Mientras sigue su guerra con Ucrania, Moscú ha mantenido negociaciones paralelas con Kiev para, aparentemente, buscar un acuerdo de paz tras su propia invasión contra un país vecino. Al lado de la guerra incesante, esas conversaciones parecían un elemento secundario hasta este miércoles, cuando de forma inesperada las dos partes comunicaron que se habían producido avances.
El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, dijo que los rusos parecían “más realistas”. Por el otro lado, el ministro de Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, dijo que estaban “cerca de acordar” unas condiciones aceptables para una futura neutralidad ucraniana. Pero para obtener una paz duradera, dicen los expertos, el Kremlin tiene que convencerse de que no puede obtener una victoria en el campo de batalla.
“Hay alguna posibilidad pero soy bastante escéptico sobre una solución negociada en esas conversaciones”, dice Alexander Gabuev, experto del Centro Carnegie de Moscú. Según Gabuev, “en el campo de batalla Rusia no solo buscará más poder de negociación, en el campo de batalla buscará la victoria”. “Si no funcionan las tácticas más suaves, si es que pueden llamarse así, Rusia desatará todo su poder de fuego, especialmente sobre Kiev”, dice.
Putin mantiene el tono desafiante
Este miércoles, Putin pronunció un desafiante discurso ante sus altos cargos en el que dijo que la “operación militar especial” marchaba según lo previsto, que Rusia no se doblegaría ante Occidente y que lograría sus objetivos en Ucrania.
Con una recargada retórica, Putin comparó a Occidente con la Alemania nazi y la acusó de lanzar una “guerra relámpago” económica contra Rusia para “desmoralizar a nuestra sociedad, para arrasar con nosotros”. También dijo que los medios de comunicación y las redes sociales occidentales habían lanzado una campaña de información contra Rusia que tenía “analogías directas con los programas antisemitas de los nazis en la Alemania de la década de 1930”.
Dentro de su país, Putin denunció a los “traidores nacionales” y a los “quintacolumnistas” que han protestado y se ha manifestado contra la guerra [“el pueblo ruso podrá distinguir a los auténticos patriotas de la chusma y los traidores y simplemente los escupirá como si fueran una mosca (...). Esa necesaria autopurificación de la sociedad fortalecerá nuestro país”, dijo] , lo que hace pensar en una nueva ola de represión contra los opositores en Rusia. También dijo que Rusia lograría sus objetivos de “desmilitarización” de Kiev y de “desnazificación” de Ucrania, como llama Putin a la purga política para cambiar al actual gobierno que ha planteado.
Fue una actuación clásica del líder ruso, ignorando unos reveses iniciales de su ejército que parecen haber debilitado la posición negociadora de Moscú. La defensa que Ucrania ha hecho de ciudades clave como Járkov y Kiev, además de la creciente presión económica por las sanciones occidentales, han hecho que Rusia rebaje el tono en algunas de sus demandas más agresivas, incluyendo la idea de que tiene que haber un cambio de régimen en Ucrania.
“Todas las guerras acaban con acuerdos... Según me han dicho, las posiciones en las negociaciones parecen más realistas”, dijo Zelenski en un discurso grabado en vídeo y difundido el miércoles. “Pero aún falta tiempo para que las decisiones sean favorables a los intereses de Ucrania”.
Las partes de ese posible acuerdo salieron a la luz el miércoles. Según un borrador que el periódico The Financial Times publicó como primicia, Rusia buscaría una declaración ucraniana de “neutralidad” y la imposición de límites en el tamaño de su ejército. Mykhailo Podolyak, consejero presidencial ucraniano, dijo que el borrador solo reflejaba las demandas rusas y que Ucrania quería un alto al fuego, la retirada de las tropas rusas y garantías legalmente vinculantes de que no habrá agresiones de Rusia.
Obstáculos
Rusia ha ganado terreno en el sur de Ucrania y está maniobrando hacia Kiev pero es evidente que Moscú contaba con una guerra más corta y menos cara. Los costes crecientes para Rusia y algunos inequívocos signos de malestar dentro del sistema pueden hacer pensar al responsable de tomar las decisiones que una pausa en la violencia, o hasta un acuerdo duradero, podrían ser de su interés.
“Básicamente, todo el espacio posible para un acuerdo está dentro la cabeza de Vladímir Putin”, dice Sam Greene, profesor de política rusa y director del Instituto de Rusia en el King's College de Londres. “No se trata de lo que Kiev puede ofrecer o de lo que sería aceptable para Moscú; no se trata de lo que Occidente puede ofrecer; es una cuestión de cuánto puede convencerse a sí mismo Putin sobre lo que es aceptable”.
Según Orysia Lutsevych, del Foro sobre Ucrania en el Programa de Rusia y Eurasia de Chatham House, los ucranianos están diciendo que “los rusos entienden que no pueden alcanzar estos objetivos que se han fijado” y eso les ha generado cierto optimismo. Alentada por los primeros éxitos en el campo de batalla, Ucrania también ha dejado claro que no se rendirá ante las exigencias rusas. “Las posiciones de los ucranianos están todavía muy lejos de un acuerdo”, dice Lutsevych.
El estatus de la Crimea ocupada por Rusia y del este de Ucrania podrían ser algunos de los escollos en las futuras negociaciones. También, las exigencias rusas repetidas en el discurso del miércoles de Putin de “desmilitarización” y purga política en Ucrania.
Ucrania, “muy frágil”
Ucrania querrá tener férreas garantías de seguridad, probablemente garantizadas por Occidente: el temor es que Rusia aproveche cualquier alto al fuego para reabastecer a sus tropas antes de proseguir con el ataque. No obstante, en el lado ucraniano también hay espacio para el acuerdo. Según Lutsevych, porque hay un “entendimiento realista de la necesidad de salvar el Estado ucraniano”. “Tenemos que asegurarnos de que Ucrania controle la mayor cantidad de territorio posible”, dice.
Por el momento, los analistas no esperan una retirada rusa duradera como resultado de las negociaciones, sino un alto al fuego temporal o un acuerdo provisional, como mucho. Pero hay indicios preocupantes de que Rusia está planeando intensificar sus ataques y bombardeos contra las ciudades para ganar poder de negociación en esas conversaciones. Según Lutsevych, “en Ucrania se entiende que todos estamos en un estado muy frágil y Ucrania está en riesgo existencial mientras el putinismo sea la política de la Federación Rusa”.
Traducción de Francisco de Zárate