Israel dice estar inmerso en una “guerra en múltiples frentes”. Así lo ha declarado su ministro de Defensa, aludiendo a operaciones militares en todo Oriente Medio a medida que la guerra en Gaza muestra nuevos signos de una peligrosa escalada regional.
Yoav Gallant ha declarado este martes en el Parlamento que Israel “está siendo atacado desde siete frentes: Gaza, Líbano, Siria, Judea y Samaria [término israelí para Cisjordania], Irak, Yemen e Irán. Ya hemos respondido y tomado medidas en seis de ellos”, ha dicho a la Knéset, sin especificar.
Las milicias aliadas de Irán en Oriente Medio han atacado instalaciones militares israelíes y estadounidenses en toda la región desde que Hamás lanzó su devastador ataque contra el sur de Israel el 7 de octubre, matando a 1.140 personas y tomando hasta 250 como rehenes.
La guerra de represalia de Israel contra la Franja de Gaza, controlada por Hamás, se ha convertido ya en uno de los conflictos más destructivos del siglo XXI, con estimaciones que apuntan a que más de 20.600 personas han muerto, 55.000 han resultado heridas y el 85% de los 2,3 millones de habitantes del territorio palestino se han visto obligados a huir de sus hogares.
Los combates en este territorio de 41 por 12 kilómetros se han intensificado desde que terminó el alto el fuego de siete días a principios de diciembre. Las fuerzas israelíes han seguido bombardeando este martes por cuarto día los campos de refugiados del centro de la franja, en una aparente señal de su prometida ampliación de la ofensiva.
Un total de 241 personas han muerto y 382 han resultado heridas en las últimas 24 horas, según ha informado el Ministerio de Sanidad de Gaza el martes por la tarde. El ministerio no distingue entre víctimas civiles y combatientes, pero se calcula que alrededor del 70% de las víctimas son mujeres y niños.
Escalada de tensión en el mar Rojo
Las declaraciones de Gallant del martes se producen cuando la guerra en Gaza amenaza con extenderse fuera de las fronteras de Israel y los territorios palestinos. A primera hora del día, Egipto ha informado del derribo de un avión no tripulado cerca de la ciudad turística de Dahab, en el mar Rojo, el segundo incidente de este tipo en un mes.
El origen del dron no está claro, pero los rebeldes hutíes de Yemen, aliados de Irán, han perturbado el comercio mundial en el ,ar Rojo con ataques a buques internacionales y han lanzado aviones no tripulados y misiles contra Israel.
El martes también se han registrado explosiones en el mar Rojo, frente a las costas de Yemen. El sábado, el Departamento de Defensa estadounidense culpó explícitamente a Irán, por primera vez desde que estalló el conflicto de Gaza, de un ataque con drones dirigido contra un buque cisterna de sustancias químicas en el océano Índico.
Las explosiones del martes se producen un día después de que un ataque aéreo israelí a las afueras de Damasco, la capital siria, matara a un general de alto rango de la Guardia Revolucionaria iraní. Una declaración del presidente iraní afirmó que Israel “pagará por este crimen”. “A Tel Aviv le espera una dura cuenta atrás”, dijo también el ministro de Exteriores iraní.
En Irak, Estados Unidos ha bombardeado tres emplazamientos asociados a Kataeb Hezbolá, milicia respaldada por Irán a la que responsabilizó de un ataque con drones que hirió a tres soldados estadounidenses destinados en la ciudad septentrional de Erbil. Los ataques aéreos han sido duramente condenados por el Gobierno iraquí.
Y lejos de Oriente Medio, en India, se ha producido una explosión cerca de la embajada israelí en Nueva Delhi, según ha informado el martes el Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel. Las autoridades indias e israelíes están investigando la causa de la explosión, en la que no ha habido heridos.
Por otra parte, Israel y el poderoso grupo libanés Hezbolá, respaldado por Irán, han intercambiado casi a diario andanadas de misiles, ataques aéreos y bombardeos a través de la frontera desde el 7 de octubre. Han muerto unas 150 personas en Líbano, 17 de ellas civiles, y 11 en Israel, cuatro de ellas civiles. Entre bastidores, EEUU está dirigiendo intensas negociaciones para tratar de desescalar las hostilidades en la Línea Azul que separa ambos países, donde el riesgo de que un error de cálculo desencadene una guerra regional es mayor.
Guerra sin final en Gaza
A pesar de las crecientes protestas internacionales por el desastre humanitario en Gaza, incluidas las críticas cada vez mayores del aliado más importante de Israel, Estados Unidos, el primer ministro, Benjamin Netanyahu, ha afirmado que Israel seguirá adelante hasta lograr la “victoria total” sobre Hamás. El lunes, durante una visita a las tropas israelíes en Gaza, reiteró que la lucha “no está cerca de terminar”.
“No pararemos. La guerra continuará hasta el final, hasta que la terminemos, nada menos”, dijo.
Israel afirma que hace lo que puede para proteger a los civiles y culpa a Hamás de utilizar a la población de Gaza como escudos humanos, acusación que el grupo niega.
El Ejército israelí ha ordenado el martes por la tarde a los residentes de los campos de refugiados de Bureij, Nuseirat y Maghazi, en el centro de Gaza, que abandonaran la zona, a pesar de haber designado los campos como “zonas de evacuación” al principio de la guerra, lo que significa que los civiles de la franja se ven obligados a buscar refugio en áreas cada vez más pequeñas.
La oficina de derechos humanos de la ONU ha declarado: “Estamos gravemente preocupados por los continuos bombardeos de las fuerzas israelíes sobre Gaza Central, que se han cobrado más de 100 vidas palestinas desde Nochebuena”.
Gaza y Cisjordania albergan 68 campos de refugiados, la mayoría creados para alojar a palestinos que huyeron de sus hogares tras la creación de Israel en 1948. Hoy están superpoblados y asolados por la pobreza, con escasos servicios.
Los combates en la mitad norte de la franja también parecen ser encarnizados, a pesar de que el jefe del Estado Mayor del ejército israelí afirmó el fin de semana que Israel tenía un “control operativo casi total” sobre Ciudad de Gaza.
Alrededor de una cuarta parte de la población de Gaza pasa hambre, según las últimas estimaciones de la ONU, mientras que solo funcionan nueve de los 36 hospitales del territorio. Los médicos, desbordados por los heridos y sin suministros médicos básicos, afirman que en muchos casos se han visto obligados a amputar miembros que podrían haberse salvado en otras circunstancias.
Aunque desde mediados de diciembre ha aumentado la ayuda que llega a Gaza –unos 200 camiones al día–, las agencias humanitarias afirman que sigue siendo una parte de lo que necesita la población para hacer frente al invierno, y que es difícil distribuir la ayuda debido a los combates. Antes de que estallara el conflicto, cada día entraban en el territorio unos 500 camiones de mercancías y ayuda.
Las líneas de teléfono e Internet parecen bloqueadas este martes por la tarde, y el principal proveedor de telecomunicaciones de Gaza, PalTel, ha anunciado otra “interrupción total del servicio”. Este tipo de cortes son ya frecuentes, especialmente antes de las grandes operaciones terrestres israelíes.
Células de Hamás que utilizan artefactos explosivos improvisados, emboscadas y una extensa red de túneles han infligido importantes bajas a las Fuerzas de Defensa de Israel en los últimos días, elevando a 156 el número total de soldados israelíes muertos.
Una propuesta de alto el fuego presentada por Egipto, mediador clave entre Israel y Hamás, fue rechazada por ambas partes el lunes por la noche. Las conversaciones con mediación de Qatar, que condujeron a un alto el fuego de siete días a finales de noviembre y a la liberación de 100 rehenes a cambio de 240 mujeres y niños palestinos retenidos en cárceles israelíes, también parecen haberse estancado.