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Campesinos sin tierra en Brasil ocupan propiedades de políticos acusados de corrupción

Dom Phillips

Río de Janeiro (Brasil) —

Cientos de campesinos sin tierra en Brasil han invadido propiedades agrícolas del ministro de Agricultura, del expresidente de la asociación de fútbol brasileño, de un senador y de un amigo cercano del presidente Michel Temer.

Los asaltos a la propiedad, realizados este martes, son parte de una campaña llamada “Corruptos, devolvednos nuestras tierras” y lanzada por el Movimiento de Trabajadores sin Tierra (MST, por sus iniciales en portugués). La iniciativa pretende redoblar la presión sobre Temer de cara a la votación en el Congreso el próximo 2 de agosto para decidir si se debe juzgar al presidente por corrupción. “Vamos a seguir con la ocupación hasta la víspera de la votación”, cuenta João Paulo Rodrigues, uno de los organizadores a nivel nacional de MST.

El gobierno de Temer ha ido de crisis en crisis desde que asumió el poder el año pasado. La última empezó en mayo, cuando fue grabado en secreto en una reunión informal a altas horas de la noche con Joesley Batista, cuya familia controla la gigante cárnica JBS. Aparentemente, el presidente animó a obstruir una investigación por corrupción y recomendó al ejecutivo tratar el tema con uno de sus ayudantes. Temer ha negado cualquier delito y ha prometido continuar con el programa de austeridad de su gobierno.

Temer fue acusado de corrupción en junio. Si dos terceras partes de la cámara baja de Brasil aprueban los cargos en la votación del 2 de agosto, el presidente será suspendido y juzgado por el Tribunal Supremo de Brasil. Representantes del Gobierno afirman que tienen el suficiente apoyo como para asegurarse de que la votación no salga adelante.

Uno de los terrenos invadidos, cerca de Rondonópolis, en el estado de Mato Grosso, es propiedad de Amaggi, un gigante de la agricultura y logística fundado por el padre del ministro de Agricultura, Blairo Maggi, quien anteriormente presidió la empresa. En un comunicado, la empresa ha afirmado que está preocupada por la seguridad de 17 trabajadores y sus familias.

A principios de este año, un juez del Tribunal Supremo autorizó la investigación de Maggi y otros siete ministros después de la confesión de ejecutivos del conglomerado de construcción Odebrecht. Los ejecutivos afirmaron que habían realizado donaciones ilegales a su campaña. El ministro niega las acusaciones.

Otra de las tierras ocupadas, en el estado de Río de Janeiro, es propiedad de Ricardo Teixeira, expresidente de la confederación Brasileña de Fútbol y miembro del comité ejecutivo de la FIFA. En 2015 Teixeira fue acusado en Estados Unidos por asociación delictiva, conspiración y corrupción. Recientemente, fiscales españoles han emitido una orden de arresto en su contra por blanqueo de capitales y asociación delictiva.

La última ocupación, en el estado de São Paulo, es propiedad de João Lima Filho, exagente de policía y amigo cercano de Temer. Un ejecutivo de JBS acusa a Lima de recibir dinero de sobornos para el presidente. Los manifestantes también han ocupado tierras del senador Ciro Nogueira, que también está siendo investigado tras el testimonio de ejecutivos de Odebrecht.

El MST es un aliado cercano del Partido de los Trabajadores de Dilma Rousseff y Lula da Silva. Rousseff fue recusada el pasado agosto y sustituida por Temer, su antiguo vicepresidente. A principios de este mes, Lula fue sentenciado a casi 10 años de prisión por corrupción y blanqueo de capitales, pero sigue en libertad mientras recurre la sentencia.

David Fleischer, profesor emérito de ciencia política en la Universidad de Brasilia, afirma que es poco probable que las ocupaciones de tierras influyan en los legisladores de un congreso donde el poderoso lobby agrícola tiene un poder considerable. “Es una maniobra política, un intento por acaparar los titulares”, afirma. “Se trata de la política de la presión”, añade.

Traducido por Javier Biosca Azcoiti