El Gobierno alemán se ha comprometido a investigar si el atentado con coche perpetrado en el mercadillo navideño en el que murieron cinco personas y 200 resultaron heridas podría haberse evitado, después de que saliera a la luz que las autoridades habían recibido múltiples advertencias sobre el sospechoso.
En medio de las crecientes críticas al aparato de seguridad alemán, la ministra del Interior, Nancy Faeser, dijo el domingo que los jefes de los servicios de inteligencia nacionales y extranjeros serían interrogados por dos comisiones parlamentarias la próxima semana.
El hombre detenido en el lugar del atentado del viernes en Magdeburgo, un psiquiatra de origen saudí al que los medios de comunicación alemanes llaman Taleb al-Abdulmohsen, de 50 años, había amenazado en Internet con matar a ciudadanos alemanes y tiene un historial de disputas con las autoridades estatales.
Se autodenominaba “ateo saudí” y ayudaba a mujeres a huir de países del Golfo. Había criticado duramente a Berlín por permitir la entrada de demasiados refugiados musulmanes y había respaldado en repetidas ocasiones teorías conspirativas de extrema derecha sobre la “islamización” de Europa.
Abdulmohsen expresó su apoyo en la plataforma de redes sociales X al partido de extrema derecha Alternative für Deutschland y al propietario de X, el multimillonario estadounidense Elon Musk, que ha respaldado públicamente a AfD, afirmando que sólo el partido ultra “puede salvar a Alemania”.
Las víctimas fueron identificadas como cuatro mujeres de 52, 45, 75 y 67 años y un niño de nueve años al que su madre llamó el domingo André Gleißner.
“Que mi osito de peluche vuelva a volar por el mundo”, dijo Désirée Gleißner en Facebook. “André no le hizo nada a nadie. Sólo estuvo con nosotros nueve años. ¿Por qué? ¿Por qué? Siempre vivirás en nuestros corazones... te lo prometo”.
Faeser dijo el domingo que la tarea consistía en “pintar el retrato” de un sospechoso “que no encaja en ningún molde existente”. Había actuado de una forma “increíblemente cruel y brutal, como un terrorista islamista, aunque era claramente ideológicamente hostil al Islam”, dijo.
La ministra del Interior prometió al diario Bild que “no se dejará piedra sin remover”, y añadió que las autoridades “aclararán todos estos antecedentes. También examinarán en detalle la información de que se disponía en el pasado y cómo se hizo un seguimiento de ella”.
El jefe de la policía criminal federal, Holger Münch, dijo a la cadena pública ZDF que su oficina recibió un soplo de Arabia Saudí en noviembre de 2023 que llevó a las autoridades a poner en marcha “medidas de investigación”.
Abdulmohsen había “publicado un gran número de mensajes en Internet”, dijo Münch, y “había mantenido contactos con diversas autoridades, profiriendo insultos e incluso amenazas”. Sin embargo, “no se tenía constancia de que hubiera cometido actos de violencia».
La Oficina Federal de Migración y Refugiados de Alemania informó de que recibió un aviso sobre el sospechoso el verano pasado. “Se tomó en serio, como cualquier otra de las numerosas pistas”, declaró, añadiendo que había transmitido la información a las autoridades competentes.
La revista Der Spiegel dijo que el servicio secreto saudí alertó el año pasado a la agencia de espionaje alemana BND sobre un mensaje en el que Abdulmohsen amenazaba a Alemania con “pagar un precio” por su trato a los refugiados saudíes.
La policía informó el domingo de que Abdulmohsen, que llegó a Alemania en 2006 y tenía residencia permanente, había ingresado en prisión preventiva a última hora de la noche del sábado, después de que la fiscalía presentara cargos por asesinato, intento de asesinato y lesiones graves.
El atentado de tres minutos de duración, en el que un todoterreno BMW de color oscuro y alquilado atravesó a toda velocidad el abarrotado mercado poco después de las siete de la tarde del viernes, causó 205 heridos, 41 de los cuales seguían en estado grave o crítico el domingo.
Mientras miles de personas lloraban a las víctimas en Magdeburgo el sábado por la noche, se produjeron enfrentamientos en una concentración de extrema derecha en la ciudad, anunciada como «manifestación contra el terror» y a la que asistieron más de 2.000 personas, según informaron los medios de comunicación locales.
Los manifestantes, ataviados con pasamontañas negros, coreaban “la inmigración mata” y enarbolaban una gran pancarta con la palabra “remigración”, un término popular entre los ultras antiinmigración que buscan la deportación masiva de inmigrantes y personas consideradas no étnicamente alemanas.
Un mar de flores se extendía frente a la iglesia de San Juan de Magdeburgo, cerca del lugar del crimen, que atrajo a un flujo constante de dolientes llorosos durante todo el fin de semana, muchos de los cuales volvieron más de una vez, informaron los medios locales.
Abdulmohsen se ha descrito a sí mismo como ex musulmán y era un usuario activo de X, compartiendo decenas de mensajes diarios centrados principalmente en temas antiislámicos, criticando la religión y felicitando a ex musulmanes que la habían abandonado.
En agosto escribió en las redes sociales: “¿Existe un camino hacia la justicia en Alemania sin volar una embajada alemana o masacrar ciudadanos alemanes al azar? ... Si alguien lo sabe, por favor, que me lo diga”. También publicó en X que deseaba que la ex canciller alemana Angela Merkel fuera encarcelada de por vida o ejecutada.
Ya en 2013 fue multado por un tribunal de la ciudad de Rostock por “perturbar la paz pública amenazando con cometer delitos”. Este año fue investigado en Berlín por “uso indebido de llamadas de emergencia” tras discutir acaloradamente con agentes en una comisaría, informaron medios locales. Desde octubre estaba de baja por enfermedad en su lugar de trabajo, una clínica de adicciones cerca de Magdeburgo.
Mina Ahadi, presidenta de una asociación de ex musulmanes de Alemania, declaró que Abdulmohsen “no era un desconocido para nosotros, porque lleva años aterrorizándonos”. Lo calificó de “psicópata adepto a ideologías conspirativas de ultraderecha”.
El canciller alemán, Olaf Scholz, condenó el sábado el “terrible y demencial” atentado e hizo un llamamiento a la unidad nacional, en medio de la creciente tensión política que vive el país en vísperas de las elecciones federales del 23 de febrero.
Los partidos de la oposición no tardaron en criticar a su Gobierno. El líder parlamentario de la antiinmigración AfD, Bernd Baumann, exigió a Scholz que convocara una sesión extraordinaria del Bundestag sobre la “desesperada” situación de seguridad.
La AfD cuenta con un fuerte apoyo en la antigua Alemania del Este, donde se encuentra Magdeburgo, y ocupa el segundo lugar a nivel nacional en las encuestas. Sus principales miembros, incluida su candidata a canciller, Alice Weidel, tenían previsto celebrar un mitin en Magdeburgo el lunes por la noche.
Andrea Lindholz, de la Unión Socialcristiana de centro-derecha, que como la alianza CDU/CSU lidera las encuestas, declaró que el atentado “plantea interrogantes sobre el conocimiento que tienen las autoridades de las advertencias procedentes del país y del extranjero. Hay que responder a estas preguntas”.
La jefa del partido de izquierda BSW, Sahra Wagenknecht, afirmó: “Hay que aclarar los antecedentes. Pero, por encima de todo, debemos hacer más para prevenir este tipo de delitos, sobre todo teniendo en cuenta que, obviamente, en este caso hubo advertencias y consejos específicos que fueron ignorados”.