber Al Thani entre otros donativos millonarios en efectivo que hizo el jeque para sus organizaciones benéficas. Un portavoz de palacio dijo que el dinero “se pasó de inmediato a una de las organizaciones benéficas del príncipe, que aplicó los procedimientos de gobernanza previstos y nos asegura que se siguieron los procesos correctos”.

Según el periódico, no había indicios de que se haya cometido una ilegalidad, pero la información aumentó las dudas en torno a la gestión de las organizaciones benéficas de Carlos. El regulador de organizaciones benéficas decidió no iniciar una investigación sobre las donaciones aceptadas por la fundación. Una fuente dijo a Reuters que Carlos no aceptaría más grandes sumas de dinero en efectivo para sus obras benéficas.

Poco después, en julio de 2022, el mismo periódico reveló que el entonces heredero al trono británico aceptó un donativo de un millón de libras de la familia de Osama bin Laden en 2013 –dos años después de que el líder de Al Qaeda fuera asesinado– para sus organizaciones benéficas. El medio informó de que Carlos recibió el dinero de Bakr bin Laden, el patriarca actual de la rica familia saudita, y su hermano Shafiq, ambos hermanastros de Osama, y precisó que no había indicios de que estuvieran vinculados con las actividades del dirigente terrorista. Pero el heredero al trono aceptó el dinero a pesar de las objeciones de los asesores, según el Sunday Times. Clarence House negó rotundamente muchas de las informaciones.

Tres años antes, en marzo de 2019, The Guardian reveló que una organización del entonces príncipe Carlos recibió donaciones de una empresa offshore utilizada para canalizar grandes cantidades de dinero desde Rusia. La filtración obtenida por el consorcio de periodistas OCCRP se centró en Troika Dialog, un banco de inversiones ruso que gestionaba una red de compañías offshore que transfirió miles de millones de dólares fuera del país y la investigación sacó a la luz cómo la red recibió dinero de empresas vinculadas a grandes fraudes. Dinero procedente de esa red fue enviado a The Prince's Charities Foundation – entonces un vehículo clave de recaudación de fondos para la labor benéfica–. para ayudar a restaurar la mansión de Dumfries House, en Escocia, según explicó la BBC, que también participó en la investigación. Entre 2009 y 2011, la fundación recibió tres pagos que sumaron de 200.000 dólares. El dinero vino desde una compañía fantasma de las Islas Vírgenes británicas, Quantus Division Ltd, que era parte de la red.

El jefe máximo del banco ruso aquel momento era Ruben Vardanyan, un financiero armenio con vínculos cercanos a Vladímir Putin y anfitrión en varias ocasiones de miembros de la familia real británica. Vardanyan dijo que no estaba vinculado con las operaciones cotidianas de la institución –los medios no encontraron pruebas que lo involucraran personalmente en ninguna actividad ilegal–, la fundación aseguró que las donaciones habían sido sometidas a una fuerte revisión y un portavoz de Carlos recalcó que sus organizaciones benéficas operan con independencia de él en relación a las decisiones sobre la recolección de fondos.

La fundación de Carlos también se ha enfrentado a acusaciones sobre intermediarios que se llevaban tajadas por organizar cenas y pernoctaciones en Dumfries House, la mansión histórica en Escocia que Carlos compró y renovó, según explica The Guardian. Hubo informaciones acerca de que un exbanquero ruso, Dmitry Leus, supuestamente donó 500.000 libras, aunque la organización benéfica solo recibió 100.000 libras, que al final se devolvieron cuando se decidió que no era un donante adecuado. Ya en 2003, Carlos se vio rodeado por un escándalo de recaudación de fondos tras revelarse que un multimillonario turco –que afrontaba graves cargos de fraude– había sido invitado a cenar mientras donaba 400.000 libras a la fundación del entonces príncipe.

Otras polémicas

En noviembre de 2017, en el marco de Los Papeles del Paraíso, una gran filtración a la que tuvo acceso el Consorcio Internacional de Periodismo de Investigación (ICIJ), la BBC y The Guardian sacaron a la luz que el Ducado de Cornualles, el patrimonio del heredero a la corona británica –muy involucrado en la lucha en defensa del medio ambiente, compró en secreto acciones en una compañía de Bermudas, Sustainable Forestry Management Ltd., que estaba dirigida por un amigo de Carlos y podría haberse beneficiado de su campaña a favor de cambios en las normas sobre el cambio climático. El ducado dijo que el entonces príncipe no tenía una participación directa en sus inversiones, y un portavoz aseguró que su campaña sobre el cambio climático no tenía nada que ver con la participación de su patrimonio en la empresa offshore.

Carlos ha causado también polémica por sus supuestas presiones a políticos en privado sobre diversos temas públicos. Una serie de cartas entre él y varios ministros del Gobierno –conocidas como los memorandos de la “araña negra” por su letra garabateada– del heredero sobre un amplio abanico de temas. Enviadas en 2004 y 2005, muestran cómo hacía demandas políticas directas y persistentes al entonces primer ministro Tony Blair y a varias figuras clave de su Gobierno laborista, lo que suscitó preocupación de que se estuviera extralimitando en sus funciones. En ellas pedía, por ejemplo, que los militares británicos en Irak recibieran mejores helicópteros y retrasar la aplicación de una directiva de la UE que limitaba el uso de hierbas y plantas como supuestos fármacos en Reino Unido. Las cartas se hicieron públicas en 2015 tras una década de batalla legal emprendida por The Guardian.

Más recientemente, en junio de este año, The Guardian publicó que Carlos se valió de un controvertido procedimiento llamado “consentimiento de la reina” –según el cual la monarca y su hijo mayor recibían por adelantado copias de los proyectos de ley para que pudieran examinar si la legislación afectaba a sus bienes privados– para obligar al Gobierno británico a modificar en secreto una propuesta de ley para beneficiar sus propiedades. Los documentos revelaron que el Ejecutivo de John Major cedió a las demandas de Carlos, ante el temor de que resistirse al heredero al trono pudiera desencadenar una crisis constitucional y proporcionaron pruebas detalladas de la presión ejercida por Carlos para garantizar una exención que impidiera a sus propios inquilinos tener derecho a comprar sus viviendas.