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The Guardian en español

Esperando al invasor en Odesa

Una mujer pasa junto a una trinchera en la ciudad ucraniana de Odesa.

Emma Graham-Harrison

Odesa (Ucrania) —

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La ciudad portuaria de Odesa se ha quedado en silencio. Las juergas del centro de la ciudad han dado paso a bloqueos y trampas para tanques, sus famosas escaleras Potemkin están vacías y las estatuas están protegidas por sacos de arena, a la espera de una ofensiva parecida a los bombardeos que han sufrido otras ciudades del país.

Sin lugar a dudas, el plan de invasión de Moscú incluía intentar hacerse con el control de esta histórica ciudad: centro cultural y estratégico rusoparlante situada a orillas del Mar Negro. Sin embargo, tras 20 días de guerra, sus calles no han sido dañadas por los explosivos, aunque sí han quedado vacías por el efecto de la marea bélica.

“Es difícil acostumbrarse al silencio”, señala Daniel Salem, ahora oficial de la guardia nacional. Hasta finales de febrero, gestionaba cuatro bares y restaurantes en Odesa. Sigue viviendo en el centro de la ciudad. “Cada vez que salgo me imagino que puedo oír las voces de los transeúntes, me imagino que los veo. Este es un lugar que siempre está de fiesta, la calle principal normalmente está llena de gente bailando, divirtiéndose”, dice.

El 60% ha huido

Las autoridades locales calculan que al menos el 60% de la población de Odesa se ha marchado a zonas más seguras del este, o más allá de las fronteras de Ucrania. De hecho, la mujer y la hija de Salem forman parte de este éxodo.

En el centro se levantan fortificaciones. Las famosas playas de Odesa han quedado sembradas de minas, y los soldados y los voluntarios intentan mantener la moral y el ánimo para prepararse para un ataque que creen que se ha demorado, pero que tarde o temprano llegará.

Las fuerzas ucranianas detuvieron un avance terrestre en la ciudad de Mykolaiv, situada a unos 120 kilómetros al este. Sin embargo, los funcionarios ucranianos y los servicios de inteligencia extranjeros han advertido en repetidas ocasiones que Rusia sigue planeando un ataque, concentrando buques de guerra frente a la costa. También creen que el ejército ruso podría llegar a Odesa esquivando Mykolaiv.

El Ministerio de Defensa británico dijo que Rusia ya había llevado a cabo un desembarco militar en el este del Mar de Azov “y podría intentar llevar a cabo más operaciones de este tipo en las próximas semanas”. Las fuerzas rusas también han bloqueado la costa del Mar Negro del país, aislando de hecho a Ucrania del comercio por mar.

“Les estamos esperando”

Oleksiy Danilov, secretario del Consejo Nacional de Seguridad y Defensa, afirma que Rusia planeaba asaltar Odesa por mar la semana pasada y que había cambiado de estrategia por motivos climatológicos. Cree que una ofensiva sigue estando sobre la mesa y premete una férrea defensa: “Las fuerzas ucranianas les están esperando, la situación está bajo control”.

En este sentido, Danilov asegura que estaban preparados para su llegada, de la misma forma que los esperaron en las afueras de Kiev y en otras ciudades donde las tropas rusas han sufrido grandes bajas.

Las fuerzas que defienden la ciudad dicen que Odesa está preparada para una ofensiva. Han tenido tres semanas para organizarse, con planes reforzados siguiendo el ejemplo de tácticas que han funcionado contra las fuerzas rusas en otros lugares.

“Ciudad madre”

“Hemos convertido la ciudad en la fortaleza de Odesa”, afirma Artyem, un comandante de batallón de la guardia nacional de Odesa que no quiere dar su apellido por razones de seguridad.

“Llamamos a Odesa la ciudad madre porque acepta a cualquier niño, de cualquier continente. Pero también es una madre protectora, y Odesa dará una patada en el culo a cualquiera que intente ofender su espíritu. Decimos que quien haga daño a mamá se hundirá en el mar”.

Está observando a las tropas rusas para ver si intentan rodear Mykolaiv, su ciudad natal, para avanzar sobre Odesa por tierra, o intentan un asalto desde el mar, aunque los expertos militares consideran que las líneas de suministro rusas serían muy vulnerables a un ataque sin una ruta terrestre hacia la ciudad.

“Tienen tres formas de evitar pasar por Mykolaiv, por lo que nuestro objetivo es cerrar todos los puntos de entrada y salida. Especialmente en Odesa, hay muchos lugares donde podrían lanzar un asalto”, señala Artyem.

Vigilantes

Esta semana, la ciudad seguía siendo aparentemente segura, hasta el punto de que las autoridades locales estuvieron disponibles para organizar la visita del intelectual francés Bernard Henri Levy, que ha sido visto en la ciudad.

Intentan no caer en la complacencia y mantener la calma, en un contexto de información diaria sobre las atrocidades cometidas por el ejército ruso en otras ciudades del país que han sido blanco de ataque; desde la sitiada Mariúpol hasta la capital, Kiev, donde los suburbios son objeto de bombardeos permanentes.

“Tenemos un par de misiones. Una es disminuir el nivel de pánico dentro de Odesa, proteger el perímetro de la ciudad e identificar a los saboteadores. Tenemos ojos vigilantes en el aire, el mar y el suelo”, afirma Artyem.

Según un portavoz de la administración militar, es clave garantizar una zona de exclusión aérea sobre la ciudad. Es una petición que los funcionarios ucranianos hacen regularmente a Occidente, pero que hasta ahora se ha rechazado de plano con el argumento de que podría conducir a una escalada del conflicto.

“Cerrar el espacio aéreo es clave”, puntualiza el portavoz. “Nos resultaría más fácil defender Odesa y toda Ucrania sin aviones rusos”.

Salem está tan seguro de los preparativos que se ha ofrecido como voluntario para ir a servir en el frente de Járkov, o en los alrededores de Mykolaiv. “No creo que intenten una ofensiva contra Odesa en los próximos días”, señala. “Nos están torturando con la espera, su estrategia es intentar que nos acomodemos o pillarnos desprevenidos”. 

Traducción de Emma Reverter.

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