Una fundación dirigida por el príncipe Carlos recibió donaciones de una empresa offshore utilizada para introducir grandes cantidades de dinero de Rusia en una trama que está actualmente bajo investigación de fiscales, según a revelado The Guardian.
Entre el dinero que fluye por esta red hay dinero que se puede vincular a los fraudes más notorios cometidos durante la presidencia de Vladimir Putin. En total, se estima que 4.600 millones de dólares se enviaron a Europa y Estados Unidos desde una red de 70 compañías offshore dirigida desde Rusia con cuentas en Lituania.
Los detalles se han obtenido de 1,3 millones de transacciones bancarias obtenidas por Organized Crime and Corruption Reporting Project y la web lituana 15min.lt.
No hay nada que indique que los receptores finales de los fondos conocían la fuente original del dinero, que llegó a través de una ruta camuflada. Aun así, los documentos indican que la red ha mezclado dinero criminal y legítimo antes de pasar al sistema global bancario a través de empresas pantalla, haciendo imposible trazar la fuente original.
El dinero entonces se utilizaba para pagar aviones privados, yates a medida, propiedades de lujo, vacaciones, entradas a campos de fútbol e incluso matrículas en escuelas británicas privadas de élite. “Este es el canal mediante el cual las ganancias de la cleptocracia fluyen de Rusia a Occidente”, afirma el activista contra la corrupción Bill Browder.
La filtración se centra en el banco de inversiones Troika Dialog, que ahora es propiedad de uno de los bancos más grandes de Rusia. Los correos revelan cómo algunos managers de Troika mantuvieron el dinero fluyendo por este canal durante más de ocho años, comenzando en 2004.
El jefe máximo de Troika por aquel momento era Ruben Vardanyan, un financiero armenio con vínculos cercanos a Putin y anfitrión en varias ocasiones de celebridades internacionales y miembros de la familia real británica. Hace dos años, Vardanyan fue nombrado el 99 hombre más rico de Rusia, según Forbes.
No hay nada que indique que Vardanyan hiciese nada ilegal, aunque puede haberse beneficiado involuntariamente del flujo del dinero. Vardanyan cree que el banco conocía a sus clientes y que “aplicaba regulaciones y procesos de conformidad que cumplían los requisitos de la legislación de aquel momento”. También insiste en que no era consciente de que empresas de Troika estuviesen recibiendo dinero relacionado con fraudes. Sin embargo, la información, que está siendo examinada por los fiscales de Lituania, plantea dudas sobre el poco escrutinio de los pagos organizados por el banco.
En 2009, 2010 y 2011, tres transferencias de Vardanyan por un total de 200.000 dólares acabaron a la Charities Foundation del Príncipe de Gales. El dinero vino desde una compañía fantasma de las Islas Vírgenes británicas, Quantus Division Ltd. Las donaciones, cuenta Vardanyan, tenían el objetivo de “preservar el patrimonio arquitectónico en Inglaterra”.
Más adelante, Vardanyan recaudó otros 1,7 millones de euros de un grupo de empresarios rusos y el príncipe se lo agradeció con una cena de gala en 2014. Los documentos muestran que los fondos de Quantus también cubrieron el coste de 2 millones de euros para llevar a la estrella del rock Prince a una gala empresarial de Troika en 2007. Otros 20.000 euros se gastaron en la asistencia de Vardanyan a la Conferencia de Davos. Su mujer recibió 935.000 euros en pagos durante tres años en una cuenta en España y su suegra, Emilia Zonabend, otros 900.000.
Cómo actuaba la red de empresas pantalla
Vardanyan describe la red como un brazo independiente de su principal banco de inversiones, ayudando a clientes privados ricos a gestionar su dinero. Se entiende que nunca estuvo involucrado en sus operaciones o gestión, no supervisó personalmente transacciones ni cuentas de clientes y no participaba en sus actividades diarias. Sin embargo, no niega haberse beneficiado de fondos allí guardados.
La información sugiere que las empresas gestionadas por Troika, incluida Quantus, no se crearon para clientes particulares, sino que contenían fondos de inversión colectiva. El dinero entraba a través de múltiples fuentes legítimas y posteriormente se utilizaba para financiar los gastos de vida de decenas de personas.
La filtración vincula algunos de los fondos que pasaron por las empresas de lavado de capitales a tres grandes fraudes, el más importante de ellos el escándalo Magnitsky. Sergei Magnitsky era un abogado que trabajaba para Bowder y que murió en una prisión de Moscú tras descubrir que el director de la oficina de impuestos de la ciudad había conspirado para emitir devoluciones de impuestos fraudulentas. Las empresas principales en la estructura de Troika recibieron un total de 130 millones de dólares a través de seis vías ocultas que, según los fiscales, se utilizaron en el fraude Magnitsky.
Otros dos casos sugieren que fondos criminales se movieron en la red: empresas nombradas en el juicio de una estafa de fijación de precios del petróleo en el aeropuerto estatal de Sheremetyevo, en Moscú, parecen haber pagado 37 millones de dólares a la red de Troika.
Otras transferencias por valor de 17 millones de dólares vinculan a las empresas gestionadas por Troika con un residente de Moscú acusado de blanquear 670 millones de euros utilizando tramas que permitieron evadir impuestos y enviar dinero al extranjero.
“Uno se tiene que preguntar por qué se mueve el dinero de esta forma a través de múltiples empresas”, señala Tom Keatinge, un experto en blanqueo capitales en el think tank Royal United Services. “Es una forma de esconder la fuente y la propiedad”.
Hay otras personas que también han sido pilladas inconscientemente en la red. Las entidades vinculadas a Troika se utilizaban para pagar gastos que dejan entrever el mundo de las grandes fortunas.
Un accionista de Troika, Valentin Zavadnikov, retiró aparentemente 70 millones de euros de las cuentas de las red Troika para equipar y poner a punto sus dos yates de lujo, el Celestial Hope y Quinta Essentia. Una factura de uno de sus yates, cuyas habitaciones estaban perfumadas con aroma de vino producido en el viñedo italiano de la familia, detalla el pago de 6.000 euros por puertas eléctricas en los baños, 60.000 por instalar un baño turco y 15.000 en “juguetes acuáticos”.
Vardanyan vendió el banco Troika en 2012 al gigante estatal ruso Sberbank por 1.000 millones de dólares. Pero él sigue en el negocio: es el accionista mayoritario en el Ameriabank de Armenia y su socio allí es el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD), que controla el 18% de las acciones. Con base en Londres, el BERD es propiedad de varios países, incluido Estados Unidos y Reino Unido.
Vardanyan se describe a sí mismo como un filántropo y un empresario social que se ha comprometido a dedicar gran parte de su riqueza a fines benéficos. Parece que el banco Troika Dialog nunca fue multado por un órgano regulador u otra autoridad y en todo momento cumplió los estándares internacionales.
Traducido por Javier Biosca Azcoiti