La publicación de cientos de miles de documentos secretos estadounidenses filtrados por la soldado Chelsea Manning en 2010 no tuvo un impacto estratégico en los esfuerzos bélicos de EEUU en Afganistán e Irak, según concluye un nuevo análisis del Pentágono. La publicación del informe desmiente la postura oficial mantenida durante varios años que afirmaba que la filtración había causado graves daños a la seguridad nacional de EEUU.
También pone en contexto el severo castigo impuesto a la soldado: una pena de 35 años de prisión militar, la sentencia más larga de la historia por una filtración de documentos oficiales. También plantea cuestiones sobre la investigación del Departamento de Justicia al fundador de Wikileaks, Julian Assange.
Las conclusiones están en el informe final del grupo de trabajo de revisión de la información establecido por el Departamento de Defensa tras las filtraciones de Manning. Dicho grupo de trabajo tenía el objetivo de investigar su impacto y mitigar cualquier daño. El periodista de investigación de BuzzFeed Jason Leopold ha tenido acceso al informe gracias a la ley de transparencia.
El informe entregado al periodista fue revisado para ocultar las partes sensibles, con lo que que de sus 107 páginas originales fue reducido a 35. Y de ellas se pueden extraer algunos hallazgos clave. En Afganistán, el informe concluye que “la publicación de esta información no tuvo un impacto estratégico significativo”. De forma similar, el estudio del impacto en la guerra de Irak concluye, “con mucha confianza, que la divulgación de la información sobre Irak no tiene un impacto personal directo en el liderazgo actual o pasado de Estados Unidos en Irak”.
Bajo estas observaciones a grandes rasgos, la revisión del Departamento de Defensa plantea preocupaciones sobre los efectos que se podrían derivar de los documentos, que en un principio se publicaron por un grupo de medios liderado por the Guardian. El informe señalaba que “las vidas de afganos e iraquíes dispuestos a cooperar y de otros interlocutores extranjeros se enfrentan a un riesgo mayor”, y apuntaba que 23 militares estadounidenses en servicio fueron advertidos con antelación a la publicación de que sus nombres completos y números de la Seguridad Social estaban incluidos en los documentos.
The Guardian y los otros medios internacionales del consorcio, incluidos the New York Times y Der Spiegel, publicaron una selección de documentos de Manning, eliminando cualquier tipo de información personal sensible, tales como los nombres de los informantes de EEUU. Más tarde, Wikileaks publicó la totalidad de los 740.000 documentos sin ningún tipo de edición.
Los autores del informe del Pentágono también se preocuparon por el impacto de la publicidad negativa en los medios de comunicación derivada de la filtración. Estaban especialmente nerviosos por la atención mediática en el gran número de civiles afganos e iraquíes muertos o heridos a causa del esfuerzo bélico estadounidense.
El documento del Pentágono afirma: “[algunas de las informaciones filtradas por Manning] podrían ser utilizadas por la prensa o nuestros adversarios para dañar el apoyo a operaciones actuales en la región”.
La publicación del informe se produce tan solo unas semanas después de la liberación de Manning de una prisión militar tras la decisión de Barack Obama de interrumpir su encarcelamiento —una de sus últimas medidas en la Casa Blanca— . Manning ha pasado siete años encerrada. En una entrevista con ABC News tras su liberación, Manning afirmó que la razón tras la masiva filtración había sido su deseo de captar la atención pública respecto a las acciones militares de EEUU en el extranjero. “Mi intención era llamar la atención a este respecto... y hacer lo correcto”, afirmó.
Traducido por Javier Biosca Azcoiti